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Ganar el partido en los despachos

Lo deseable es que la Ley Electoral se aplique en su literalidad mientras no haya cambios, porque lo contrario da pie a intentos de ganar en los despachos lo que no se pudo en el terreno de juego, que son las urnas. Algo evidente visto lo visto este miércoles en el escrutinio general por parte de CpM, y sobre todo cuando este partido intentó invalidar decenas de votos por un error en el acta del Senado redactada por la mesa 08 004 A, muy probablemente involuntario y fruto del agotamiento después de una jornada electoral de más de 15 horas Coalición por Melilla se ha quedado con la miel en los labios después de las elecciones generales que se celebraron el domingo 10 de noviembre. Es lógico, teniendo en cuenta que en la noche electoral el partido de Mustafa Aberchan tuvo en sus manos durante muchos minutos el diputado y también un puesto en el Senado con Dunia Al-Mansouri. Al final, una vez contabilizado hasta el último voto, los escaños se quedaron en la sede del Partido Popular, porque así lo han decidido los melillenses en las urnas. Es la segunda vez que a CpM le ocurre este año, porque también sucedió lo mismo en las elecciones del 28 de abril.
Sin embargo, CpM está intentando por todos los medios ir a Madrid, como reza su himno de campaña, aunque para ello haya que rizar el rizo. Y lo demostró este miércoles, cuando la Junta Electoral de Zona procedió a realizar el escrutinio general, que es la comprobación de las actas de cada una de las mesas constituidas el día de las elecciones. Los representantes de Coalición por Melilla pidieron ver todos y cada uno de los 1.009 votos que el domingo se habían declarado nulos en las mesas electorales entre el Congreso y el Senado, pidiendo que se dieran por correctos los que consideraba que eran válidos, algo que no se había dado nunca antes en el escrutinio general. El objetivo, obviamente, era recortar la ventaja que el PP había conseguido cuatro días antes, aunque la Junta Electoral sólo le hizo caso en una veintena de ellos, algo discutible, por otro lado, con la Ley Electoral en la mano.
Y es que en la Sección 15ª de dicha Ley, sobre el escrutinio general, el artículo 106 dice lo siguiente: “Durante el escrutinio, la Junta no puede anular ningún acta ni voto. Sus atribuciones se limitan a verificar sin discusión alguna el recuento y la suma de los votos admitidos en las correspondientes Mesas, según las actas o las copias de las actas de las Mesas, salvo los casos previstos en el apartado 4 del artículo anterior, pudiendo tan sólo subsanar los meros errores materiales o de hecho y los aritméticos”. Y añade: “A medida que se vayan examinando las actas los representantes o apoderados de las candidaturas no pueden presentar reclamación ni protesta alguna, excepto aquellas observaciones puntuales que se refieran a la exactitud de los datos leídos”.
Es decir, que la Ley Electoral habla de que el escrutinio general debe centrarse en la verificación de los votos “admitidos”, no de los nulos, y sólo puede intervenir para subsanar un “error material o de hecho o aritmético”. Con esa revisión de los votos nulos solicitada por CpM, y consentida por la Junta Electoral, se están corrigiendo decisiones de las mesas electorales, adoptadas por sus respectivos presidentes y vocales, y sobre los que ninguno de los interventores de los partidos que estaban en ellas presentaron reclamación alguna el domingo. Es más, dichos interventores, entre los que estaban también los de CpM, posteriormente firmaron las actas, dando su visto bueno al trabajo realizado por la mesa electoral.
El mensaje que se traslada a la opinión pública tras lo sucedido este miércoles es que las mesas electorales no tienen la potestad que, supuestamente, se les da en unas elecciones, habida cuenta que sus decisiones pueden ser corregidas tres días más tarde por la Junta Electoral, a instancias del partido de turno que decida reclamar, cosa que tampoco se puede hacer, según la Ley Electoral, como hemos visto anteriormente.
Si lo sucedido este miércoles va a ser a partir de ahora la tónica general, entonces urge cambiar dicha normativa para que el escrutinio lo haga, directamente, la Junta Electoral, cambiando el sistema que se está siguiendo en España y que carga de una gran responsabilidad a las mesas no ya solo durante 11 horas mientras los colegios electorales permanecen abiertos, sino sobre todo en las posteriores, durante el recuento.
Sin embargo, lo deseable es que la Ley Electoral se aplique en su literalidad mientras no haya cambios, porque lo contrario da pie a intentos de ganar en los despachos lo que no se pudo en el terreno de juego, que son las urnas. Algo evidente visto lo visto este miércoles en el escrutinio general por parte de CpM, y sobre todo cuando este partido intentó invalidar decenas de votos por un error en el acta del Senado redactada por la mesa 08 004 A, muy probablemente involuntario y fruto del agotamiento después de una jornada electoral de más de 15 horas. Un error del que no se percató nadie, ni siquiera los interventores de los partidos, que firmaron el acta, y que no debería tener la enorme trascendencia de variar el resultado que dictaminaron los melillenses con sus votos depositados en las urnas. Si eso ocurriera, estaría claro que algo falla en el sistema electoral, tan importante para la buena salud de nuestra democracia.

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