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Voto por correo, ¿fraude electoral?

Si se ha manipulado el voto de todos o la mayoría de esos 6.000 melillenses refugiados en el voto por correo -mientras que en Ceuta son 2.767, un 20,7% menos que en las anteriores elecciones- es evidente que el resultado de las elecciones en Melilla no será el de la libre y democrática expresión de la voluntad popular, sino un auténtico fraude electoral A pesar de la insistencia propagandística del todopoderoso oligopolio televisivo de Atresmedia, el debate a cinco del pasado lunes, el debate de los cinco líderes de los cinco partidos políticos españoles -todos hombres, ninguna mujer- con mayor representación en el Congreso, decepcionó y no añadió algo nuevo que moviera a los todavía indecisos -quizás el 7% de los votantes- a tomar una decisión electoral y aún menos a cambiar de decisión a los que ya la han tomado, más del 80% de los españoles.

Quizás el más inteligente resumen de lo que fue el llamado “gran debate” electoral ha sido el del diario ABC: “Todos ganan: el análisis en los partidos del debate en el que vencieron los cinco”. Todos, partidistamente, han ganado, como, aunque sea realmente imposible, es oficialmente habitual en todos los partidos políticos. Todos, realmente, han desaprovechado una gran oportunidad de destacar, algo que era de esperar en un formato de debate a cinco que fue inevitablemente pesado, reiterativo, aburrido.

En resumen, todo sigue igual. El PSOE de Sánchez -para desgracia de España y con el paro aumentando, como es habitual con las políticas socialistas- ganará las elecciones, eso sí, con menos diputados de los que tenía y con la incógnita, no despejada por Sánchez, a pesar de la insistente pregunta -lo mejor del debate- de Pablo Casado, de si pactará o no con los separatistas en el caso, más que probable, de necesitar sus votos. El PP de Casado sube mucho, pero no lo suficiente como para convertirse en el partido más votado. Vox tiene un aliado fundamental, el separatismo catalán y el descontrol de los inmigrantes, lo que le va a proporcionar más escaños, pero ninguna posibilidad de gobernar (a pesar de lo que cree en Melilla el redomadamente inútil y traidor político que es Jesús Delgado). Los comunistas de Unidas Podemos pueden hacerse los buenos, el papel que el lunes representó Pablo Iglesias, pero tienen una historia de terror, una dependencia con la anti España que no pueden ocultar y una espantosa, y falaz, seguridad de que “la izquierda “es buena, mientras que la derecha, porque ellos lo dicen, “es mala”. Y el batacazo electoral del Ciudadanos de Rivera, cada vez más desencajado y ya desposeído de la exclusiva de la defensa de la españolidad de Cataluña, es ya inevitable (como era de esperar cuando te unes, como es el caso de Melilla, a gafes como De Castro y Liarte).
¿Qué pasará en las elecciones en Melilla? Pues, para empezar -y ya veremos si para terminar- que mientras que en España las solicitudes de voto por correo han disminuido un 27,4%, en Melilla han experimentado un extraordinario, preocupante, presuntamente delictivo aumento del 52,7% con respecto a las elecciones generales anteriores del cercano 28 de abril. Casi 6.000 melillenses resulta que han tenido un súbito ataque de interés electoral sumado a una extraordinaria, incomprensible, nunca antes padecida, imposibilidad de votar en persona el próximo domingo. ¿Habrán cobrado algo, quizás unos 50 euros por voto, para animarles a votar por correo? ¿Habrán votado todos, o casi todos, a un mismo partido? ¿Se estarán utilizando los malditos Planes de Empleo -que son, realmente, Planes de Desempleo, como los datos demuestran- para “comprar” votos?
Son preguntas a las que la Junta Electoral debería buscar respuestas, porque, si se ha manipulado el voto de todos o la mayoría de esos 6.000 melillenses refugiados en el voto por correo -mientras que en Ceuta son 2.767, un 20,7% menos que en las anteriores elecciones- es evidente que el resultado de las elecciones en Melilla no será el de la libre y democrática expresión de la voluntad popular, sino un auténtico fraude electoral, una sucia repetición de lo que ya ocurrió en unas elecciones melillenses anteriores, sobre las que ya hay condenas judiciales. Mustafa Aberchán, líder de CpM y aspirante al Congreso, tenía razón cuando decía que se debía controlar e incluso anular el voto por correo en próximas elecciones. Nunca habrá tantas razones y tantos indicios de fraude para hacerlo, anular el voto por correo, como ahora.

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