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Tribuna Pública

Los mil hitos

Breves acotaciones para una biografía

Muchos años después, María Teresa había de recordar aquella tarde remota en la que Barcelona se convirtió en zona de guerra. La casa de Fuente Fargas dio paso a Figueras, al lado de la frontera con Francia y a su madre, la abuela Luisa, con sus ímpetus por hacer el bien. Luego, en la posguerra, la familia se asentó en Ronda de San Pedro, cerca de la Universidad de Barcelona donde Maria Teresa, jugadora aficionada de baloncesto en el Hispano Francés, cursó brillantemente su carrera de Filología, en tanto que el abuelo José gestionaba seguros.
Por su parte, José María procedía de una familia de albañiles – de un pueblo muy rural en aquel entonces, donde se cruzan Teruel, Cuenca y Valencia – que emigraron a Barcelona para trabajar, el abuelo Julio en las obras del funicular de Montjuic y la abuela Inés en una portería de la calle Pelayo. José María fue número uno en su carrera y en las oposiciones a catedrático de lengua y literatura, que se convocaban de vez en cuando.

El Instituto del Teatro de Barcelona era testigo de su progresiva vinculación, no creyendo que la vida es sueño sino en la libertad del ser humano para configurar la suya, sin dejarse llevar por un supuesto destino. Se casaron en Toledo, Iglesia de Santo Tomé, Entierro del Conde Orgaz. Tuvieron diez hijos, que se criaron en el norte de África, aquí donde nos encontramos hoy, en la batalla que mantiene la memoria contra el paso del tiempo.

[Nuestra infancia son recuerdos de aquellas tardes en las que íbamos al Tibidabo, donde llegábamos primero en el tranvía azul y después en el funicular, con los carteles de la familia Ulises en los postes. También celebramos en Barcelona las bodas de oro de José María y María Teresa, nuestros padres, en la iglesia del Guinardó en la que la bautizaron y teníamos un piso, donde madre recordaba en sus ocasionales visitas su infancia y su juventud.]

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna

La versión original del barco J.J. Sister, donde nuestro Peugeot viajaba atado encima de la bodega, nos transportaba desde la Península a Melilla / Beni-Enzar, para iniciar cada curso. No fue hasta años después, con la marcha verde y el progresivo endurecimiento de la frontera, que padre y madre se trasladaron durante la semana a Melilla. Innumerables hora de espera en el acceso a Marruecos nos desesperaban pero imagino que también nos inculcaron el valor de la paciencia.

En sus casi sesenta y cinco años compartidos en Melilla vivieron de todo: la independencia; el hospital de la Cruz Roja donde madre dio a luz a quienes de sus hijos no nacieron en la casa de Beni-Enzar; el instituto antiguo, situado donde ahora se alza el mercado central; las peculiaridades de una mezcla de culturas que convivía con las características de una plaza militar; los cambios políticos y la modernización acelerada de España. Juntos pilotaron la primera época del Instituto Enrique Nieto, fueron profesores del Leopoldo Queipo y, desde sus respectivas cátedras, formaron a generaciones de melillenses.

Concord, grupo teatral de estudio y representación, surgió a finales de los años 70 en el Enrique Nieto, con la puesta en escena de Nuestra Natacha. Dirigidos por José María, un grupo de actores y actrices melillenses actuaron en diversas ciudades de Andalucía, siendo su momento culminante la representación de La gloria esquiva, con Manuel Galiana y Emilio Gutiérrez Caba. En 2017, 38 años después de su creación, José María se despidió de su público, deseando larga vida a Concord.

[Madre nos inculcó la tolerancia y el amor al mar: ‘el mar, la mar’, recitaba. Padre el rigor intelectual y la curiosidad de cómo habían ido a parar aquí – sus gramáticas y ‘La troje de la mies’ fueron precursores, unas de Chomsky y la otra de todo el resurgimiento de la cultura popular acaecido tiempo después – probablemente por un espíritu aventurero de independencia. Lo cierto es que esta tierra nos modeló el carácter, aprendiendo que siempre hay otra realidad que la que nos cuentan, que es posible transitar por mundos paralelos.]

