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Un salto masivo a Melilla y la hipocresía de la izquierda en elecciones

El “Refugees Welcome” era solo de cara a la galería, porque cuando llega el momento de las elecciones, se olvidan de los inmigrantes por temor a que les resten votos”
Melilla registró el domingo 12 de mayo el salto a la valla más importante de los últimos seis meses cuando un grupo de más cien subsaharianos intentó saltar la triple alambrada y 52 de ellos lo lograron tras sortear a las fuerzas de seguridad, a un lado y otro de la frontera. El resultado de esta acción, en fases violenta, fue el de cuatro guardias civiles heridos y otros tantos inmigrantes lesionados, uno de los cuales fue detenido por atentado a un agente de la autoridad.

La valla de Melilla no sufría un intento de entrada tan numeroso desde el 21 de octubre de 2018, también un domingo, cuando 209 inmigrantes lograron entrar a Melilla, de los cuales uno falleció y otros 55 fueron expulsados posteriormente a Marruecos mediante la aplicación del Acuerdo de Readmisión. Posteriormente ha habido pequeños saltos, como el registrado el pasado miércoles 1 de mayo, cuando accedieran dos personas por la alambrada que separa Melilla de Marruecos de los tres que lo intentaron, ambos varones adultos.

Las muestras de apoyo a los guardias civiles no se hicieron esperar, de forma especial del presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, que expresaba su respaldo a los cuatro agentes heridos y criticaba que para algunos medios nacionales "solo sean noticiables los inmigrantes lesionados”. Del mismo modo, la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, quiso “poner en valor, una vez más, la difícil tarea de la Guardia Civil en su labor de proteger el perímetro fronterizo y la colaboración con Marruecos para afrontar el fenómeno migratorio”. También se pronunciaron en los mismos términos el nuevo diputado nacional por Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu (PP) y el secretario general del PP, Miguel Marín. Por su parte, el presidente nacional del PP, Pablo Casado, afeaba al Ejecutivo de Pedro Sánchez que se alegrara por su “efecto llamada” y no tomara medidas para evitar estas acciones que violentan nuestras fronteras.

La avalancha sobre la valla de Melilla coincidía con la noticia recogida en primera página por el diario ABC en la que denunciaba la hipocresía de los partidos de izquierda en elecciones, subrayando que “los ayuntamientos populistas de izquierda habían alardeado de solidaridad con los inmigrantes, pero a la hora de la vedad los han dejado a su suerte”.

En este sentido, ha indicado que hasta el Gobierno de Pedro Sánchez ha tenido que recurrir a la Iglesia católica para canalizar la acogida de inmigrantes, entre otras razones porque algunos ayuntamientos «del cambio», como el de Madrid y su cínica pancarta de «Welcome refugees», no han cumplido sus compromisos en este asunto. La secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, ha pedido a la organización Escuelas Católicas que ceda inmuebles para dar cobijo a centenares de inmigrantes y refugiados a los que el Estado no puede o no sabe prestar ayuda. Por supuesto, esta organización ha respondido afirmativamente, como siempre hacen todas las instituciones católicas en todas las situaciones por las que atraviesan los inmigrantes.

Y concluye de una manera muy elocuente: “Los progresistas de salón, que con una mano reciben entusiasmados a los inmigrantes rescatados en el mar y con otra siguen aplicando «devoluciones en caliente» en Ceuta y Melilla, deberían apaciguar sus pulsiones laicistas, porque la Iglesia católica es hoy en España una red de solidaridad humana insustituible”.

Se puede decir más alto, pero no más claro: El “Refugees Welcome” era solo de cara a la galería, porque cuando llega el momento de las elecciones, se olvidan de los inmigrantes por temor a que les resten votos.

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