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De la “tormenta perfecta” al tormento insoportable

En la Plataforma de Empresarios de Melilla se creía mayoritariamente que con el nuevo Gobierno local la cosa iba a mejorar. Ya se ha visto el resultado: la cosa va todavía peor, mucho peor y con tendencia a seguir empeorando, mientras continúe este espantoso Gobierno presidido por el diputado número 13, que impuso ser presidente para votar a favor “del cambio”, (de su cambio de honorarios), Eduardo de Castro No es que José Luis Martínez Lázaro (JLML) haya inventado la auto entrevista, el entrevistarse a sí mismo, pero sí es cierto que se ha auto entrevistado muy bien (ver el MELILLA HOY de ayer). Queda, merecidamente, muy favorecido.
Nunca ha quedado claro por qué se puso en marcha, en los tiempos del PP y de Abdelmalik el Barkani en la Delegación del Gobierno, la “reorganización del comercio fronterizo, propuesta y ejecutada por el Gobierno del PP y mantenida e incluso incrementada por el Ejecutivo del PSOE”. JLML tampoco lo aclara. ¿Era, como el título de una de las novelas de Gabriel García Márquez, la Crónica de una muerte anunciada (todos sabían que iban a asesinar a Santiago Nasar, menos el propio Santiago) o, aplicado al caso local, todos sabíamos que el comercio transfronterizo melillense iba a morir asfixiado, excepto el propio comercio?
Posibles respuestas, en forma de preguntas: ¿dónde está el verdadero poder, en manos de los políticos o en las de los burócratas? ¿Qué han hecho los comerciantes melillenses, además de abominar de la política y, simultáneamente, subordinarse a los políticos y a los burócratas?
Pedir a los políticos que “digan la verdad”, como hace JLML, es -aparte de la dificultad de determinar cuál es la verdad- como pedir peras al olmo, un imposible en sí mismo. Como que España negocie con Marruecos, en vez de plegarse a determinados chantajes (por citar un solo ejemplo: lo de la tierra fronteriza de nadie ocupada desde siempre por Marruecos es una vergüenza que no se da en ninguna otra frontera del mundo).
Para cambiar el lamentable nivel político de España en general y de Melilla muy en particular hay que “privatizar” la política, que deje de estar en manos de los burócratas, o sea, hay que participar en ella, en vez de intentar hacerse perdonar… por lo que te han hecho y te siguen haciendo. Presumir de “yo no soy político” se puede comprender dado el estado de la situación política, pero es un suicidio propio y colectivo, como los hechos demuestran con pertinaz insistencia.
Y un corolario final: En la Plataforma de Empresarios de Melilla se creía mayoritariamente que con el nuevo Gobierno local la cosa iba a mejorar. Ya se ha visto el resultado: la cosa va todavía peor, mucho peor y con tendencia a seguir empeorando, mientras continúe este espantoso Gobierno presidido por el diputado número 13, que impuso ser presidente para votar a favor “del cambio”, (de su cambio de honorarios), Eduardo de Castro. Una verdadera “tormenta perfecta”, la descrita por JLML, convertida en tormento insoportable.

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