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Le piden un año por romper la ventanilla de un coche para robar en su interior

Los hechos tuvieron lugar en las inmediaciones de Melilla la Vieja

En la madrugada del 27 de julio de 2017, un vehículo estacionado en la Avenida General Macías sufrió la rotura de un cristal. Una patrulla de paisano presenció cómo el acusado, un joven melillense, se introducía en el coche para presuntamente robar en su interior. El joven, que se había provocado una aparatosa herida en el brazo al romper la ventanilla, afirmó que rompió el cristal porque estaba “borracho y enfadado”, no porque pretendiera robar nada. El Ministerio Fiscal interesó para él la imposición de una pena de un año de prisión por un delito de robo con fuerza en las cosas, en grado de tentativa. La defensa pidió la absolución. Sobre las 02:30 de la madrugada del día 27 de julio de 2017, un joven fue detenido a la altura de la avenida General Macías, en las inmediaciones del acceso rodado a Melilla la Vieja, tras ser sorprendido Con medio cuerpo dentro de un coche por una patrulla de la Policía Nacional que se encontraba haciendo una batida de paisano por la zona.
Según el testimonio de los agentes intervinientes, se encontraban patrullando de paisano por las inmediaciones (debido a que había habido un gran número de robos con violencia e incidentes protagonizados por menas en las últimas semanas) cuando, en la distancia, pudieron ver como el acusado se envolvía el brazo en una prenda y procedía a romper el cristal de un vehículo estacionado, introduciéndose en el interior con ánimo de sustraer todo lo que hubiera de valor. Los agentes intervinieron cuando el joven ya tenía medio cuerpo dentro del vehículo; se identificaron y le dieron el alto, aunque el acusado reaccionó con mucha agresividad: se había hecho un corte en el brazo, por el que sangraba profusamente, y estaba muy nervioso. El joven estaba perdiendo mucha sangre, y los agentes, preocupados por su seguridad, dieron parte a la sala de emergencias para que llamara a una ambulancia y trataron de acercarse a él, aunque sin éxito, ya que el acusado se negaba a hablar con ellos y hasta reaccionó echándoles sangre. “Estaba totalmente cegado”, afirmó uno de los policías durante la vista, recordando que tuvieron que recurrir a una unidad de refuerzo para conseguir reducir al acusado con un escudo antidisturbios. “El chico no atendía a razones, tenía una actitud muy agresiva, sangraba abundantemente y sólo gritaba ‘¡mi brazo, mi brazo!’”, afirmaron los agentes, quienes negaron haber sido testigos de que el acusado presentara síntomas de encontrarse bajo la influencia de las bebidas alcohólicas, como sostiene la defensa.
La versión del acusado difiere sustancialmente del relato de los hechos presentado por los agentes de la Policía. Según el joven acusado, aquél día había sido despedido de su trabajo, y estaba “muy enfadado”. Decidió “ahogar las penas en alcohol” en compañía de unos amigos y, en un acto de efervescencia emocional, rompió de un puñetazo el cristal de un coche aparcado, provocándose un profundo corte en el brazo. Según el joven, que rechazó la posibilidad de llegar a un acuerdo de conformidad con el Ministerio Fiscal, no accedió al interior del vehículo “en ningún momento” (de hecho, en el interior del coche no se hallaron manchas de sangre) y los agentes llegaron “10 minutos después” de que rompiera la ventanilla. “No llamaron a la ambulancia, tuvieron que llamar mis amigos al final”, afirmó el joven, cuyos amigos (testigos) no se presentaron en la vista.
El Ministerio Fiscal interesó para el acusado la imposición de una pena de 1 año de prisión por un delito de robo con fuerza en las cosas, mientras que la defensa pidió su absolución, destacando que no había pruebas de que hubiera tratado de robar.

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Fernando Lamas Moreno

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