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Historia

Emocionario Militar: Los heroicos Alféreces del Tercio Manuel Ojeda Gamón y Agustín Agudo López (y IV)

En este año de 2020 se cumple el centenario de la creación del Tercio de Extranjeros motivo por el cual este y siguientes trabajos serán conmemorando a los heroicos legionarios que dieron su vida por la Patria. sHechos de Armas que dieron prestigio y renombre al Tercio de Extranjeros, hoy denominado La Legión.

…El heroico alférez del Tercio AGUSTÍN AGUDO LÓPEZ
Alférez de Infantería del Tercio de Extranjeros. Nació en Guadalajara el 9 de octubre de 1898. Soltero; hijo de José Agudo Pintado (coronel de la Guardia Civil) y de Teresa López Corral.

Ingresa en la Academia de Infantería el 11 de julio de 1918; Diario Oficial nº 149.

Al terminar sus estudios, el 30 de julio de 1920, fue destinado al Regimiento de Infantería Luchana, nº 28; Diario Oficial nº 167.

El 28 de septiembre de 1921 pasa destinado al Tercio de Extranjeros; Diario Oficial 217.

Fallece el 2 de noviembre de 1921 por herida de arma de fuego en el combate de la toma de la Esponja, cerca de Taxuda.

Fue enterrado en el Panteón de Héroes de las Campañas, fila 1, nicho 6 Los sepelios de todos ellos, que fueron presididos por el comandante General, ayudantes del Alto Comisario; Gobernador Militar, General Correa, jefes de las unidades, parientes y compañeros, tuvieron ese sello peculiar que se imprime a los que mueren por la Patria.

La Bandera nacional, bajo cuyos pliegues lucharon, cumpliendo sacrosanto juramento, envolvía los sagrados restos, conducidos en brazos de los compañeros, hasta la tumba, que iluminaba la luz misteriosa de una nueva vida… La eterna vida de los héroes que entran vencedores en la inmortalidad.

“El Telegrama del Rif” de fecha 20 de marzo de 1927 insertaba el siguiente artículo, firmado por J. Martínez Abad…
“LA CORTA VIDA MILITAR DE LOS ALFÉRECES OJEDA Y AGUDO. HEROISMO Y SACRIFICIO”.
“Mañana día 21, serán exhumados, para su traslado al panteón de Héroes, los restos de los alféreces de Infantería, Agudo y Ojeda, muertos en acción de guerra, prestando servicio en la Legión, el año 1922.

Esta noticia periodística, escueta, seca, casi ruda por lo sintética, trae a nuestra memoria un recuerdo que hace reverdecer el tronco de la vida a impulsos de la savia pujante que le dieron, con sus actos, dos corazones jóvenes, firmes, que latían a un solo deseo: el ideal. Esta bella flor de corola de oro -que dijo Gautier- brotó con el brío ardoroso necesario para surgir rápida a la vida con todo su realismo -goces y dolores- prendiendo en dos pechos jóvenes, henchidos de entusiasmo, libres de prejuicios, en donde la Patria tenía un trono, por soberano un soldado, y por cetro y corona el valor de la fé.

Inconfundiblemente unidos en la tierra e inexorablemente juntos en la gloria, los alféreces Ojeda y Agudo murieron cuando España traía a Marruecos con el estandarte de la civilización y del progreso, el unánime y fervoroso anhelo de recoger la sangre dispersa de los que ofrendaron su vida ante la avalancha de las hordas frenéticas.

Agudo y Ojeda venían de Toledo, fundidas sus almas en el crisol del Alcázar toledano, y sus nobles corazones templados como el acero inimitable de sus tizonas. Venían a alcanzar la gloria, sin pensar en morir. Morir con gesto gallardo, es vivir en la historia venidera y ésta sólo resucita los nombres de los héroes. Así llegaron, sin saber de la vida más que lo que nos muestra los lienzos murales, de los museos. La vida plasmada en ellos por un mágico pincel, dice tan solo del sufrimiento, un matiz, del goce, una faceta. Vinieron los camaradas con un solo pensamiento: Marruecos, que es España.

Agudo se incorporó a la Legión, este Cuerpo romántico en que desposarse con la muerte es el supremo ideal de sus soldados. Llegó el momento del combate y Agudo, con valor extraordinario, murió con una arenga en los labios y un postrer pensamiento en utal que le conmocionara y, al despertar raciocinando claramente, hubiera tenido para su amigo una oración y un recuerdo. Pero Ojeda no era un militar sólo; era un soldado, y, como tal, había nacido para morir al beso frío de una bala. Pidió el puesto de Agudo, la misma compañía y, al salir, como él, al combate, murió para unirse en la gloria con el alma de Agudo.

Este hecho, al recordarlo, sin vestirlo con las bellas galas de la literatura, pone en nuestros ojos una lágrima, en nuestro corazón un sentimiento y en nuestro cerebro una idea y un deseo: vivir para saber de estas gallardías que esmaltan la historia de España, de luces claras, vivísimas, rutilantes, con un ejemplo de sacrificio tan elocuente y tan firme como el de los alféreces Agudo y Ojeda, cuyo traslado al panteón de Héroes es signo evidente de lo alto en que pusieron el nombre de la Patria, de la Infantería y de la gloriosa Legión.”
Al día siguiente el mismo periódico insertaba el siguiente artículo:

“LOS RESTOS DE LOS HEROICOS ALFÉRECES AGUDO Y OJEDA”
“Ayer a las cuatro y media de la tarde se verificó el acto de exhumar los restos de los alféreces de Infantería, don Agustín Agudo y don Manuel Ojeda, muertos durante el periodo de reconquista, prestando servicio en la Legión, siendo trasladados al panteón de Héroes. Al fúnebre acto asistieron el teniente coronel del Tercio, Rada; teniente coronel de la Benemérita Escobedo, comandante médico Jurado, otros jefes y oficiales y una sección del Tercio. Los restos fueron colocados en un cofre de zinc. El capellán señor Ontiveros rezó un responso. Luego el teniente coronel Rada, dirigiéndose a los legionarios, pronunció las siguientes sentidas palabras:
“Señores jefes y oficiales, caballeros legionarios: Estamos presenciando el traslado al panteón de Héroes, de los restos de los heroicos alféreces Agudo y Ojeda, cuyos nombres gloriosos tanto suponen para la Legión. Que a todos los que vestimos este honroso uniforme, nos sirva de ejemplo lo hecho por estos bizarros oficiales. ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!”
Después se procedió a la inhumación en el panteón, colocándose en el nicho una lapida con el retrato y nombre de los alféreces. Hecho esto, la sección del Tercio desfiló brillantemente”.

A continuación insertamos la Portada y siguientes páginas de la partitura dedicada al Alférez Ojeda del Tercio de Extranjeros (In Memoriam) titulado “Gloria al Héroe”. “Nocturno-Fantasía” para piano de Arturo Terol, así como la dedicada a su hermanita, Carmita Ojeda.
Bibliografía

El Telegrama del Rif
Un siglo de España. Tomo I
50 años de la Legión
Historia de las Campañas de Marruecos del Servicio Histórico Militar
Archivo municipal del cementerio de la Purísima Concepción de Melilla
Archivo del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión
I Centenario Panteón de Héroes. Isabel María Migallón Aguilar y Eduardo Sar Quintas

José Antonio Cano, con la inestimable colaboración de Eduardo Sar Quinta De la Asociación de Estudios Melillenses

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