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“Esta Medalla es para los profesionales penitenciarios a lo largo de los años y las asociaciones y ONG colaboradoras”

El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, recogió la Medalla de Oro para la prisión local
(Autor: CAM)

El Centro Penitenciario de Melilla se quedó el año pasado a las puertas de conseguir la Medalla de Oro de la Ciudad, una distinción que Ciudadanos (Cs) había propuesto aprovechando el vigésimo quinto aniversario de los inicios de la actual prisión melillense en el Monte María Cristina. Un año después, el Centro Penitenciario recogió este galardón, concedido por unanimidad a propuesta del actual presidente de la Ciudad Autónoma. El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, recogió la Medalla de Oro, de la que dijo que “pertenece a los profesionales penitenciarios que han trabajado en Melilla a lo largo de los años”, además de a su equipo directivo y “todas las asociaciones y ONG que colaboran con dicho centro”.

Ortiz empezó su discurso expresando un agradecimiento “doble” por la concesión de la Medalla de Oro, ya que “no es habitual que la institución penitenciaria” reciba altas condecoraciones como esta. Además, subrayó la “enorme satisfacción” que supone coincidir en este reconocimiento con el doctor Mariano Remartínez, “una persona excepcional”.
El máximo responsable nacional de Instituciones Penitenciarias hizo un repaso por los últimos 5 siglos y, de esta forma, poner de relieve la “historia ligada a lo penitenciario” que tiene Melilla. No en vano, subrayó que ya existía aquí un presidio en 1498, solo un año después de la fundación de Melilla como ciudad española.
Este fue uno de los diferentes datos históricos que ofreció Ortiz en su intervención, aunque destacó, especialmente, “dos fechas clave” en Melilla en relación a la institución penitenciaria. La primera, el Real Decreto del 22 de octubre de 1906, cuando se acordó la extinción de los Presidios de Melilla y Ceuta y se introdujo la libertad condicional, una experiencia que después se trasladó al resto de la península. La segunda, el 31 de mayo de 1993, cuando se publicó la orden por la que se clausuraba el Fuerte de Victoria Grande y se creaba el nuevo Centro Penitenciario del Monte María Cristina.
En su repaso histórico, hizo mención a tres personas que estuvieron privadas de libertad en Melilla: Antonio Díez, alcalde de la ciudad entre 1931 y 1936; el juez Joaquín Polonio, y Carlota O’Neill.
Según dijo Ortiz, Melilla es un ejemplo de colaboración e implicación con la Administración Penitenciaria”. También destacó cómo la prisión melillense “es un ejemplo de cómo hacer posible la convivencia entre prácticas religiosas”.
“Si la mejor manera de medir el respeto por los Derechos Humanos es comprobar cómo se trata a las personas privadas de libertad, los que trabajamos en el sistema penitenciario podemos sentirnos orgullosos por la Medalla de Oro que recibimos, por el trabajo que realizamos y la calidad democrática de este país y esta ciudad”, concluyó.

La “ancestral tradición penitenciaria” de Melilla desde su fundación española

La Medalla de Oro de Melilla le llega al Centro Penitenciario de Melilla cuando se cumple el vigésimo quinto aniversario de su apertura en el Monte María Cristina, pero en realidad el origen del la “ancestral tradición penitenciaria” de Melilla se remonta a más de cinco siglos, desde prácticamente su fundación española. Así lo expone la propuesta que presentó el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, y que salió adelante tanto en la Comisión de Cultura como en el Pleno de la Asamblea, donde se repasa con gran detalle la “centenaria historia penitenciaria ligada a Melilla” que representa la prisión de nuestra ciudad.
Así, explica que en el Asiento de Alcalá de Henares, firmado en 1.498 entre la Corona y la Casa Ducal de Medina Sidonia, para la “Guardia e proveimiento de Melilla”, se contempló la previsión de que a esta ciudad vinieran presos para cumplir sus condenas.
También se refiere a los “momentos heroicos” que ha vivido el Fuerte de Victoria Grande cuando se convirtió en el principal baluarte de Melilla durante el asedio de 1774-1775, además de “momentos que marcaron un punto de inflexión en la historia melillense como el 14 de junio de 1862 cuando desde una cañonera de su batería sur se disparó el cañón «El Caminante» cuyo proyectil marcó los actuales límites de Melilla”.
“En él estuvieron durante el decenio absolutista José María Calatrava y Francisco Sánchez Barbero confinados, por participar en la redacción de la Constitución de 1812”, recuerda la propuesta de condecoración aprobada, en la que también se recoge que el Fuerte Victoria Grande fue Presidio Penal de Melilla hasta comienzos del siglo XX.
Los antecedentes históricos del Presidio de Melilla datan del siglo del siglo XVII. El Real Decreto de 22 de octubre de 1906, dictado para la extinción de los Presidios de Melilla y Ceuta, es el antecedente normativo de la libertad condicional, en los términos que hoy la entendemos, siendo Melilla y Ceuta los territorios españoles en donde tuvo lugar la «experiencia de este primer ensayo de libertad condicional».
Una vez extinguido el Presidio se estableció en Melilla una cárcel, un establecimiento penitenciario ordinario, de carácter civil. “Con la sublevación de Franco y el comienzo de la Guerra Civil, se utiliza para recluir en ella a hombres y mujeres que se opusieron a la sublevación o que destacaban por su militancia progresista y de izquierda”, continúa relatando la propuesta presentada por De Castro.
En 1993 se construyó el actual establecimiento penitenciario ubicado en el Monte de María Cristina, “brindando a los reclusos la posibilidad de formarse laboralmente en sus talleres durante el tiempo que permanecen en prisión, con el objeto de facilitar su integración en la sociedad y alejarse del mundo del delito”, agrega. En 2018 se cumplió, por lo tanto, su vigésimo quinto aniversario. De Castro destaca en su propuesta la colaboración entre la sociedad civil, la Administración de Justicia y la Administración Penitenciaria en orden a la reeducación y reinserción social de los penados, que se produce con la “Asociación Melillense de Estudios Penitenciarios”, presidida por Juan Rafael Benítez Yébenes, Magistrado de la Audiencia Provincial de Málaga Sección 7ª con sede en Melilla y Juez de Vigilancia Penitenciaria, cuyas palabras también se recogen en la propuesta: “Si Melilla fue la cuna de la Libertad Condicional, también es esta ciudad, desde el año 2001, es pionera en la concesión de una libertad de este tipo con ocasión de la liberación de un preso en la Semana Santa, que constituye un ejemplo paradigmático de colaboración entre la sociedad civil y la Administración Penitenciaria en orden a la reeducación y reinserción social de los penados”.
Según la propuesta de concesión, la “ancestral tradición penitenciaria de Melilla” supone “una enorme riqueza histórica, cultural, social y de conocimiento de la ciudad de Melilla”. Por ello, De Castro considera que hay “méritos verdaderamente notables y transcendentes que hacen de esta centenaria institución penitenciaria acreedora y digna de tan elevada recompensa”, como es la Medalla de Oro, “en reconocimiento a la profesionalidad, dedicación y trabajo que funcionarios penitenciarios e instituciones judiciales y civiles de Melilla que tienen con el ámbito penitenciario”.

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Redacción

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