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Carta del Editor

Hoy se decide entre españoles o antiespañoles, la supervivencia, o no, de España como nación

En el día de unas elecciones generales fundamentales para España, que se juega su presente y su futuro con el dramatismo y los indecisos como fondo, algunas reflexiones de tipo general. Francis Fukuyama, antes un ídolo, ahora muy denostado, ha publicado un nuevo libro, “Identidad”, en el que habla de movimientos políticos que se basan en sentimientos de dignidad insatisfecha, movimientos de resentimiento. Apelar políticamente al resentimiento, como ahora ocurre, puede ser eficaz, pero no es muy ético, le falta consistencia y, por eso, no puede perdurar demasiado. Unidas (o Unidos, no lo sé) Podemos lo hizo hace años y ahora asiste a su hundimiento progresivo. Vox lo está haciendo ahora -su candidato número 1 para las elecciones locales del 26 de mayo es un tipejo como Jesús Delgado, que es lo peor de lo peor, lo más tonto que en la política melillense se ha podido ver a lo largo de los siglos, y eso que se ha visto mucho malo-pero el futuro irá diciendo lo que va a ir pasando con ese partido en España.
Por eso creo que acertaba José María Carrascal, en ABC el miércoles: “Conviene tener en cuenta que no votamos sólo a un partido, votamos también a aquellos con quienes los partidos deciden gobernar”, votamos a personas. Esto es muy importante para España en las elecciones generales de hoy, pero es crucial tenerlo en cuenta en las elecciones locales del 26 de mayo. Pueden gustar las siglas de un determinado partido, pero aquí, en Melilla, los diputados que van a estar en la Asamblea son personas físicas. En ellas es en las que es conveniente fijarse, más allá de en la bandera con la que se cubran. Por ejemplo, un imbécil político (tipos de distintas etapas, como Jesús Delgado ahora, Emilio Bosch o Julio Liarte, antes) siempre hará imbecilidades, milite en el partido en el que milite o haya militado.

Otro aspecto importante a la hora de votar hoy, aunque pueda parecer espinoso: El altísimo déficit público, que llega ya al 100% del PIB, de todo lo que producimos en un año, es el gran problema, un drama, de la economía española, de España en general. Con más gasto público e incremento de impuestos, como pretenden Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el déficit público seguirá creciendo y los españoles continuaremos empobreciéndonos. La política contraria, menos gasto público y bajada de impuestos, es la que propone y promete Pablo Casado y ese es la única manera de solucionar el gran problema de la economía española, especialmente de los más pobres, de la “gente”, como dice el comunista Iglesias.

Por cierto, la humildad es una virtud poco practicada por la mayoría de los políticos. Ida Vitale, la gran poeta uruguaya, premio Cervantes 2019, es un ejemplo de admiración por el Quijote y también de humildad. “La locura del Quijote es frenesí poético”, dice Vitale, muy lúcida a sus 95 años. No se parece la poeta, por poner un ejemplo, a Albert Rivera, que en los dos debates a cuatro no se ha mostrado precisamente humilde e incluso creo que cometió el error de atacar al PP, a Casado, buscando más votos. Hoy se verá si lo consiguió, aunque pueda haber sido a costa de dañar la gobernación de España y de posibilitar una catástrofe nacional para varias generaciones.

Como hoy, cuando estoy escribiendo esto, es día de reposo electoral y oficialmente de obligada reflexión, como si el resto de nuestros días nos dedicáramos a la irreflexión, a la cobardía escudada tras las siglas de un partido y a la torpeza -a semejanza de lo que hace habitualmente el nefasto “tontorrino”, el expresivo apodo con el que es conocido el traidor y mentiroso Jesús Delgado en el Hospital melillense- creo que no está permitido aventurar el resultado de las elecciones. Me aseguran que el voto por correo va a subir mucho en España y que el número de indecisos ronda la enorme cifra del 40% de los votantes. En unas elecciones tan, presumiblemente, igualadas entre constitucionalistas españoles y anticonstitucionalistas separatistas, por resumir el tema, los votos de los indecisos y el porcentaje de participación van a tener un papel decisivo. Y de ese papel, de esos votos, va a depender el presente inmediato y el futuro de nuestro país. Nos jugamos mucho, muchísimo, este domingo. Espero que el día de reflexión ayude a tomar la decisión adecuada para que España, nuestro gran e histórico país, siga existiendo.

Posdata. El hecho de estar en campaña electoral no justifica que se utilice cualquier método para intentar destrozar al adversario político, considerado enemigo mortal. Mentir y decir majaderías (como Delgado Aboy), grabar a escondidas, manipular o airear declaraciones inducidas, etc., está mal siempre, pero muy especialmente en vísperas de unas elecciones. Hay muchas maneras de defenderse contra las injusticias, de ganar votos, pero no se soluciona lo malo, o presuntamente malo, incurriendo en lo peor, presunto o no.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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