Hasta el infinito, y más allá

Nuestra casa de Ademuz, a la que llamamos cariñosamente ‘la fortaleza’, tiene una habitación interior que padre denominaba el ‘sancta sanctorum’ de nuestra familia. Si te acercas con sigilo, sientes vibrar en ella sueños rotos, promesas incumplidas y el paso inexorable del tiempo pero, también, la dulzura de madre, la fortaleza de las convicciones de padre, el incondicional cariño de sus hijos, la alegría de sus nietos y bisnietos, bisitos en la aventura de hitos de la vida. Imagino, sé con certeza, que un presente más amigable y el brillante porvenir que soñaban para sus hijos no se cumplió en toda su extensión. Pero, leyendo a padre, veo que al final se dispersaron algunas nubes, en tanto que el libreto poético que madre preparaba cuidadosamente para que lo recitara la chiquillería en la fiesta que celebrábamos todos los años al final del verano era su razón de ser, su vinculación al mundo a través de la emoción estética.

En cuanto a nosotros, Alejandro + María José [quien nos dejó demasiado pronto], José Luis, Jéssica, Luis Carlos, Sofía, Héctor y Belén + Álvaro y Reme + Julio y Aurora + Jorge, Alberto, Pablo y Alejandro + Jandri y Carlos + Víctor, Alicia y Mar + Inés, Jesús y Marcelo + Pablo, Thérèsse y Katrina, todos/as nosotros/as conformamos la gran familia que padre y madre imaginaron, un árbol de la vida intrincado pero seguro, con el que navegaremos todo el tiempo que nos sea dado por las cambiantes corrientes de los siete mares, y más allá. En cuanto a mí, sólo puedo decir que soy muy afortunado que me acompañen en la travesía Consuelo, Julia, Ainhoa, Antonio, Ainhoita, Laura y Sergio; también, haber tenido tiempo de decirle a padre que le debía en gran parte mi recorrido profesional, haber compartido con madre paseos en Barcelona y dos últimas poesías.

José María y María Teresa, nuestros padres además de abuelos y bisabuelos, vivieron entre dos continentes [Europa y África], en dos mundos [el urbano de Barcelona y el rural de Ademuz], con dos lenguas [español y catalán], el tránsito de dos siglos y de dos épocas. Nadie mejor que ellos sabían que no iba a ser fácil. Pero, al final, cuando recordaron todo lo que habían construido, se cuidaron mutuamente y se quisieron como siempre, a nosotros nos fue dado el acompañarlos en su despedida, el compartir con sus múltiples alumnos, colaboradores y amigos el dolor de su pérdida – Absolutamente desconsolado por la muerte de Don José María, escribía uno de ellos -, el estar hoy aquí para testimoniarlo.

[En el recordatorio del nacimiento de Pablo, escribía padre: — “Mi vocación…, ¡María Teresa! / ¿A quién, si a ella no, mis soleados recuerdos? / ¡A ella que era una restallante, una hermosa, una dulce enramada! / ¿Dónde mejor la alegría de los pájaros”. Señala la nota sobre el autor de ‘Mirrolde y algunas nubes’ que José María “… distingue bien las voces de los ecos, así que su magisterio ha aportado – además de una irreprochable preparación – perdurables claves de civilidad y humanismo…” Al abrir mi ejemplar, encuentro escrito a mano “Tu, Hijo, no estás pero has estado en este libro que, sin ti, no existiría. ¡Dios quiera que estés en las cosas que me quedan por hacer! Papá”.]

Ahí creo que estuvimos todas y todos siempre, esa es nuestra historia, que hemos resumido en esta ocasión. Mamá y papá, os queremos. Descansad en paz.

Familia Antón Jornet

Notas. – Texto con referencias directas, indirectas o parciales a:

Edmond Dujardin. – Creador en 1954 del juego Los mil hitos, en España por H. Fournier [juego de palabras que combina la idea del viaje con cómo llamaban sus nietos a mis padres (los itos)].
Ángel González. – Breves acotaciones para una biografía – Otoños y otras luces
Gabriel García Márquez. – Cien años de soledad
Pedro Calderón de la Barca. – La vida es sueño
Antonio Machado. – Campos de Castilla
TBO. – La familia Ulises
Ramón J Sender. – Imán
Carme Riera. – Te deix, amor, la mar com a penyora
José María y Ángel Antón Andrés. – La troje de la mies
Alejandro Casona. – Nuestra Natacha
José María Rodríguez Mendez y José María Antón. – “La gloria esquiva" José Tallaví, un actor para una ciudad
Jorge Luis Borges. – Historia de los dos que soñaron
Toy Story. – Hasta el infinito y más allá
J. B, Priestley. – El tiempo y los Conway
José María Antón Andrés. – Mirrolde y algunas nubes
John Dos Passos. – De brillante porvenir
Christopher Nolan. – Inception [Origen]
Facebook Concord Teatro Melilla, Juan Manuel Vega. – Absolutamente…
Michael Ende. – La historia interminable

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