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Sancionado un guardia civil de Melilla por acosar a una camarera con “ir al infierno” por llevar un tatuaje

Los hechos ocurrieron en abril de 2016 en una cafetería de la Estación Marítima, donde ella trabajaba y donde él estaba de servicio en el puerto en el registro de mercancías

Un agente de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla ha sido sancionado por acosar a una camarera en una cafetería con un discurso islámico ortodoxo por un tatuaje que llevaba en un brazo, según ha informado la Cadena Ser a nivel nacional. En la cadena de radio señala que el Tribunal Militar Central ha confirmado una sanción de ocho meses de suspensión de empleo por decir a la mujer cosas como "con esos tatuajes te vas a quemar en el infierno, llorarás lágrimas de sangre" o "más vale que abras los ojos y te conviertas, el día del juicio final te vas a arrepentir". La noticia de la radio no lo precisa pero la conclusión a la que se llega es que tanto el guardia civil como la camarera son de origen musulmán. Los hechos, según documentación judicial a la que ha tenido acceso la Cadena SER, ocurrieron en abril de 2016 en una cafetería del puerto de Melilla, donde ella trabajaba y donde él estaba de servicio en el registro de mercancías. El agente de uniforme empezó a increpar a la mujer por un tatuaje que llevaba en el antebrazo con la palabra "maktub" -"estaba escrito", en árabe – empezando lo que los jueces describen como "una filípica de carácter islámico ultra ortodoxo".

Según publicó anoche la cadena de radio del Grupo Prisa, el episodio duró una media hora, diciéndole que "con esos tatuajes se iba a quemar en el infierno, que si ella supiera el castigo que Dios le iba a dar no se lo habría hecho, que lloraría lágrimas de sangre, que su cuerpo no era de ella, que es prestado por Dios, que hasta el aire que respira es de dios, que debe agradecer a dios cada minuto de vida", reprochándole no tener un nombre de origen árabe o diciendo que "no estaba bien de la cabeza y que dios se apiadase de ella".

Sufrió un ataque de ansiedad
Asimismo, señala que el acoso siguió una vez ella se alejó y empezó a llorar. Según recoge la SER, el guardia civil siguió diciéndole que "sólo había un único Dios y que la única religión verdadera era la musulmana", que tenía el demonio dentro y que no le sirviera el café porque "no era pura". La mujer sufrió un ataque de ansiedad "muy nerviosa y alterada y llorando durante casi dos horas".

La resolución, con Carlos Melón como ponente, avala la sanción de ocho meses de suspensión de empleo que la Dirección General de la Guardia Civil impuso a este agente de la Comandancia de Melilla hace ahora más de dos años, atribuyéndole una falta muy grave de acoso por razón de religión que todavía es recurrible ante el Tribunal Supremo.
"No cabe duda", dice la sentencia a la que ha tenido acceso la SER, de que se trató de una situación de acoso: "Durante más de media hora somete a una persona a una filípica de carácter islámico ultra ortodoxo, motivada por el mero hecho de presentar un determinado tatuaje en un antebrazo alusivo al destino, durante la cual, entre otras lindezas, le amenaza con los males del infierno, desprecia su nombre y le llama endemoniada e impura, todo ello mientras a gritos repite pasajes del Corán, hasta provocarle una reacción de ansiedad cuyos efectos se prolongaron durante casi dos horas", relata.

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Redacción

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