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MENAS en Melilla

Se entiende por Menor Extranjero No Acompañado (MENA) el extranjero menor de dieciocho años que sea nacional de un Estado al que no le sea de aplicación el régimen de la Unión Europea que llegue a territorio español sin un adulto responsable de él, ya sea legalmente o con arreglo a la costumbre, apreciándose riesgo de desprotección del menor, así como a cualquier menor extranjero que una vez en España se encuentre en aquella situación, de acuerdo con el Art. 189 del Reglamento de Extranjería (Real Decreto 557/2011, de 20 de abril).
Todo Menor Extranjero No Acompañado que haya sido localizado en territorio nacional será inscrito en el Registro de Menores Extranjeros No Acompañados (RMENA), con efectos exclusivos de identificación y localización, conforme al Art. 215 del Reglamento de Extranjería.
Pero me gustaría centrar este artículo no ya en la situación general de los MENAS, sino en algunos casos con los que me he encontrado en Melilla, la ciudad donde resido y trabajo.

Cifras
Según el consejero de Bienestar Social de la Ciudad Autónoma de Melilla, en febrero de 2019 se han producido 347 ingresos y reingresos de MENAS procedentes de Marruecos, en los centros de acogida de la ciudad, y que 61 accedían por primera vez a la ciudad.
Durante ese mismo periodo de acuerdo con el informe de la Policía Local, han sido 61 los menores extranjeros de nuevo ingreso. De todos ellos, 8 manifestaron en instalaciones policiales que accedieron portando documentación marroquí, entrando solos o acompañados de un familiar u otro individuo; otros 11, lograron entrar aprovechando las aglomeraciones de porteadores del comercio atípico (contrabando); 4 entraron viajando ocultos en el interior de vehículos, de los que se dedican a comercio atípico, en sus bajos o en huecos de los camiones; 9 lo hicieron aprovechando cualquier desajuste o aglomeración de la frontera; y 1, a nado.
Polizones
Pero no todos los MENAS que llegan a Melilla permanecen en el Centro de Acogida, donde se les educa, viste y alimenta, intentando formarlos para el futuro; así, tenemos casos de chicos y chicas que una vez cumplida la mayoría de edad y acabados ciertos cursos como hostelería, trabajan dignamente en restaurantes de la ciudad.
Penosamente, como digo, la mayoría de los menores que acceden a Melilla por sus propios medios, tienen como objetivo llegar a la Península y/o al continente europeo. Para ellos Melilla es la puerta hacia ese destino.
Por ese motivo, no dudan en buscar mil maneras de viajar como polizones en los barcos que hacen la ruta entre Melilla y Almería, Málaga o Motril. Unos intentan entrar con documentación falsa, otros a la carrera, pero están los que pretenden entrar camuflados en la batea de algún camión con el peligro de asfixia que conlleva y, aún más peligroso, en el bloque motor de estos camiones. Desgraciadamente se han dado casos de fallecimientos por quedar atrapados en las poleas del motor.

Estancia en centros
Estos menores a que me refiero no residen en el Centro de Acogida, por diversos motivos: unos manifiestan la aglomeración del centro, otros maltratos y algunos problemas con otros MENAS; pero lo cierto es que llegados a una edad, la mayoría de ellos no aceptan las normas internas, además su preferencia pasa por malvivir en zonas próximas al puerto de Melilla.
Así, pernoctan en portales, cajeros y, lo más peligroso, en contenedores de cartón, refugiados del frío, arriesgándose a ser recogidos por la grúa que los vacía.
Mención especial merecen los casos de niños y niñas marroquíes de corta edad que son introducidos por sus propios progenitores en la ciudad y posteriormente abandonados. Como el caso que he vivido en primera persona, de una niña marroquí de 8 años, cuya madre dejó sentada en un banco de un parque muy próximo a la Jefatura de Policía Local, con instrucciones muy claras: «no te muevas de aquí hasta que llegue la policía o alguien te lleve con ellos».
¿Qué empuja a una madre a abandonar a su hija de 8 anos en un país extranjero con costumbres y leyes distintas a las suyas? Pero estos casos merecen un capítulo aparte.

Artículo publicado en la revista Quadernos de Criminología (QdC) y por la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses que, por su interés, reproducimos.

El autor, Francisco J. Céspedes Pérez, es Subinspector de la Policía Local de Melilla y está muy concienciado con todo lo relativo a MENAS. Es, además, Diplomado en Criminología por la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Este año terminará el Grado de Criminología por la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja).

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