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Los comercios mantienen el cierre en la fase cero mientras la hostelería habla de esperar a la fase dos

La mayoría de los comercios reabrirá en la fase uno

Según Enrique Alcoba, presidente de ACOME, en esta fase 0 del plan de desescalada “muy pocos comercios” melillenses decidieron ayer abrir sus puertas. Lo de atender con cita previa es posible en determinados establecimientos, en especial de hostelería o de belleza, pero no así en locales de ropa o calzado. Por este motivo señala que los comercios no abrirán hasta la fase uno. Chakib Mohamed, presidente de la Asociación de Hostelería, apuesta por esperar a la fase dos porque en estos momentos no es operativo y solo les supondrá acumular pérdidas. El arranque de la fase 0 del plan de desescalada aprobado por el Gobierno apenas si tuvo incidencia ayer en Melilla, que siguió siendo una ciudad dormida y protegida tras mascarillas y guantes. En esta fase pueden abrir peluquerías, ferreterías, dentistas, ópticas, centros de fisioterapia o floristerías, pero atendiendo a los clientes con cita previa y de forma individualizada. También se permite a restaurantes y cafeterías abrir con encargos para recoger, mientras que siguen los establecimientos de reparto de comida a domicilio como desde el inicio de la pandemia.

En la práctica, las peluquerías y barberías fueron las que concitaron ayer el mayor volumen de clientes. Permanecieron cerrados zapaterías y establecimientos de moda. Los bares y restaurante, con alguna excepción, prefirieron seguir con la persiana bajada porque no les resulta rentable abrir en estas condiciones que les suponen más gastos que ingresos.

No es operativo
Según destacó Enrique Alcoba, presidente de ACOME (Asociación de Comerciantes de Melilla), en esta fase 0 del plan de desescalada “muy pocos comercios” melillenses decidieron ayer abrir sus puertas, cumpliendo además con las restricciones establecidas. Lo de atender con cita previa es posible en determinados establecimientos, en especial de hostelería o de belleza, pero no así en locales de ropa o calzado. Por este motivo se muestra convencido Alcoba que será a partir del 11 de mayo, a partir de la fase uno, cuando se levanten nuevas restricciones cuando la mayoría de los comercios se decidan a abrir. Lamenta el presidente de ACOME que los asesores y técnicos que realizan sus recomendaciones al Gobierno “no tienen ni idea de lo que es una empresa, porque muchas de las cosas que proponen son inviables, como el que los hoteles puedan abrir, pero no la piscina ni los bares, o poner un aforo del 30% en las terrazas, porque no son realistas”.

No descarta que a partir de la fase uno, en especial en la tres, es cuando esa apertura de negocios se generalice, pero entre tanto, “con tantas limitaciones es complicado en cualquier sector”, como por ejemplo en hostelería porque “no les resultará rentable adquirir mercancías y abrir la cocina con lo que requiere de personal, a la espera de que algún cliente haga algún pedido para llevar, porque no es rentable, y por eso entiendo que bares y restaurantes seguirán cerrados”, no así las pizzerías que llevan desde el inicio de la campaña con el servicio a domicilio.

El resto de comercios de la ciudad seguirán en esta misma tónica de seguir con la persiana bajada, porque “no vas a abrir sin asegurar un mínimo de clientela mientras los gastos de alquiler, luz y personal siguen sumándose, y ciertamente, no trabajamos para tener pérdidas, sino para sacar recursos con los que mantener tu empresa y a tus trabajadores”, dejó patente.

Plan de ayudas
Manifiesta el presidente de ACOME que para reactivar la economía local y que los comercios puedan volver a abrir sin miedo al cierre definitivo, es que se articulen las ayudas anunciadas tanto por el Gobierno central como por la Ciudad Autónoma. Indica que se mantienen contactos con la consejera de Hacienda, Dunia Almansouri, a la que han traslado varias propuestas, que también les ha señalado que se está elaborado un plan de actuaciones. Entiende que se deben tener en cuenta por parte de las autoridades las propuestas que ha realizado el PP y que entiende son “más ambiciosas porque prevén una inversión de 30 millones de euros”. Indica Alcoba que cualquier ayuda que venga de la administración central, la local e incluso europea, debe de “ampliarse porque son muchas las carencias a cubrir”.

