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Imbroda señala que en la búsqueda de soluciones a los problemas fronterizos es preciso conjugar seguridad y futuro

Juan José Imbroda, presidente del PP y de la Ciudad Autónoma

El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, manifestó ayer que a la hora de buscar soluciones al problema fronterizo es preciso conjugar intereses como la seguridad, "que Melilla no se llene de magrebíes adultos y menores" con la presión migratoria, y la articulación de medidas que posibiliten el funcionamiento del comercio atípico pero también la llegada de personas que vengan a consumir. Imbroda considera que el colapso actual en la frontera se debe a la necesidad de dar salida al cada vez mayor volumen de mercancías que llegan a la ciudad y a la colaboración o falta de la misma, de la policía marroquí para agilizar el paso. Juan José Imbroda afirmó ayer que los datos demuestran que no es cierto que haya bajado el movimiento de mercancías en el puerto de la ciudad.

Mercancías
De hecho presentó una gráfica de la Autoridad Portuaria que señala que en los últimos ocho años el volumen de mercancías que ha llegado a la ciudad ha crecido en torno a un 40%, pasando de 769.000 toneladas en 2008 a 1,1 millones de toneladas en 2016. La tendencia en 2017 sigue siendo al alza.

Apuntó el presidente de la Ciudad que por este motivo la recaudación del IPSI de importación ha crecido entre un 5 y un 7 por ciento, así como el volumen de ventas a Marruecos, elevándose hasta los 800 millones de euros al año. Precisamente el paso de esta mercancía hacia el país vecino y la colaboración o falta de la misma por parte de la policía y autoridades del país vecino en estas operaciones, provocan el actual "cuello de botella" que ahoga los puestos fronterizos y provocan los cierres.

Conjugar intereses
Manifestó Imbroda que a la hora de buscar soluciones es preciso "conjugar un cóctel de intereses de la mejor manera posible" pensando en el futuro de la ciudad. Indicó, en este sentido que está abierto al diálogo y que de hecho acude "con ilusión" a la reunión convocada con los empresarios para el día 10 en la que se conocerá "qué proponen" y en la que también se expondrá lo que defiende la administración. Por ese motivo pidió a la oposición que "no haga demagogia" con este asunto y "no diga sandeces".

El presidente melillense aseguró que "a los que tenemos responsabilidades públicas", lo que les preocupa a la hora de hablar de la frontera son tres cuestiones concretas: la seguridad, que "no se nos llene de magrebíes la ciudad, tanto de adultos como de pequeños" y que el comercio atípico pueda desarrollarse sin incidencias y de la misma forma, que "entren a Melilla personas que vengan a consumir" y dejar su dinero en comercios y hostelería. Por ese motivo entiende que el comercio atípico "no debe ser hegemónico" y pueda tener consecuencias sobre el resto del comercio de la ciudad.

Todos estos asuntos se abordarán en la reunión del día 10, donde "vamos a hablar sinceramente de la Melilla del futuro", de si se quieren medidas "cortoplacista para los próximos cinco años a ver quién se hincha más incluyendo las arcas municipales, o si queremos hablar de la Melilla de los próximos 80 años, estable políticamente".

Indicó también que se hablará "sin mentiras" de la Unión Aduanera porque dijo que no debe verse como la panacea, porque no lo es. El ejemplo, Canarias, que entró buscando así poder beneficiar a la exportación de sus productos y ahora "están tirando a mal". "Queremos la Unión Aduanera pero hay que ver cómo afrontarlo", indicó. La Ciudad Autónoma presentará sus propuestas también en esta reunión.

Además de dejar de manifiesto que el Gobierno central ha mostrado su preocupación en el tema fronterizo modernizando los puestos como el de Beni Enzar y Farhana o reforzando el número de efectivos, indicó que la Ciudad Autónoma también quiere que "la frontera vaya bien" y garantizar así el futuro de Melilla. Por todo ello pidió a todas las partes "altura de miras".

Malestar por las manipulaciones
Por otra parte, el mandatario melillense mostró su malestar porque considera que se han "manipulado descaradamente" sus declaraciones hasta el punto de que afirma que se le ha acusado de pretender acabar con los comercios tradicionales. Explicó que lo que dijo es que en los últimos años el modelo comercial ha experimentado cambios y que este tipo de comercios familiares están dando paso a la llegada "como apisonadoras" de franquicias y grandes empresas que se implantan en todas las ciudades aprovechando su fuerza económica. Este cambio comercial ocurre incluso con los mercados de abastos, a los que "acude poca gente" porque los clientes encuentran nuevas ofertas en otros establecimientos como los supermercados.

Dejó patente Imbroda que ni él ni su gobierno tienen responsabilidad en este hecho, y que incluso se "estrujan el cerebro" para buscar fórmulas para ayudar "a todo el comercio local, pero no podemos impedir que se construya un centro comercial" porque la legislación lo avala, así como Europa y las políticas de libre comercio aunque esto suponga una clara "competencia a los comercios tradicionales". Pero "me sienta mal porque yo no ataco a nadie", indicó.

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J.A.M

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