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Ventana sindical

25-N: aún queda mucho por hacer

“¡Me quiere! Me lo repite constantemente y sé que es verdad porque yo siento lo mismo. Mis amigos y mi familia dicen que no es cierto. ¡Qué sabrán ellos! Ya sé que me registra el móvil y que se enfada si veo a las personas a las que quiero pero eso es porque necesita que estemos siempre juntos. ¿Hay mayor prueba de amor que desear pasar todo el tiempo con otra persona?” Estas palabras las repiten constantemente muchas mujeres cuando otras personas quieren que comprendan que su situación está lejos de ser normal, que eso no es amor, es posesión y control. Parece que no sirven de nada las charlas en los colegios, las noticias de los medios de comunicación, las campañas públicas o privadas sobre la violencia contra las mujeres.
2018 fue el año con menos víctimas contra la violencia desde hace quince años, cuarenta y siete mujeres asesinadas, muchas de ellas a manos de quienes dicen amarlas tanto. Pero en 2019 ya llevamos cincuenta y una muertes. Varias de estas víctimas fueron agredidas ante sus hijos. A veces hasta estos fueron asesinados por sus padres o por las parejas de sus madres para vengarse de ellas. Las denuncias por malos tratos superan el medio millón. ¿Y qué decir de las violaciones en “manada”? Parece que se han convertido en el colofón de una noche de juerga. Las estadísticas indican que los jóvenes son cada vez más machistas…
¿Qué podemos hacer ante este cúmulo de aberraciones que nos avergüenza como sociedad? Lo primero, no renunciar a que se puede conseguir una sociedad justa e igualitaria para todos. Lo segundo, recalcar que ni las víctimas ni las mujeres en general están solas. Cuentan con el apoyo de todas las demás mujeres y de la mayoría de los hombres que nos apoyan sin dudas en estas reivindicaciones que nos llevan hacia un mundo mucho mejor para todos. Y lo tercero seguir con una labor pedagógica constante, aprovechando todos los recursos posibles y todos los medios necesarios. Desde los centros educativos, nuestra labor como docentes consiste, también, en enseñarles a nuestros alumnos que somos iguales, que tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones; mostrarles que es una lucha de toda la sociedad y que a todos nos beneficia; hacerles comprender que no hay una sociedad que avance si sus mujeres no son libres y no están seguras ni en su casa ni fuera de ellas.

Es verdad que hemos conseguido muchos objetivos pero aún nos quedan otros muchos por alcanzar y, desde luego, erradicar este feminicidio y esta violencia contra las mujeres debe ser uno de los prioritarios. Por eso seguimos en las calles en días como éste.

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