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Un verano perdido

Para Melilla ha sido un verano perdido. No se ha adoptado ni una sola importante decisión que saque a Melilla de la UVI en la que su nuevo presidente, Eduardo De Castro, decía que estaba la ciudad. Esa urgencia que PSOE y Cs han alegado de forma recurrente en los últimos meses para desalojar al PP del poder contrasta con la lentitud que se aprecia en la gestión del nuevo Gobierno, que ha priorizado las condiciones laborales de sus miembros y el irse de vacaciones en lugar de tomar la iniciativa en cuestiones vitales como la economía, el empleo, la frontera, etc Como ya avanzaba ayer MELILLA HOY, todo parece indicar que el recurso electoral contra la proclamación de Eduardo De Castro, en el que el PP tenía depositadas sus esperanzas, caerá en saco roto también en el Tribunal Constitucional, después de haberlo hecho previamente en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Aunque el fallo no se ha escrito aún, todo apunta a que el Constitucional también entiende que el recurso fue presentado fuera de plazo y, por lo tanto, no ha lugar a que se tenga en cuenta y se entre en el fondo de la cuestión, es decir, si Eduardo De Castro tendría que estar sentado o no en el sillón que ocupa desde hace dos meses y medio, el de la primera autoridad local como presidente de la Ciudad Autónoma, por no haberse postulado para ello, como se desprende de la grabación y la transcripción oficiales de la sesión constitutiva de la Asamblea. La Fiscalía del TSJA así lo corroboró, aunque como hizo posteriormente el TSJA, y previsiblemente también hará el TC, se inclinó por la inadmisión del recurso por haber sido presentado fuera de plazo, por mucho que el PP considere que el plazo debe empezar a contar desde la publicación de la sanción real y no desde que se produjeron los hechos en la constitución de la Asamblea.
Una vez que se despeje esta incógnita de manera formal con el fallo escrito en la mano, y habida cuenta que ha transcurrido ya prácticamente un trimestre desde que Melilla tiene un nuevo presidente, a unos y a otros, Gobierno y oposición, les toca centrarse en la realidad, y es que hay demasiados asuntos urgentes sobre la mesa en los que trabajar y que están a la espera de ser abordados.
La realidad es que, hasta ahora, el cambio se ha notado poco en Melilla. Ha habido un cambio de rostros, pero no de políticas, a la vista de los hechos, ya que quienes hoy gobiernan hacen lo mismo que criticaban en la oposición, véase reparto de cargos y de generosos sueldos, lazos familiares en las contrataciones, etc. Pero al margen de eso, no se ha adoptado ni una sola importante decisión que saque a Melilla de la UVI en la que su nuevo presidente, Eduardo De Castro, decía que estaba la ciudad. Esa urgencia que PSOE y Cs han alegado de forma recurrente en los últimos meses para desalojar al PP del poder contrasta con la lentitud que se aprecia en la gestión del nuevo Gobierno, que ha priorizado las condiciones laborales de sus miembros y el irse de vacaciones en lugar de tomar la iniciativa en cuestiones vitales como la economía, el empleo, la frontera, etc. Algunos de sus miembros, casi dos meses después de ser nombrados, aún no tienen, siquiera, las competencias asignadas.
Para Melilla ha sido un verano perdido, en el que el tejido empresarial sigue agonizando. No se está pidiendo al Gobierno que haga milagros, o que en dos meses lleve a cabo lo que el anterior no hizo en varios años, pero sí es necesario que esos cambios que prometían, y sobre los que muchos ciudadanos les votaron, empiecen a vislumbrarse en la gestión de la Ciudad Autónoma. Porque como el Gobierno siga con esta pachorra a la hora de gestionar, el paciente que tienen en la UVI, Melilla, terminará muriendo mientras el tripartito sigue disfrutando de sus privilegios.

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