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Ante la incertidumbre económica , hay que recuperar la Aduana y mirar hacia Europa

El comercio atípico tiene fecha de caducidad

El comercio atípico acabará por desaparecer, sea por la acción directa y unilateral de Marruecos (como bien se ha demostrado con el cierre de la Aduana), sea por el desarrollo económico e industrial de la región, a lomos de las nuevas inversiones del Reino en infraestructuras. Ante tal realidad, la ventaja de Melilla a nivel comercial con respecto a Marruecos será, sobre todo, la seguridad jurídica. Empresarios de Melilla sostienen que hay que defender las exportaciones documentadas, puesto que en las mismas reside el futuro de Melilla, futuro que también depende de comenzar a mirar a Europa y apostar por la integración aduanera. Los análisis de escenarios futuros centrados en Melilla determinan que, incluso considerando que ningún actor estatal intervenga (por ejemplo, prohibiendo tajantemente el contrabando), el “comercio atípico” tiene fecha de caducidad.
A medida que Marruecos se vaya desarrollando e industrializando, la demanda de importación de productos manufacturados desde Melilla disminuirá debido a la reducción de los precios en el mercado interno marroquí. El aumento de la oferta en Marruecos equiparará los costes, haciendo poco rentable el contrabando y disminuyendo la dependencia de un gran sector de la población que actualmente vive exclusivamente del llamado comercio atípico. De darse, esta reducción de la rentabilidad ahuyentaría a un considerable número de actores implicados en dicha actividad, aumentando la fluidez fronteriza y reduciendo los sueldos percibidos por los porteadores; recordemos que las restricciones fronterizas han aumentado enormemente el coste de los portes, atrayendo a muchos trabajadores tanto de zonas alejadas de Marruecos como de la propia Melilla.

Exportaciones
La desaparición o la drástica reducción del volumen del comercio transfronterizo afectará negativamente a la economía melillense que, según sostienen algunos empresarios del sector, podría salvarse valiéndose de las exportaciones documentadas terrestres por Beni Enzar.
Estos empresarios afirman que, pese a que Marruecos se desarrolle industrialmente, su falta de seguridad jurídica y su densidad burocrática seguirá generando recelos entre los agentes económicos que operen con destino Marruecos. La condición europea de Melilla, sin embargo, convierte a nuestra ciudad en un oasis de seguridad jurídica, fiscal y financiera en el Norte de África; probablemente la única plaza con estas condiciones en varios miles de kilómetros de costa; “no es lo mismo mandar 10 containers de almendras al puerto de Nador, que es como mandarlos a Egipto, que traerlos a través de una ciudad como es Melilla, y de aquí exportarlos legalmente a Marruecos”, sostienen los empresarios, dándole el valor que merece a la actualmente cerrada aduana comercial.
Los empresarios comparan la competición entre los puertos de Nador y Melilla con la ya existente entre las mega-infraestructuras de Tánger y Algeciras: “ellos ofrecen precio, ya que son más baratos, y nosotros excelencia, ya que somos más eficaces y seguros”.
La exportación por Melilla implica contar con la confianza fundamental para hacer negocios, una ventaja competitiva enorme cuando se trata de mirar al tercer mundo; además, no hay que olvidar que es precisamente por la Aduana por donde pasan los productos que Melilla importa desde el país vecino, y es por todo ello que no debemos permitir que el Gobierno renuncie a nuestra Aduana Comercial sin más, ya que la ciudad se juega el futuro.

Europa
El cierre de la Aduana, el aumento de la incertidumbre en la ciudad tras la débil respuesta del Ejecutivo y la muerte anunciada del comercio atípico -sea por acción directa del Gobierno marroquí o por el propio desarrollo económico de la región- son motivos suficientes para tomar la decisión de mirar más a Europa.
Melilla debe estar en la Unión Europea, mirar más a España y Europa, y servir para canalizar más las exportaciones marroquíes hacia la Península y el resto del Continente europeo. El sector empresarial y profesional melillenses debe presionar de manera clara y constante a las autoridades para que asuman la responsabilidad de incorporar a Melilla a la Unión Aduanera con unas condiciones fiscales particulares, como ya se hizo con las Islas Canarias, y como contempla el tratado de Lisboa para aquellas regiones ultraperiféricas en las cuales la aplicación de dicho sistema fiscal exclusivo esté justificada por sus condiciones de aislamiento e improductividad.

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Fernando Lamas Moreno

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