El amor no tiene edad y no entiende de nacionalidades o barreras, y este grupo de usuarios de Plena Inclusión así lo quiso demostrar, organizando una divertida fiesta de San Valentín en la que no faltaron los adornos clásicos de este día, los corazones. La fiesta se desarrolló en el mejor de los ambientes, dejando patente que el amor sí mueve el mundo. El amor no tiene edad y no entiende de nacionalidades o barreras, y este grupo de usuarios de Plena Inclusión así lo quiso demostrar, organizando una divertida fiesta de San Valentín en la que no faltaron los adornos clásicos de este día, los corazones. La fiesta se desarrolló en el mejor de los ambientes, dejando patente que el amor sí mueve el mundo.