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Suicidio político

Gustavo Cabanillas

Cometer errores cuando se está gobernando es malo, pero puede ser comprensible. Cometerlos cuando, con nulo bagaje político y escasa cintura, se aspira a gobernar o cogobernar, es un suicidio político en Melilla, por mucho que un determinado partido pueda crecer en el resto de España. Esperemos que haya tiempo todavía para corregir el rumbo.

La situación política de Melilla, cerca ya de las elecciones del 26 de mayo, preocupa cada vez más a los melillenses. Sobre la base de que a partir de mayo ningún partido obtendrá trece o más votos, o sea, la mayoría absoluta para gobernar en solitario, tesis ya admitida por todos aunque oficialmente algunos -más parecidos a miembros de una secta que a afiliados de un partido político- sostengan lo contrario, todo son especulaciones, más o menos acertadas o disparatadas.

Lo que parece claro es que una cosa es lo que puede ocurrir en las elecciones generales con los distintos partidos y otra, muy distinta, lo que puede suceder en las elecciones locales de Melilla, que dependerá mucho de las listas que los partidos presenten, no sólo de los cabezas de lista, aunque también, porque algunos cabezas de lista parecen, una vez que se les va conociendo más, cada día más lamentables. Si las listas son más de lo mismo, una repetición de la jugada, el resultado electoral será uno, nada favorable a lo que ahora existe. Si son distintas, un cambio creíble sobre lo que ahora existe, el resultado electoral, que se va a basar sobre el cambio de lo existente, será otro.

Un ejemplo de mala decisión, de vuelta a lo peor: ¿Alguien se imagina al admirable y valiente líder venezolano Guaidó, que quiere, ojalá lo consiga, cambiar la Venezuela en ruinas, pactando algo con un personaje como el monopolista Gustavo Cabanillas? ¿Se puede creer que alguien, o un partido que en Melilla lo hace, pactar algo nada menos que con el factótum de la despreciable cúpula del fracasado partido PPL, puede ser el adalid del cambio profundo que Melilla necesita y la inmensa mayoría de los melillenses demandan? Nadie con sentido común y un mínimo de conocimiento político puede concebir que algo así, que alguien con esos inicios, pueda tener algún futuro político. Cometer errores cuando se está gobernando es malo, pero puede ser comprensible. Cometerlos cuando, con nulo bagaje político y escasa cintura, se aspira a gobernar o cogobernar, es un suicidio político en Melilla, por mucho que un determinado partido pueda crecer en el resto de España. Esperemos que haya tiempo todavía para corregir el rumbo.

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