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La obra no tiene autoría ya que se encontró en un pésimo estado de conservación en el almacén de San Juan

El cuadro restaurado de Isabel II se convierte en la pieza del mes del Museo Ibáñez

La restauradora Vanesa Martínez y la consejera Elena Fernández con el cuadro de Isabel II

El cuadro de Isabel II restaurado por Vanesa Martínez se convierte en la pieza del mes del Museo Ibáñez después de encontrarse en un pésimo estado de conservación en el almacén de San Juan en Melilla La Vieja. En cuanto a la obra, no se ha podido determinar a qué autor pertenece ya que no se observa en ella ningún tipo de firma ni grafismo. Las personas interesadas en observar el cuadro pueden hacerlo durante todo el año en el salón de actos de la Consejería de Cultura y Festejos, en la Cámara de Comercio de Melilla. La consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, presentó ayer la primera pieza del mes del año 2020 del cuadro restaurado de Isabel II, del que no se tiene ninguna documentación, ni trayectoria, ni autoría. Apuntó, que, por el estilo pictórico de la pintura, seguramente pertenecería a la Escuela de Federico Madrazo, de la segunda mitad del siglo XIX.

Fernández resaltó que se encontró en un estado de conversación pésimo, con un siete en la parte superior del cuadro, y restaurarlo ha sido una “verdadera labor de artesanía”.

La restauradora del Museo, Vanesa Martínez, explicó que, fue un encargo del año 2011, que tardó casi un año en realizar, y se ha decidido exponer en la pieza del mes por decisión del equipo del Museo. Destacó que se encontró en el almacén de San Juan de Melilla La Vieja en muy mal estado, y pensaban tirarlo porque tenía un siete que tapaba casi todo el cuadro, proliferación de hongos y el marco estaba completamente partido en cuatro partes.

En cuanto al proceso de restauración, comentó que ha sido muy laboriosa y minuciosa, primero se empezó con el reverso y su limpieza, quitarle los parches que tenía, aparte del siete y como la tela estaba en muy malas condiciones, se puso una tela encima de la tela original para proteger la pintura.

Después, detalló que, se quitó el papel y comenzó el proceso de restauración de la policromía de la pintura. Se hizo un estudio de que tipo disolvente utilizar para eliminar el barniz, y una vez elegido, se limpió, y se vio que había una pérdida de pintura en la parte inferior.

La restauradora indicó que se estucó, se hizo un cromatismo con los pigmentos a través de rayas, y se barnizó. Para terminar, se restauró el marco que tuvo que ensamblar todas las partes, se le puso una capa de estuco, y se doró con laminas de oro de 22 quilates.

Martínez señaló que durante este mes se podrá ver en el Museo Ibáñez, pero después volverá al salón de actos de la Consejería de Cultura, en la Cámara de Comercio.

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Lorena Japon

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