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Ventana sindical

Los centros educativos, víctimas de un doble recorte

Los graves recortes que ha experimentado el mundo de la educación en los últimos años con las políticas restrictivas del Ministerio se han cebado en particular en las partidas asignadas a los centros para su mantenimiento, y de ello saben bien en los centros de Melilla, que se las ven y las desean para poder hacer frente a las necesidades más básicas para un adecuado funcionamiento en el día a día.
Los recortes a los que hacen frente los centros educativos son de una doble naturaleza: de una parte, la restricción en términos absolutos de las cantidades asignadas para cada centro y de otra, las crecientes necesidades a las que hacer frente derivadas de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y otros materiales de uso cotidiano en la labor docente y, en algunos casos, el envejecimiento de las instalaciones.

Las partidas asignadas a cada centro, prácticamente congeladas desde hace algunos años, se encuentran en cifras parecidas a las que se proveían allá por el año 2010, por lo que, si se tiene en cuenta la inflación, han quedado claramente desfasadas. Pero este desfase se agrava y va mucho más lejos en algunas partidas, como el caso de las dedicadas a la Formación Profesional, que en los tres últimos años ha sido reducida en un 25% en términos absolutos, es decir, que por casa euro asignado anteriormente hoy solamente se les aportan 0,75 euros (con frecuencia asistimos a declaraciones sobre cantidades como asignadas específicamente a la Formación Profesional, cuando en realidad estas cantidades deben contribuir en proporción a los gastos generales del centro). Para más Inri, los centros se ven obligados a mantener una provisión de gastos que les permita hacer frente a las facturas del día a día por la práctica habitual del Ministerio de ingresar las cantidades en las cuentas de los centros casi a semestre vencido (valga como ejemplo que las del segundo semestre de 2017 se han ingresado en la segunda quincena de noviembre), cuando no a abusar de la paciencia de los proveedores a la hora de cobrarlas.

Pero, además de esta congelación o reducción de las partidas, los centros sufren un segundo recorte porque el Ministerio no los dota de las cantidades necesarias para hacer frente al mantenimiento de los nuevos aparatos y dispositivos que se han incorporado a las tareas docentes y de los que tanto presume el Ministerio: valga como ejemplo que son numerosos los casos de proyectores y pizarras digitales que no pueden ser utilizados porque se han averiado y el coste de las reparaciones no puede ser sufragado con las magras cantidades de que disponen para tareas de mantenimiento y material de funcionamiento. De poco o nada sirve dotar a los centros de lo último en TIC adaptado al mundo educativo si al cabo de un tiempo se convierten en un adorno en las aulas, lo que, además, supone una falta de respecto a los docentes que han hecho un esfuerzo de formación para estar al día en su uso. Y afirmaciones parecidas se podrían hacer sobre algunas instalaciones de talleres para la Formación Profesional, cuyo mantenimiento es realmente costoso.

Esta circunstancia tiene, a su vez, como consecuencia un endurecimiento de las condiciones de trabajo del profesorado, que se encuentra en una situación extrema por el elevadísimo número de alumnos que se hacinan en sus aulas y que, a menudo, no pueden recurrir a las técnicas que tanto se han extendido o no pueden hacer las necesarias fotocopias para distribuir entre sus alumnos.

Por ello, SATE-STEs insta a las autoridades educativas a que doten a los centros de las cantidades realmente necesarias para un adecuado mantenimiento de los centros y para un funcionamiento acorde con la enseñanza de calidad que todos deseamos y exigimos.

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