En cualquier caso, defiende que deben activarse tres vías de ayudas concretas, al margen de las exenciones o deducciones de tasas. La primera debe ir encaminada a sufragar los gastos de alquiler. La segunda, una ayuda a la empresa para reactivar la actividad, porque “tras dos meses de inacción, sin ingresos y con solo gastos, mantenerse es muy difícil, con el temor que hay además entre los clientes potenciales a salir para no contagiarse y el cierre de la frontera que nos ha dejado sin el cliente marroquí”. La tercera vía sería ayudas en función del número de trabajadores, porque “a más empleados, más gastos que asumir, y no es lo mismo una empresa con una sola persona, a la que tenga diez o más”.

Afirma que, para reactivar la economía, evitar que las empresas cierren y que más melillenses vayan al paro, “se necesitan recursos”, por eso confía en que entre las fuerzas políticas haya “altura de miras” y promuevan y respalden las medidas que hagan posible estas ayudas encaminadas a recuperar parte la normalidad. Lamenta que Ceuta lleve ya “un mes de adelanto” a este plan de actuaciones porque en Melilla, al ritmo actual, no se descarta que las ayudas comiencen a llegar para septiembre. Lo que debe quedar claro es que “cuanto más tarde lleguen estos alicientes, más difícil será que las empresas se mantengan, por eso hay que pensar en el futuro de Melilla y olvidarse de los colores de cada partido”. “Debemos trabajar por un fin común que es Melilla o esto será un desastre”, apostilla.

Hostelería
Por su parte Chakib Mohamed, presidente de la Asociación de Hostelería de Melilla, reconoció a este Diario que, salvo el Cinema, la práctica totalidad de los bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad decidieron ayer no abrir sus puertas en esta fase cero, porque las medidas que conlleva esta apertura reportan más complicaciones que operatividad y más gastos que ingresos. Las limitaciones de aforo y de horas de funcionamiento, dedicarse solo al encargo para casa, no compensa abrir las cocinas y adquirir mercancías sin saber si se van a vender.
“No puedes estar abierto todo el día por si un cliente quiere pedirte a las doce de la mañana un plato para llevar, porque no es operativo ni tiene lógica tampoco las limitaciones de espacios en las terrazas, porque un treinta por ciento solo traer complicaciones, incluso con un cincuenta por ciento”, aunque será en esa fase cuanto la mayoría podría plantearse abrir.

Propone Mohamed algunas ideas a la Ciudad Autónoma para incentivar la hostelería atendiendo a las especiales circunstancias que se presentan en esta desescalada, porque “estamos hablando de una ciudad aislada ahora mismo por tierra, mar y aire, con un bajo número de contagios y sin potenciales clientes de Marruecos, por lo que podemos apostar por los clientes melillenses e, inclusive, vender la imagen turística de Melilla como la ciudad de la hostelería segura”.

Entre sus sugerencias se encuentra ampliar las terrazas de bares y restaurantes, convirtiendo en peatonales nuevas calles de la ciudad, con lo que se asegura que no habrá peligros con el tráfico. De esta forma se podrían reforzar las medidas de seguridad. También considera fundamental que los melillenses apuesten por su hostelería, que respalden a sus bares y restaurantes, porque así se genera riqueza que se queda en la ciudad.

Reitera que esa reapertura se producirá, apurando, hasta la segunda fase y no antes, a no ser que se modifiquen las condiciones actuales. “En esta la fase cero no abriremos, y dudo que incluso en la fase uno, porque además estamos en Ramadán y no hay muchos clientes potenciales, por lo que se esperará incluso a la fase dos”, señala. Entre tanto, reconoce que la crisis se está cebando en el sector, por las empresas que temen echar el cierre definitivo y a los ERTES que se desconoce si también incluye a los trabajadores transfronterizos.

Las mamparas
Duda que haya establecimientos que se decidan por implantar mamparas en las mesas porque lo considera un gasto innecesario que no es efectivo, porque el acercamiento al cliente se produce en el momento de servir y cobrar, y porque no se puede impedir al cliente que pueda moverse de su sitio porque “esto no es una cárcel, sino un lugar de ocio, y la gente sale para pasárselo bien y no para estar coartado”.

Señala que las mamparas pueden funcionar en otros países como en China “donde la gente sale incluso sola a comer, pero nosotros salimos para socializar y las mamparas no tienen sentido, ni tampoco es aplicable en Melilla, por ejemplo, las medidas que se aprueben en Madrid porque cada ciudad es un mundo con su idiosincrasia particular”, apostilla.

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J.A.M

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