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Miles de melillenses arropan a La Pollinica en un Domingo de Ramos bañado por un sol de justicia y enorme alegría

La Pollinica regresó a las calles de Melilla dos años después
(Autor: Guerrero)

Melilla se desquitó ayer del sabor amargo que le dejó el año pasado el inicio lluvioso de la Semana Santa con un tiempo casi de verano que permitió vivir un Domingo de Ramos por todo lo alto. El paso de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder a su Entrada en Jerusalén, conocido cariñosamente por todos como La Pollinica, volvió a las calles de la ciudad dos años después acompañado por Nuestra Señora de Gracia y Esperanza. Los melillenses no dejaron sola a la hermandad de Batería Jota y abarrotaron el Parque Hernández, dejando estampas espectaculares que casi hicieron sombra a la carrera oficial por la Avenida Juan Carlos I para hacer su estación de penitencia ante el Sagrado Corazón, uno de los momentos más importantes de la procesión. Que este Domingo de Ramos iba a ser esplendoroso ya se veía venir desde antes de que la Cofradía del Flagelado abriera las puertas de su Casa Hermandad en la Iglesia de la Medalla Milagrosa. Muchos melillenses acudieron a ver salir a las dos imágenes que se encargan de abrir la Semana Santa de nuestra ciudad. Entre ellos, prácticamente en primera fila, estaba el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, que acompañó a La Pollinica en su recorrido procesional, junto a otras autoridades.
El Hermano Mayor de la cofradía, Roberto Vargas, hizo la llamada en el gran portón para que Nuestro Padre Jesús a su Entrada de Jerusalén saliera a las calles de Melilla. Y así fue, sobre su borriquita y junto a la imagen de San Juan en el trono, como La Pollinica empezó a desfilar rumbo al centro, justo después de que todo el cortejo procesional saliera de la Casa Hermandad, cumpliendo así una de las novedades de este año tras cambiar el protocolo de los anteriores.
Antes, como marca la tradición, muchos padres quisieron presentar a sus hijos de corta edad a La Pollinica para pedirles su protección, un ritual que minutos después se repitió con la Virgen de la Esperanza, bellísima con su manto verde, al poco de iniciar su salida procesional. Como siempre, la Legión la fue escoltando todo el itinerario, para deleite de los melillenses.

Parque Hernández
Pero sin duda, uno de los momentos más importantes de este Domingo de Ramos se vivió en el Parque Hernández, lleno a rebosar de melillenses. Las palmeras del recinto natural, junto con las palmas trenzadas y las ramas de olivo que llevaban muchos niños, permitieron evocar en el Parque Hernández la entrada de Jesús en Jerusalén. Y fue triunfal, como ocurrió entonces, porque los melillenses arroparon la procesión con sus aplausos, los cofrades elevaron al cielo los tronos y los legionarios no dejaron de entonar “El Novio de la Muerte”, un himno que también cantaron a voz en grito los portadores y que puso la banda sonora a un Domingo de Ramos inolvidable.
También fue muy emotiva la entrada en la carrera oficial en la Avenida Juan Carlos I, donde también había muchos ciudadanos, que no quisieron perderse la estación de penitencia ante la Iglesia del Sagrado Corazón. Allí, nuevamente, Jesús y su Madre fueron elevados al cielo ante el fervor de los melillenses, a los que faltaban manos para aplaudir a rabiar a los portadores, que iniciaron entonces su regreso a Batería Jota, donde las imágenes, bajo una lluvia de pétalos, llegaron media hora más tarde de lo previsto.

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Redacción

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