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“Urge una política de Estado decidida que haga corresponsables a todas las autonomías en la situación de los menores extranjeros”

Andrés Conde es director general de Save the Children España desde 2014
(Autor: Guerrero)

Mientras en muchas zonas de España ya no hay niños, en Melilla ocurre todo lo contrario por la alta tasa de natalidad y el fenómeno de los menores. Save the Children trabaja de manera permanente en nuestra ciudad desde 2016.

– ¿Cómo se han desarrollado los campamentos de Save the Children este verano?
– Este es el segundo año que organizamos los campamentos y han participado 180 niños. Una de las razones de mi viaje a Melilla era asistir al cierre del campamento, además de para mantener una reunión con la vicepresidenta de la Ciudad Autónoma, que nos interesaba mucho mantener reuniones al máximo nivel, dado que ha habido un cambio político. Para nosotros, los campamentos de verano son una experiencia magnífica de inclusión de los diferentes colectivos de infancia con los que trabajamos. En los campamentos hemos tenido a niños de la Cañada y Cabrerizas de los programas de refuerzo escolar, y también a niños de los centros de protección y a menores extranjeros que se encuentran en situación de calle. Esa mezcla ha resultado extraordinaria y produce una convivencia muy buena. Los campamentos son para ellos una oportunidad de ocio educativo organizado, seguramente la única que tienen en el verano. Estos campamentos son sus vacaciones y es una oportunidad para trabajar muchas cosas que durante el curso escolar es difícil porque lo académico es lo que prima. Por ello, trabajamos cuestiones de socialización primaria, de convivencia, autoconcepto y autoestima, cosas importantísimas en materia de educación de inteligencia emocional, que para estos chicos son fundamentales.

– Save the Children está presente en Melilla desde 2016. ¿Cuál es su labor en la ciudad?
– Trabajamos completamente enfocados en la infancia por la naturaleza de nuestra misión, y muy específicamente centrados en los colectivos de infancia más vulnerables, los que sufren más privaciones y un mayor riesgo. En Melilla estamos trabajando tanto con niños de barrios especialmente complicados, de entornos socioeconómicos de pobreza severa, y también con menores extranjeros no acompañados, que en Melilla es un colectivo de especial vulnerabilidad. Realizamos cinco programas distintos.
En uno trabajamos con la Policía de asilo en el puesto fronterizo de Beni-Enzar en las entradas de menores por la frontera y, sobre todo, identificamos cuál es la situación de ese menor y si tiene perfiles de especial vulnerabilidad, como posibles víctimas de trata o niños que pueden solicitar protección internacional. También trabajamos con niños que están en los centros de protección, con los que hacemos formación en el aprendizaje del español y hablamos de su proyecto migratorio, intentando eliminar expectativas falsas y dando información precisa sobre su situación administrativa y qué pueden esperar de su situación legal en España. De esta forma, eliminamos muchas cosas que no son reales y que tienen en la cabeza. Esta misma labor la desarrollamos en un tercer ámbito con adolescentes que están en el CETI. También estamos trabajando en educación de calle, con equipos que están trabajando con los menores que se encuentran en situación de calle. Todos los días salen y conocen a esos chicos y trabajan con ellos directamente donde están, que es en la calle, con el objetivo de intentar que regresen a los centros de protección, que es donde deben estar. Les intentamos convencer de que es allí donde mejor pueden estar y sacarlos de la calle, que es el lugar de mayor riesgo para ellos y mayor problema para el conjunto de la ciudad. También trabajamos en cuatro centros escolares el refuerzo educativo tanto de menores extranjeros como de población especialmente vulnerable de origen melillense, que son niños con especiales dificultades para sacarlos adelante sin una atención individualizada. Lo que hacemos ahí es intentar suplir sus déficits educativos e intentar contribuir a conseguir su éxito educativo, que pasen de curso, que aprendan y que tengan herramientas para ello.

– En España se lleva hablando del problema de los menores extranjeros no acompañados desde hace un tiempo y recientemente hubo un debate para el reparto de fondos para que las autonomías atendieran este problema. ¿Se trata solo de dinero, o hace falta algo más?
– Nosotros pensamos que la manera con la que se está abordando la realidad de los menores extranjeros no acompañados no es la correcta y es claramente injusta para con las ciudades y comunidades autónomas que son las fronteras geográficas de nuestro país, y también de Europa. Se está delegando la responsabilidad sobre la solución a estos niños que viajan sin referentes familiares a las comunidades autónomas a las que llegan, y eso es completamente injusto. Produce una concentración que no es conveniente desde una mirada de protección a los niños. Es esencial que pasemos de esta idea de la solidaridad interterritorial, que deja a discreción de las comunidades autónomas si participan o no en la gestión de este fenómeno, a la corresponsabilidad. Esto es una responsabilidad de todos, no es de Melilla, ni de Andalucía ni de Ceuta, debe ser del conjunto del Estado. Y como tal, debe haber una política de Estado de atención a menores extranjeros no acompañados. Nosotros somos muy críticos con la falta de una acción concertada a nivel del Estado español, y creemos que se está cediendo la responsabilidad injustamente a los lugares de llegada. Nos parece que esto va más allá del dinero. Es verdad que una dotación presupuestaria beneficia sobre todo a las ciudades y comunidades autónomas que son fronteras, pero eso es mucho más que dinero, porque hay que hablar de traslados, de una atención más individualizada, de la saturación de los centros y de que eso no es bueno para los niños ni para las sociedades en las que esto ocurre. Es urgente una política de Estado decidida que haga corresponsables a todas las comunidades autónomas en la situación de los menores extranjeros no acompañados y que libere presión sobre lugares como Melilla y Andalucía.

