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Pavor a las urnas

Dice De Castro que no quiere repetir como candidato al Senado porque tiene mucho trabajo como presidente de la Ciudad Autónoma. Una excusa con la que él solo, sin ayuda de nadie, puso en evidencia que tiene menos capacidad de trabajo que su antecesor, Juan José Imbroda, que ha sabido compaginar durante 19 años las dos altas responsabilidades de senador y presidente de Melilla teniendo más edad que él Dice Eduardo De Castro que no tiene ganas de elecciones. Normal que no las tenga, porque será el primer examen de verdad al que se someterá su partido después de todos los episodios que ha protagonizado desde las elecciones del 26 de mayo, ninguno bueno, y que los melillenses, que son los llamados a las urnas, recuerdan bien. El descalabro de los naranjas el 10 de noviembre está prácticamente garantizado en Melilla y lo único que le salvaría, paradójicamente, es la opción que ayer desechó de forma tajante, como es la de España Suma con una opción fuerte como el PP de Melilla, que fue el ganador sin discusión el pasado 28 de abril tras lograr los tres escaños en un mapa electoral donde el PP bajó de forma descomunal en toda España.
Llama poderosamente la atención cómo Eduardo De Castro dio por seguro que aquí no habrá España Suma con el PP local cuando, teóricamente, esa decisión corresponde a los responsables nacionales de su partido. Quizá De Castro, con el boato presidencial, haya despegado ya los pies de la tierra y no es consciente de la realidad. O a lo mejor ni siquiera ha esperado a que se produzca dicha decisión de quienes mandan en su partido a nivel nacional porque después de saltarse a la torera el acuerdo que éstos habían adoptado tras las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo, él hizo lo que quiso y no lo que le correspondía, que era dejar que gobernara la lista más votada.
Es probable que en esta carrera hacia las elecciones del 10 de noviembre empecemos a ver las decisiones que Cs nacional debería haber adoptado antes en su delegación territorial en Melilla tras lo sucedido el 15 de junio. Alguna deberá tomar, para bien o para mal, a la hora de elegir a sus candidatos, salvo que decida no presentarse aquí tras los pobres resultados que ha obtenido, con cada vez menos votos elección tras elección.
Ello, a pesar de que Cs, en las generales del 28 de abril, obtuvo el mejor resultado de su historia, situándose como tercera fuerza política del país, un auge que en Melilla no ha visto correspondido aunque ponga como candidato a su líder que es, teóricamente, el mejor político o, por lo menos, el más conocido y carismático. De Castro solo saca el supuesto carisma que tiene cuando su fotógrafo oficial le enfoca para sacar su mejor sonrisa en las redes sociales y los medios de comunicación.
Quizá lo que le pasa a De Castro, en realidad, es que no quiere someterse a las urnas porque les tiene pavor. No quiere ni por asomo, ahora que es presidente casi por carambola, sumar a su colección una decepción electoral más para Cs en Melilla de tantas que lleva, casi siempre con él como candidato.
Dice De Castro que no quiere repetir como candidato al Senado porque tiene mucho trabajo como presidente de la Ciudad Autónoma. Una excusa con la que él solo, sin ayuda de nadie, puso en evidencia que tiene menos capacidad de trabajo que su antecesor, Juan José Imbroda, que ha sabido compaginar durante 19 años las dos altas responsabilidades de senador y presidente de Melilla teniendo más edad que él, un aspecto que De Castro se encarga de sacar siempre para instarle a que se retire para descansar, como nuevamente hizo ayer. Con su pobre carrera política, quizá quien se tenga que retirar sea él para que quienes descansen sean los melillenses.

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