La plaza de las Culturas acogió ayer la concentración convocada por la Ciudad Autónoma para guardar un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del covid-19, en un acto arropado por representantes de la administración local y central y de las distintas confesiones religiosas de la ciudad, dejando patente que Melilla “no es crispación, sino la ciudad de la diversidad y la multiculturalidad”. Tras el minuto de silencio, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, dejó patente que, con este acto, arropado por el Gobierno local, la oposición, la Delegación del Gobierno y las distintas confesiones buscaba el reconocimiento de todos aquellos que “se han quedado en el camino”. “Ha sido un duro camino el recorrido, que ha durado más de tres meses, y los resultados al final están siendo positivos por las decisiones que se han ido tomando, pero era necesario organizar este año porque no podemos olvidarnos de los que se han quedado en el camino”, dijo.
Entidades religiosas
Por su parte el consejero de Políticas Sociales, Mohamed Mohamed Mohand, afirmó que han sido “semanas muy complicadas tanto para los que estábamos en lado gestionando la pandemia, como paras las familias que han estado confinadas, pero especialmente duras para todos los que nos han dejado, más de 27.000 mil personas en todo el país, y dos melillenses, por culpa del coronavirus”. Con este acto se busca recordarles, homenajeándoles “en este lugar simbólico de la plaza de las Culturas, que es representativa de lo que es Melilla”.
El vicario Eduardo Resa señaló que es necesario no olvidar lo ocurrido en este tiempo para que “vivamos con mayor sentido”. Considera que estos meses de pérdidas, de confinamiento sin poder estar con nuestros seres queridos, “nos tienen que ayudar a valorar siempre lo mejor, lo esencial, y no volcarnos en cosas que sabemos que no tienen ningún sentido”. Afirma que ha sido doloroso oficiar entierros en los que, por las restricciones, muchas personas “han muerto solas” y sus familias no han podido acompañarlos en ese último momento. Por eso anunció que el día 26 de junio se oficiará en el Sagrado Corazón un funeral pensando en las víctimas del covid-19 y en todos aquellos que “no han podido ser despedidos como merecen”.
Jaime Azancot, presidente de la Comunidad Israelita de Melilla, indicó que en estos tres meses no se ha podido visitar los templos, pero los creyentes han elevado sus oraciones desde sus hogares pidiendo la protección del Altísimo que quiere que la humanidad saque una enseñanza de lo que es realmente importante.
Ramesh Ramchand, de la Comunidad Hindú, manifestó que es preciso seguir adelante, no rendirse, “no bajar los brazos, sino seguir adelante, pidiendo a Dios que pronto podamos volver a la normalidad, y aunque los templos estén cerrados, sigamos orando desde nuestros hogares y sigamos luchando”.
José Heredia, en representación de la comunidad gitana, indicó que estos meses de confinamiento les han recordado las vicisitudes que el pueblo gitano ha sufrido a lo largo de la historia. Pero también “nos ha servido para hacer presente esos valores tan presentes en nuestra cultura como es la hermandad y el valora los principios familiares, dándole realmente una prioridad a lo que es lo importancia, como es estar con los nuestros”. Su deseo, que pronto todos los melillenses “volvamos a la normalidad y que valoremos realmente lo que tenemos”.
El broche lo puso el consejero Mohamed Mohamed Mohand, que aseguró que este acto ha servido para dar una “imagen fiel y real de la ciudad de Melilla, que no es crispación, no es batalla, no es pelea, sino que es unidad en sus creencias, diversidad y multiculturalidad, que Melilla es la de la meda luna, la de la estrella de David y de la cruz cristiana”.
