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Opacidad informativa de Ciudad y Delegación

Está claro que la Delegación del Gobierno y la Ciudad Autónoma han optado por la opacidad informativa, pese a que los partidos políticos que las dirigen (PSOE, CpM y Cs) siempre reivindicaron más transparencia cuando estuvieron en la oposición.
Ambas deberían empezar a pensar en cumplir con el derecho a la información de los ciudadanos en vez de limitarlo buscando artimañas que dificulten cada día más la importantísima labor de la prensa No corren buenos tiempos para la información en Melilla por culpa de unas administraciones públicas, la Delegación del Gobierno y la Ciudad Autónoma, empeñadas en ocultar a la ciudadanía lo que ocurre en la ciudad, especialmente si es algo negativo. Un ejemplo clarísimo que se está dando estos días es con la inmigración irregular y la llegada de pateras, que abundan en esta época, como suele suceder cada verano. Los melillenses han podido conocer las noticias al respecto porque tienen la suerte de que en su ciudad hay buenos periodistas que hacen su trabajo y se enteran de lo que ocurre, no porque la Delegación del Gobierno, motu proprio, lo comunique, como tendría que hacer si, como institución, pretende cumplir con el derecho fundamental a la información que tenemos todos los ciudadanos.
Pero no lo hace, y la propia delegada del Gobierno, Sabrina Moh, lo dejó al descubierto hace tan solo dos días, cuando en una rueda de prensa, al ser preguntada por la llegada de pateras a Chafarinas, minimizó el asunto limitándose a hablar de la última patera, obviando las dos anteriores, que habían sido también muy recientes, y, sobre todo, ocultando a los periodistas que en esos mismos instantes, Salvamento Marítimo y la Guardia Civil se estaban desplazando nuevamente a Chafarinas para recoger a la cuarta patera en ocho días.
Es imposible que la delegada del Gobierno desconociera que esa misma mañana, dos horas antes de que ella se sentara ante los periodistas, habían comunicado desde Chafarinas la presencia de cinco inmigrantes más en las islas. Y pese a ser una noticia importante, de interés nacional, como demuestra la repercusión mediática que tienen todas las que se producen relacionadas con la inmigración irregular, Sabrina Moh y la Delegación del Gobierno en su conjunto callaron.
Únicamente dio una escasísima información una hora y media después de que los inmigrantes fueran trasladados a Melilla en la Salvamar Alcor, y sólo cuando la prensa ya se había enterado y preguntó a la Delegación del Gobierno a través de su Gabinete de Prensa. La respuesta fue básicamente una confirmación en un comunicado de 37 palabras enviado vía WhatsApp, en el que no se daba ni el más mínimo detalle: “Delegación del Gobierno informa que sobre las 9.00h. COMGEMEL ha comunicado de la presencia de 5 hombres en Chafarinas. La Salvamar ha partido en su busca a las 12.30h, con dos agentes de la Guardia Civil, llegando a Melilla a las 15h.”.
Lo mismo había sucedido apenas dos horas antes, con otra patera cuya salida desde la playa de Horcas Coloradas había sido abortada por la Guardia Civil, aunque en este caso se puede entender la falta de detalles para no entorpecer la investigación, que fue la excusa que dio la Delegación del Gobierno en su diminuto comunicado.
La moda de lanzar esas pequeñas píldoras informativas para cumplir el expediente también la está copiando la Ciudad Autónoma, que ayer remitió dos minicomunicados con más fotos que palabras, que ni siquiera respondían a las 6W que toda noticia debe contener (qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué). Y ello se une a una absoluta falta de convocatorias, ya que los responsables públicos de ambas administraciones prefieren no dar la cara para no tener que responder, quizá, a incómodas preguntas de los periodistas.
Está claro, por lo tanto, que la Delegación del Gobierno y la Ciudad Autónoma han optado por la opacidad informativa, pese a que los partidos políticos que las dirigen (PSOE, CpM y Cs) siempre reivindicaron más transparencia cuando estuvieron en la oposición. Y la culpa no es de sus respectivos gabinetes de prensa, ocupados por buenos periodistas, sino de los políticos que los silencian para que funcionen más como una plataforma de marketing que como un gabinete de comunicación.
La Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno deberían empezar a pensar en cumplir con el derecho a la información de los ciudadanos en vez de limitarlo buscando artimañas que dificulten cada día más la importantísima labor de la prensa.

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