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Comienza el suministro gratuito de medidores de glucosa “tipo flash” a los menores melillenses

Responsables de Ingesa en Melilla, en el acto de ayer

El salón de actos del Hospital Comarcal comenzó ayer a implantarse medidores de niveles de glucosa “tipo flash” a más de una veintena de menores melillenses con diabetes, lo que permitirá mejorar el control de la enfermedad y disminuir el número de los múltiples pinchazos diarios en los dedos que en la actualidad se realizan. Con este objetivo se han celebrado dos sesiones de educación terapéutica para los pacientes y sus familiares en dos grupos de once menores. El acto estuvo presidido por el director territorial del INGESA en Melilla, Omar Haouari, quien desetacó la colaboración entre el Ministerio de Sanidad, INGESA y ADIMEL para conseguir el objetivo, al tiempo que felicitó a los Servicios de Pediatría y Endocrinología por hacer posible que desde hoy menores melillenses midan sus niveles de glucosa con este sistema. Además Haouari confirmó que el INGESA trabaja porque la población adulta también pueda acceder a este sistema de control.

A continuación tomó la palabra el facultativo especialista de Pediatría Joaquín Lamas, quien explicó a familiares y pacientes el contenido de la sesión formativa, que consistió en una presentación a través de diapositivas digitales complementada por un vídeo. Además, añadió Lamas, la interacción con los oyentes tiene especial relevancia para solventar cualquier duda posible.

Al termino de la sesión formativa, según ha informado Lamas, se implantaron los sensores “tipo flash” a los pacientes y se les facilitó la fecha para una cita de consulta con la finalidad de comprobar las mediciones y comprobar cualquier incidencia.

Cerró el acto la directora de Enfermería de Atención Especializada, Concepción Cortés, quien destacó la importancia de la monitorización de la diabetes a través de los sensores “tipo flash” porque disminuye el número de pinchazos para controlar la enfermedad, así como un mejor conocimiento de la evolución de la diabetes y, por supuesto, una mayor autonomía personal.

También se refirió Cortés a la colaboración que debe existir entre los profesionales sanitarios (de Medicina y Enfermería), las familias y los pacientes “porque es integrar en su vida cotidiana los cuidados del sensor que va a evitar toda esas serie de pinchazos”. Estas sesiones formativas continuarán en próximos días hasta que se implanten los sensores a más de un centenar de menores melillenses.

Sensor tipo “flash”
Esta medida, puesta en marcha por el INGESA en Melilla, se realiza tras la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), del 18 de septiembre de 2018, de la resolución de la Dirección General de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia por la que se determina el sometimiento del sistema de monitorización de glucosa mediante sensores (tipo flash) a estudio y se establecen sus requisitos específicos.

Este sistema, al que accederán de forma gratuita unos 116 menores melillenses se basa en la medición constante que realiza un sensor “tipo flash” que, insertado bajo la piel, permite medir la glucosa en un instante dado mediante un lector que puede transmitir o almacenar los datos obtenidos. En la sesión formativa también se explica el uso de la aplicación informática “Libre view” que permite a los clínicos una visión completa de los datos de glucosa de los pacientes en la nube de internet de forma fácil y segura.

Esta medición facilita el control de la enfermedad porque, además de poder comprobar en cualquier momento el nivel de glucosa, permite analizar los máximos, mínimos y tendencia de estos niveles, gracias a los datos obtenidos por el parche sensor. Según señalan los especialistas, es una herramienta muy importante para que se conozca mejor el comportamiento del cuerpo ante las situaciones cotidianas y los efectos de la alimentación, por lo que puede ayudar a los pacientes (en especial a los niños) a convivir con la enfermedad manteniendo los valores de los niveles de glucosa más próximos a la normalidad.

El sensor, que puede tener una vida activa de unos 14 días, se adhiere como un parche a la parte posterior del brazo y mide la glucosa en el líquido intersiticial. Pero no sustituye en su totalidad a la detección de los niveles de glucosa en capilares (pinchazos en los dedos).

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Redacción

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