El 24 de julio de 2015, en el interior de las instalaciones del Puerto de Melilla, la Guardia Civil dio el alto, con motivo de su paso por un control fiscal, a un conductor que se encontraba circulando en ese momento.
Durante la realización del control documental, se comprobó que el conductor estaba circulando pese habérsele retirado todos los puntos del permiso de conducir, y no constaba que el acusado hubiera realizado curso alguno para la obtener de nuevo los puntos.
Al no existir sección de la Guardia Civil de Tráfico en Melilla, los agentes que se percataron de la irregularidad se pusieron en contacto con la unidad de Tráfico de Málaga para comprobar si el acusado realmente había perdido todos los puntos (por si había habido algún error y no se habían cargado correctamente en el sistema), confirmándose la primera impresión de los agentes, que procedieron a realizar la pertinente denuncia.
El Ministerio Fiscal pedía, en un primer momento, la imposición de una pena de 5.400 euros por un delito contra la seguridad vial, si bien la adhesión de la defensa a la acusación del Ministerio Fiscal (dado que el acusado no se personó en el proceso) propició una rebaja de las pretensiones de la Fiscalía, quedando finalmente en una petición de multa por valor de “sólo” 2.700 euros.
