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El “aumento exponencial” de jóvenes marroquíes en las calles de París ha obligado a desplegar un dispositivo excepcional de 700.000 euros

Menas que estaban en Melilla llegan hasta París y crean un problema para la capital de Francia

En París, concretamente en el barrio de la Goutte-d’Or, llevan desde febrero del año pasado experimentando un gran aumento del número de menores marroquíes en las calles, menores que, en palabras de la propia teniente de alcalde París, Dominique Versini, “huelen a pegamento, atacan y roban a los transeúntes y rechazan toda ayuda que se les ofrece”. La situación, tildada por la alcaldesa Anne Hidalgo como “sin precedentes”, ha obligado a proponer un plan de acción que tendrá un coste de 700.000 euros y que implicará no sólo a las fuerzas de seguridad, sino a ONGs y a los servicios sanitarios del país galo. Estos jóvenes llegan a París desde Melilla, cruzando toda España, lo que supone una prueba irrefutable de que el problema que tenemos en nuestra ciudad no es de índole local o nacional, sino que se trata de un asunto que debería ser tratado como un grave problema a nivel europeo. Según los medios franceses, el popular barrio de la Goutte-d’Or, en el 18ª distrito de París, lleva meses experimentando un aumento exponencial de menores marroquíes que “deambulan” por las calles, lo que ha obligado a las autoridades parisinas a destinar un presupuesto extraordinario de 700.000 euros para desplegar un dispositivo que incluye vigilancia (diurna y nocturna) y seguimiento sanitario (físico y psicológico), además de un refuerzo policial en la zona.
Estos menores, según afirman los propios medios franceses, llegan hasta París en los camiones y en los barcos de carga que abordan “en su ruta desde el enclave español de Melilla”, ruta no termina directamente en París, sino que requiere de un largo viaje por España. Que la administración gala deba desembolsar 700.000 euros para hacerse cargo de la situación demuestra que el problema de los menores marroquíes no es un asunto exclusivamente local, ni tan siquiera exclusivamente nacional, sino que debería considerarse como un tema prioritario a nivel europeo.
La multiplicación del número de jóvenes marroquíes en las calles de París ha sido tildada de “situación sin precedentes” por los medios franceses, y la adopción de medidas excepcionales ha venido motivada por la inseguridad que los chicos generan: “Huelen a pegamento, atacan y roban a los transeúntes, y rechazan toda la ayuda o la atención que se les ofrece”, según declaró la teniente de alcalde de París, Dominique Versini. El comportamiento violento de los jóvenes, sus adicciones (principalmente al pegamento) y el fracaso de los dispositivos desplegados desde la primavera pasada han empujado a las autoridades de la ciudad a implementar un gran plan junto con el Centre d’Action Sociale Protestant (CASP), que se encarga del cuidado de los jóvenes que deambulan por las calles, así como les apoya en su proceso de integración social.
El barrio de la Goutte-d’Or viene experimentando estos problemas desde febrero de 2016, y su problema tiene bastante que ver con la situación que presenciamos en Melilla; por ejemplo, mientras que los primeros jóvenes que llegaron tenían 9 o 10 años, las siguientes “oleadas” han sido protagonizadas por niños mucho mayores, que rondan los 17 años, exactamente igual que en Melilla.

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Fernando Lamas Moreno

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