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Escaño cero

Casado se la juega

Los tiempos cambian a una velocidad que provoca vértigo. Hasta hace poco en vísperas de una campaña electoral las direcciones de los partidos políticos dedicaban horas y horas a perfilar sus programas de gobierno. Ajustaban las líneas maestras de su ideología trasladando su esencia a las promesas electorales. Aunque a la hora de elaborar las listas al Congreso y al Senado se manifestaban con mayor o menor ruido las pugnas internas de poder, no solían ser materia de interés periodístico como lo son ahora.
Estamos asistiendo a un cambio en el procedimiento de selección de los candidatos. Lo que antes se decidía en los órganos de los partidos, ahora lo decide el líder y sus allegados. Dónde más se ha notado es en el Partido Popular. Hemos visto que Pablo Casado ha prescindido de la "vieja guardia marianista" y se ha rodeado de afines. Algunos ya orbitaban alrededor de los populares como era el caso de Cayetana Álvarez de Toledo o Adolfo Suárez Illana; a otros se les conocía por su cercanía a éste partido, como es el caso de la profesora Edurne Uriarte o el periodista Pablo Montesinos. La incorporación de dos toreros Miguel Abellán y Salvador Vega, parece un guiño al mundo del campo al tiempo que una apuesta de Casado a favor de los toros.

Pero más allá de las connotaciones de tal o cual fichaje, el rasgo que predomina en todos ellos y en el conjunto de las candidaturas con las que el PP se presenta a los comicios de abril es que el nuevo líder de los populares parece que ha querido lanzar dos mensajes. El más evidente es que el partido se presenta como una formación de derechas, sin los complejos que caracterizaron la etapa de Mariano Rajoy. La otra señal que se desprende de la filosofía que ha llevado a Casado y a Teodoro García Egea, su mano derecha, a prescindir de la mayoría de los políticos que han tenido peso en el partido es que ahora son ellos quienes mandan y no se van a deja tutelar por nadie.

Aunque al hablar de Casado se suele recordar su cercanía a José María Aznar, ahora que es él quien dirige al PP es probable que -como en su día planteó Manuel Fraga al propio Aznar- no admita "ni tutelas ni tu tías". Es una estrategia que entraña riesgos. Si acierta será mérito suyo. Pero si el partido "pincha" -como pronostican las encuestas-, tendrá que asumir el batacazo como propio. Y, si lo que ocurra en las generales se manifiesta como tendencia y fuera anticipo de lo que pueda suceder en la municipales, autonómicas y europeas de mayo, entonces su liderazgo será cuestionado por aquellos que se han caído de las listas. En resumen, en abril, Pablo Casado se la juega.

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