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La perspectiva de Nezar

Los libros del colegio y la tecnología digital

En estas fechas los niños ya han empezado su temporada escolar y no existe una mayor preocupación para los padres que proporcionarles sus libros de estudio y el material escolar. Lo cierto, es que hace pocos días me encuentre con un padre que acababa de comprarle los citados libros a sus tres hijos y me dejó sorprendido. Iba tan cargado que no pudo ni darme la mano para saludarme. Además, me contó que no había podido pagar los libros de golpe. Decir también sobre el material escolar que su precio tampoco es nada.
Por otra parte, la televisión emitió un programa en el que claramente afirmaba que las diferentes editoriales escolares habían hecho un pacto para que los libros escolares no bajasen de precio. Y claro, ante estos disparates, uno empieza a pensar de qué y para qué sirven dichos libros si la plataforma de ventas más grandes del mundo, AMAZON, ya vende más ediciones digitales que impresas.

Nuestra generación prefiere leer libros impresos, pero los jóvenes y niños de hoy en día ya se mueven y juegan más con la tecnología digital que con la convencional. Desde mi perspectiva, la escuela no es solo un centro donde se estudian materias académicas, sino un lugar donde se enseña a convivir, a interactuar, a aprender y a iniciar al niño o al joven sobre cuál va a ser su contexto de vida futura y cómo tiene que desenvolverse en ella.

La educación escolar no se puede tomar como un negocio, sino como una inversión del Estado, tanto en centros de ámbito estatal, como en centros concertados, y lo que está claro es que no es justo que un niño necesite un carro con ruedas para ir tirando de él por la calle en dirección a su escuela.

Tampoco es justo que los padres tengan que gastarse lo que no tienen para que sus hijos aprendan las materias académicas. No hay que olvidar que la educación en España es un derecho que tienen los ciudadanos y un deber al mismo tiempo. Por lo que veo inmoral que un estado exija a sus ciudadanos un gasto excesivo en esta cuestión.

La solución es bien sencilla: se le dota a cada niño de un ebook y el centro que descargue de las editoriales los libros que estime oportunos y estén homologados con el Ministerio de Educación y una vez hecho esto, los niños se vayan descargando dichos libros en sus ebooks…Así de fácil.

Los ebooks ya podrán adquirirlos los padres con total libertad, pero debería de haber una marca, a ser posible, de producción y patente nacional, que dada la demanda sea muy económica de adquirir para las familias menos pudientes. Un ebook con su funda tamaño estándar para su ciudadano y protección, y el material escolar más elemental para iniciar el curso sería suficiente. Y conforme vayan pasando los meses, se iría adquiriendo el material escolar complementario…No veo por qué hay que comprarlo todo el primer día.

Lo cierto es que, de esta forma, el Estado se ahorraría en becas un disparate de dinero y los padres también se ahorrarían verdaderos quebraderos de cabeza, además de que los niños solo necesitarían una pequeña cartera para ir a clase, Para mí esto sería lo normal, salvo que existan otros intereses, que de seguro no son ni buenos, ni sanos, ni están hechos con buenas intenciones.

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