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Atril Ciudadano

Yo conocía a los hermanos Gómez Galindo

La colaboradora de MELILLA HOY, Isabel María Migallón, en su artículo del pasado lunes, día 19 y que titula “Hermanos Gómez Galindo: Una tragedia más de la Guerra Civil”, me trajo a la memoria quienes eran los componentes de aquella familia, sobre todo a Carmencita, por ser la que más conocíamos los niños que jugueteábamos casi a diario a las puertas de su casa la Núm, 9 de la calle calle Martín Cermeño. Una chica simpática y muy amable para rogarnos que no molestáramos tanto a cierta hora de la tarde o cuando teníamos alguna gresca entre aquel numeroso grupo de chaveas que andábamos por los 7, 8 o 9 años, mi edad.
Nosotros, mis padres, mis hermanos (Rafael, Eusebio y Augusto) y yo vivíamos en Explorador Badía, 29, es decir, a sólo unos cien metros de la casa de la familia Gómez Galindo. – Era entonces todo aquello un barrio de muy buena vecindad. Aquella que se unía casi en su totalidad para celebrar las Navidades, cuando las Cruces de Mayo, en las hogueras de San Juan y, en verano, llenar las aceras de todas las calles por el asentamiento de los vecinos, allí al fresquito hasta altas horas de la madrugada porque, de aire acondicionado, nada de nada y en poquitas casas un ventilador.

Llegaron, los tristes días de la siempre lamentable Guerra Civil y vino para la familia Gómez Galindo la más cruel desgracia y de la que da cuenta en su artículo Isabel María Migallón. El fusilamiento de los hermanos, tres nada menos, Gómez Galindo y todo, como ocurrió igualmente en la zona republicana por no pensar, políticamente hablando, de la misma manera de unos con otros.

De lo ocurrido a los repetidos hermanos nos informaron después poco a poco nuestros padres, pero les puedo asegurar que, pese a mi corta edad, aquel vecindario se volvió triste, muy dolorido por aquellas muertes injustas, tal vez por represalias o porque no pensaran igual que los del otro bando.- Hasta los niños nos volvimos taciturnos, comentando entre nosotros el porqué de aquello, hasta dejamos de ir a jugar cerca de la casa de Carmencita, supongo para no molestar a quienes allí quedaron recordando a sus seres queridos.- ¡Yo, fíjense, a mis noventa y un años, todavía no me he olvidado de aquella tragedia!.

Gracias Isabel María Migallón por tu bien confeccionado artículo que, como digo en un principio, me ha traído a la memoria la tragedia que sufrió aquella familia y todo el vecindario de la barriada. – Descansen en paz los hermanos Manuel Francisco, José y Carmencita Gómez Galindo.

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