– Comenta que en este viaje ha centrado su atención en los niños que están en situación de calle. ¿Hay ahora menos por el refuerzo de las medidas de seguridad en el puerto?
– Hay menos, pero también porque han bajado un 30% las llegadas a todo el Estado español, incluida Melilla, de las que había hace solo unos meses. Es un número que varía por muchas razones. Si miramos un año atrás, contamos que entre 80 y 100 niños y adolescentes se encuentran en situación de calle, y eso se lo hemos trasladado la vicepresidenta como una primera prioridad. Trabajamos con estos niños directamente en la calle y sabemos que vienen, sin ninguna duda, de una experiencia de violencia en sus hogares de origen muy severa. Son los que están en mayor situación de desprotección, y pensamos que son un número que podríamos manejar. Es verdad que requieren soluciones más individualizadas y un trabajo más intenso, pero creemos que la realidad de 80-100 niños tenemos que ser capaces de cambiarla y que en un plazo de tiempo no haya ningún niño en situación de calle en Melilla. Indudablemente, eso es posible. Donde tienen que estar esos niños es en los centros de protección, el trabajo de Save the Children en la calle es llevarlos y convencerles de que donde deben estar es en los centros de protección, pero nos encontramos realidades en esos niños y adolescentes muy complejas.

– ¿Los equipos de Save the Children en la calle son los mismos que los educadores de calle de la Ciudad Autónoma, o es un trabajo paralelo?
– Son cosas distintas, paralelas. El programa de la Ciudad Autónoma terminó en junio, aunque nosotros continuamos con rutas de mañana y de tarde, de identificación y trabajo con los menores que están en esta situación. Consideramos que es fundamental el trabajo en la calle. Esos 80-100 niños son el 8% de todos los menores extranjeros que hay en Melilla, pero necesitan una atención muy individualizada y específica, y el trabajo con ellos comienza en la calle. El éxito con ellos es sacarlos de ahí y que estén integrados en los centros de protección. Y lo conseguimos. Es algo que se puede lograr, que lleva tiempo y esfuerzo, pero se logra.
En nuestra reunión con la vicepresidenta le hemos trasladado como fundamental crítica el aspecto de la Educación, porque sabemos que es la vía más importante para la inclusión de estos menores. Creemos que hay cosas que hay que hacer para intentar que los menores de 16 años se incorporen lo antes posible a los centros escolares, que se normalice su situación y se empiece a crear oportunidades para ellos. Entendemos las dificultades que hay de infraestructuras educativas en Melilla y las ratios de alumnos por aula, pero le hemos pedido al nuevo Gobierno un esfuerzo importante de inversión en Educación, en infraestructuras, en dotación de profesores, porque la Educación es el camino para la inclusión y generación de oportunidades, también para los niños en pobreza severa y para los menores extranjeros no acompañados.
Como organización, tenemos la máxima disposición de colaborar con todas las autoridades, partidos políticos y organizaciones que pongan la protección de la infancia en el centro de las prioridades. También le hemos pedido al nuevo Gobierno que ponga la protección de la infancia de Melilla en el corazón de sus prioridades. Los problemas de infancia en Melilla son algunos de los más importantes, pero para algunos necesitamos que el Estado español los entienda como propios, porque lo son.

“La saturación de la Purísima es un problema de todos y es de Estado, no de la Ciudad Autónoma”

– Save the Children criticó hace unos meses la situación de saturación en la que se encontraba el centro de acogida de La Purísima. ¿Ha tenido oportunidad de visitarlo en este viaje a Melilla? ¿Cómo está ahora la situación?
– No he ido a la Purísima porque he estado, sobre todo, visitando a los niños que están en situación de calle. Pero trabajamos con los niños que están en esos centros todos los días y sabemos su situación. La capacidad del Fuerte de la Purísima es de 180 plazas y hay 700 niños. Este problema es crónico, llevamos muchos años hablando de esto, pero no responsabilizamos a las autoridades de Melilla, sino a la falta de una corresponsabilidad y una visión de Estado, que debería llevar a una menor saturación de los centros de Melilla. Es esencial que sea el Estado español quien entienda que esto es un problema de todos y es de Estado, no de la Ciudad Autónoma.

“Las experiencias de éxito de otros países pasan por tratamientos más individualizados y en pequeños grupos”

– ¿Ha trasladado alguna petición concreta a la Ciudad Autónoma en su reunión con la vicepresidenta, Gloria Rojas?
– Hemos hablado con ella del problema de una saturación crónica de estos centros, pero también la vicepresidenta entiende que las soluciones no son dedicar más recursos, sino que debe haber una corresponsabilidad. Hay que hablar de traslados a la península, y muy especialmente de traslados de los niños que están en situación más vulnerable, porque en la península existen algunos recursos específicos que pueden resolver mejor sus problemas. Es imprescindible. La Ciudad Autónoma tiene que mirar cómo puede solucionar mejor esta situación de una sobreocupación estructural, pero debe ser, sin ninguna duda, ayudada clarísimamente por otras comunidades autónomas. Tratar con grandes grupos de niños en esta situación nunca es la mejor solución, porque son niños que exigen un trato más individualizado en pequeños grupos. Las experiencias de éxito de otros países pasan por tratamientos más individualizados y en pequeños grupos, y para esto es esencial una corresponsabilidad de todo el Estado.

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Redacción

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