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Columna Pública

La Plataforma de Empresarios no hace política

Ya estamos de nuevo en campaña electoral y se nota. Es el momento en que los políticos nos vuelven a vender sus grandes logros sin advertirnos, por cierto, que “rentabilidades pasadas, no garantizan rentabilidades futuras” y nos presentan sus nuevas recetas para hacer de Melilla una futura Arcadia feliz lo que, por cierto, no es hoy. Los empresarios, como cualquier otro ciudadano, podemos expresar nuestra opinión sin que ello nos convierta en un partido político. No creemos que sea misión de los empresarios emular o sustituir a los partidos pero sí defendemos que tenemos el derecho -y la obligación- de manifestar públicamente nuestra preocupación y necesidades e, incluso intentar que los partidos recojan nuestras peticiones Y, después, que cada empresario vote libremente lo que quiera y crea que es lo mejor para su empresa y su familia. Esto es normalidad democrática y no por ello se nos debe tachar de formación “politizada”, ni de sectarios, radicales o chantajistas como hacen los dirigentes y meritorios adláteres de un partido en concreto porque no les guste lo que decimos.

Los empresarios, antes de nada, somos ciudadanos y aparte de los problemas propios –que no son pocos- sufrimos los de todos los melillenses: altísima tasa de paro , sobre todo juvenil; abandono y suciedad, en ciertos barrios; insuficiencia de centros y de claustro escolares, con altas ratios de alumnos por clase y preocupante cifra de abandono y pésimos resultados académicos; mala gestión de la distribución de agua potable a los hogares; nulo o escaso parque de viviendas sociales; alarmante presencia de MENAs en nuestras calles, sin poner solución o remedio; atropellada gestión en la ejecución de la remodelación urbanística convirtiendo la Ciudad en un laberinto caótico por simultanear obras cuando se deberían haber programado y realizado antes de llegar al periodo pre-electoral. Todos estos problemas y sus soluciones, dependen de la gestión municipal y del Gobierno de la CAM en manos del PP desde hace 18 años para lo bueno y también para lo malo.

Pero no solo son estos nuestros problemas. También tenemos otros -enquistados y sin solucionar en años- que dependen de una o más Administraciones públicas, gobernadas por el PSOE o el PP, dependiendo de la época : insuficiente dotación en instalaciones y personal sanitario, desbordados –entre otros motivos pero no el único- por la atención a extranjeros no cubiertos por el sistema de sanidad pública; falta de recursos policiales y creciente inseguridad en las calles, incluso con ataques a las FCSE con armas de fuego; continua llegada de más inmigrantes irregulares y una pésima gestión de la frontera, que no es segura ni fluida; nula respuesta ante la decisión marroquí de “cerrar” a su conveniencia la aduana comercial. En estos temas, se reparten la culpa o los aciertos entre PP y PSOE.

Y, por otro lado, por si no tuviéramos bastante problemas, nos encontramos con una creciente crispación alentada por algunos políticos que pretenden el enfrentamiento entre las distintas comunidades por razones religiosas o por su origen étnico o condición social; insoportables sospechas de corrupción en la gestión política o administrativa con multitud de políticos -de todos los colores- imputados unos, condenados o pendientes de resolución judicial otros; presuntas tramas –y no tan presuntas, en algunos casos- de compra de voluntades y de votos… y otros problemas que no detallamos para no aburrir.

Casi todos los partidos políticos con presencia en la Ciudad han solicitado que les expongamos nuestras cuitas y posibles soluciones a los problemas que sufrimos los empresarios. Y, por supuesto, nos hemos reunido con todos ellos independientemente de su ideología o cualquier otra consideración. Todos, menos con el PP que, desde que miles de ciudadanos salimos a la calle hace más de un año pidiendo auxilio desesperadamente ante lo que se nos venía encima, no ha querido saber nada de nosotros. Quizás la soberbia de algunos o la falta de costumbre a que los empresarios discrepen de sus decisiones les hayan movido a ello. Ese es su problema, no el nuestro. Nuestra conciencia está muy tranquila.

Como empresarios y como ciudadanos tenemos derecho a exponer nuestras ideas sin que por ello se nos acuse de hacer política, precisamente, por los políticos que deberían agradecer que les hagamos llegar nuestra opinión y recoger nuestras preocupaciones. Así lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo les guste más o menos al Sr. Imbroda y sus fieles seguidores porque somos ciudadanos además de empresarios.

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