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El Día de Melilla, marcado por la ausencia de CPM y un discurso con más alusiones al pasado que al futuro

Un buen número de melillenses acudió ayer a la celebración institucional del 522 aniversario de la fundación de Melilla como ciudad española
(Autor: Guerrero)

Las gradas de la Plaza de Armas, repletas de melillenses que acudieron anoche a celebrar el Día de Melilla durante el acto institucional, contrastaban con la mermada tribuna de autoridades, en la que destacaba la ausencia de la mitad del Gobierno local porque los miembros de Coalición por Melilla (CPM), como ya había anunciado el partido de Aberchán, no asistieron a la conmemoración del 522 aniversario de la fundación española de la ciudad. Los cepemistas cumplieron así su palabra para dejar patente su disconformidad con la celebración del 17 de septiembre como el Día de Melilla, al igual que ya habían hecho en años anteriores, pero esta vez con la diferencia de ser el principal partido del Gobierno local. Pese a que el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, había pedido a los cepemistas que acudieran al Día de Melilla porque opinaba que "deberían estar como Gobierno", finalmente sus socios cepemistas no acudieron ni al acto institucional ni a ningún otro programado ayer para celebrar el 17 de septiembre, a diferencia de sus compañeros del PSOE y Ciudadanos (Cs) en el Ejecutivo. Esta ausencia fue más palpable en el acto del recinto amurallado, dada la presencia de la mayoría de las autoridades civiles y militares de la ciudad.
Entre los asistentes destacó el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, uno de los grandes protagonistas del acto institucional no solo por su participación en diferentes momentos como primera autoridad local, sino también por la expectación ante su primer discurso del Día de Melilla tras ser proclamado presidente el 15 de junio con el apoyo del PSOE y CPM.
Sin embargo, la intervención de De Castro estuvo marcada por los titubeos con el que lo pronunció y, sobre todo, por las continuas alusiones al pasado más que a los planes que su Gobierno tiene para el futuro de Melilla que, según dijo, está diseñando a largo plazo, de aquí a 2030. Por ahora, apuntó, ya se empieza a ver “una ciudad más alegre que hace tres meses”, en la que “hay más esperanza en la gente”.

“Debate de fechas”
De Castro no se refirió en el discurso a la ausencia de sus socios de CPM, pero sí a la polémica sobre el Día de Melilla al mostrarse convencido de que los primeros españoles que llegaron a la ciudad hace 522 años con Pedro de Estopiñán “restarían importancia al debate de fechas”.
También cuando afirmó que el 17 de septiembre, día en que empieza la historia española de Melilla, “es tan importante como aquel 13 de marzo de 1995 en que las Cortes nos concedieron nuestro Estatuto de Ciudad Autónoma”, una fecha que CPM ha planteado tradicionalmente como alternativa para conmemorar el Día de Melilla.
De Castro hizo gala en su alocución del pacto de Gobierno al afirmar que Melilla se ha convertido en “ejemplo de acuerdo político para toda España” gracias a que los tres partidos están “convirtiendo el bloqueo, las puertas cerradas y la imposición en diálogo, participación y mano tendida”. Fue una de las primeras alusiones al anterior Gobierno, a cuyo presidente, su antecesor, nombró expresamente cuando dijo: “Estoy convencido de que gobernar es difícil, y siempre reconoceré que don Juan José Imbroda tuvo que tomar alguna vez decisiones que ni él mismo compartía”.
En su intervención, De Castro pidió “humildemente ayuda” a los melillenses, además de “un mínimo de tiempo para empezar a ver resultados” y “aprender la diferencia entre el verbo ‘ceder’ y el verbo ‘renunciar’”.

La “nueva Melilla”
También pidió a la población que confíe en el futuro de la “nueva Melilla” que el nuevo Gobierno está “diseñando”, basada en una “transformación mucho más grande que requerirá años y esfuerzo por parte de todos”, ya que “la visión está puesta en el año 2030”, si bien “el trabajo se hace día a día”.
Como “líneas estratégicas” de esa “nueva Melilla”, De Castro enumeró que será “moderna” para entrar “en una etapa de innovación, crecimiento y expansión económica”; “libre de violencias”, orientada al turismo, los servicios, la formación y las tecnologías digitales; que “inunde las calles” de cultura, tenga “puertas abiertas al ciudadano” y que busque otras fuentes de riqueza además del comercio.
“Una nueva Melilla que vea la oportunidad real que nos brinda Marruecos, que abandone sus complejos y trabaje con el norte y con el sur para ser un nuevo polo de riqueza”, agregó De Castro en clara respuesta a Imbroda, que el año pasado abogó en ese mismo escenario del 17 de septiembre por “mirar más al norte”.
No fue la única alusión al anterior Gobierno que hizo De Castro en su discurso. Por ejemplo, también afirmó que su Ejecutivo se ha propuesto “recuperar y ensalzar” la convivencia y la comunidad y advirtió de que será “implacable con quienes pretendan hacer del caos un modelo de sociedad”. “Nadie se acercó durante años a los ciudadanos para preguntarles, sencillamente, ‘qué Melilla quieres que construyamos para ti’”, agregó el actual presidente, según el cual “hace tres meses que la mayoría es más fuerte que la unanimidad” y “los que creyeron que el mundo era blanco o negro se equivocaron”.
Sin embargo, instó a “no perder más tiempo en debatir sobre el pasado” porque “el pasado ya no arregla nada”, y llamó a trabajar entre todos, sin partidismos, por el “futuro común”.
“Esta ciudad no dejará nunca de ser española. No existe ese debate. Centrémonos en lo que realmente importa. Sin colores, sin siglas. Trabajemos unidos, siempre fieles a nuestros principios, pero aportando, nunca destruyendo”, afirmó De Castro para finalizar su discurso, una de las partes principales del acto central del Día de Melilla.

Ofrendas
Una conmemoración que arrancó con una ofrenda floral en la estatua de Pedro de Estopiñán, a cargo del propio De Castro con la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y el comandante general, José Miguel de los Santos. Los tres, ya en la Plaza de Armas, también se encargaron de la ofrenda en el siempre emotivo acto de homenaje a los caídos.
El izado de las banderas a cargo de los premiados con la Medalla de Oro, Enrique Remartínez y el Centro Penitenciario, representado en su director, fue otro de los momentos más simbólicos del acto institucional, además del desfile, las cuatro salvas y una suelta de globos con los colores de Melilla para finalizar un acto con mucha presencia de niños, que también tuvieron su participación con la lectura del trabajo ganador de ‘Qué es Melilla para ti’ y el canto a la bandera.

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Redacción

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