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Columna Castrense

Hecho Histórico, 120 Aniversario de los héroes de Baler: Los Últimos de Filipinas

Supervivientes

El día 2 de junio, se cumplió el 120 aniversario de la finalización de la gesta heroica que un grupo de soldados españoles realizaron lejos de su España natal, en el pueblo de Baler en las islas Filipinas. En las Filipinas, una de las últimas posesiones de España en ultramar, se habían levantado en armas grupos de rebeldes contra España, atacando a diferentes destacamentos del ejército.

España nombró al General Fernando Primo de Rivera como nuevo gobernador, realizando una exitosa campaña que acorralaría a los revolucionarios, pero el gobierno español, ordenó al General a firmar un pacto de paz que se le llamó de Biac-Na-Bato por ser el lugar donde se firmó. El revolucionario Emilio Aguinaldo y otros cabecillas fueron deportados a Hong-Kong. No obstante hubo otros grupos que no aceptaron la paz y continuaron la lucha contra España.
La entrada en escena de EEUU por sus intereses estratégico, precipitaría la pérdida de las últimas posesiones. Estados Unidos declaró la guerra a España a raíz del hundimiento de barco Maine en Cuba del cual nos hizo responsables, demostrándose posteriormente que se debió a una explosión de sus propias calderas. A partir de ahí, se iniciaría la pérdida de las últimas posesiones incluidas las islas Filipinas.

En la isla de Luzón, se encontraba un pequeño poblado en su zona oriental llamado Baler, muy aislado y con comunicaciones tremendamente difíciles con la capital Manila. En Baler existía un destacamento español que sería el protagonista de los heroicos acontecimientos. Un grupo de 50 soldados, tres oficiales de armas y un oficial médico, realizarían una defensa tenaz durante casi un año en la iglesia de Baler. Allí, soportaron el hambre, las enfermedades y el fuego de su numeroso enemigo, pero el espíritu de resistencia, sacrificio y valor para soportar todas estas adversidades, hizo que se ganaran el respeto y la admiración no solo de los propios sitiadores, sino que conocida la gesta a nivel internacional, fue puesta como ejemplo de heroísmo en diferentes academias de formación de mandos, entre ellas las de EEUU.

Tras más de once meses de resistencia y cuando ya los víveres eran tremendamente escasos, el teniente Martín Cerezo acordó salir en fuerza por la noche del día 1 de junio y adentrase en la selva para llegar a Manila. Las instrucciones eran claras, si alguno caía herido, no se pararían a recogerlo pues pondría en peligro la vida del resto. Tras procederse a realizar todos los preparativos para esta acción, el azar hizo que tras varios intentos fallidos de mediadores para que se rindiera la posición, el Teniente Martín Cerezo, se percatase de que la guerra realmente había terminado y España había capitulado. El citado teniente, al releer los periódicos que el Teniente Coronel Aguilar les había dejado en su intento de que depusieran las armas, observó una pequeña nota en la que aparecía reflejado el destino de un amigo suyo, segundo teniente de la escala de reserva Francisco Díaz Navarro, que pasaba destinado a Málaga, aspecto este que le había expresado hacía tiempo el teniente Díaz de su intención de pedir destino a Málaga, por lo que esta noticia le hizo ver que los periódicos no eran falsificaciones y que realmente España había capitulado.

El 2 de junio de 1899 tras más de 337 días de defensa numantina, con el toque de corneta de atención y llamada y el izado de una bandera blanca, el Teniente Saturnino Martín Cerezo depuso las armas tras un acuerdo honroso con los sitiadores. Salía de la iglesia un grupo de 33 hombres en formación al frente del Tte Saturnino y el Tte médico Vigil. Estaban completamente desarrapados pero no derrotados. Terminaba así la gesta de estos heroicos soldados españoles.

El propio Emilio Aguinaldo, Presidente de la República de Filipinas, publicó el siguiente decreto: “Habiéndose hecho acreedoras a la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con aquel puñado de hombres aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, ha defendido su Bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares, e interpretando los sentimientos del Ejército de esta República, que bizarramente les ha combatido; a propuesta de mi Secretario de Guerra, y de acuerdo con mi Consejo de Gobierno.

Vengo en disponer lo siguiente:
Artículo único. Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no serán considerados como prisioneros, sino por el contrario, como amigos; y en su consecuencia, se les proveerá, por la Capitanía General, de los pases necesarios para que puedan regresar a su país.

Dado en Taslak á 30 de junio de 1899. — El presidente de la República, Emilio Aguinaldo — El Secretario de Guerra, Ambrosio Flores.”
Hoy en día el Ejército Filipino, rinde todos los años un homenaje a la memoria de los defensores en la iglesia de Baler, que aún existe.

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