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El medio es el mensaje

Ha pasado ya un día y Jesús Delgado Aboy sigue en su puesto de máximo representante de Vox en Melilla. Aumenta la indignación de muchos de los militantes y votantes de Vox, que votaron al partido más en las elecciones generales, a las que Delgado Aboy no se presentó en Melilla, que en las locales, en las que sí se presentó, con el pobre resultado ya conocido, que hizo posible el Gobierno que ahora Melilla tiene y que, según la inmensa mayoría de los melillenses, padece, como demostró la encuesta de nuestro periódico tras preguntar a los melillenses su opinión sobre tal Gobierno. Aterra que una persona que ha manejado los recursos económicos del Colegio de Médicos de Melilla como, según demuestra la auditoría, Delgado Aboy lo ha hecho, pueda seguir influyendo o pueda tener más responsabilidades en la ya maltrecha Asamblea de nuestra ciudad.
El PP de Melilla esperaba, y probablemente sigue esperando, que los pactos nacionales liderados por Pedro Sánchez terminaran con un acuerdo nacional PSOE-PP que pudiera tener consecuencias en Melilla, donde un acuerdo entre los dos partidos sumaría 14 diputados, mayoría absoluta y posible nuevo Gobierno. Pero las cosas en Madrid no parecen avanzar en ese sentido del acuerdo Sánchez-Casado, sino en el de un acuerdo escrito y no dado a conocer entre el PSOE y la ERC, la izquierda republicana de Cataluña cuya declarada intención es la convocatoria urgente de un referéndum separatista, en el que insiste Junqueras desde la cárcel. Con la abstención de ERC y el voto de otros separatistas catalanes y vascos, el Gobierno socialista-comunista sería posible, aunque la unidad de España, tal y como contempla la Constitución, será imposible.

Lo que ya no será posible es que, por el momento, el Madrid le gane al Barcelona, ahora Barce, con tilde bajo. El árbitro que no le gustaba al Madrid, ahora queda claro por qué, lo impidió, a diferencia de lo que hizo el Barcelona, el brazo no armado del separatismo, que permitió e incluso alentó que el partido llamado “clásico” se convirtiera en un acto de propaganda secesionista.

Decía Marshall McLuhan que el medio es el mensaje, o sea, que el medio influye en cómo se percibe el mensaje. El Gobierno actual de Melilla ha tenido, al menos hasta ahora, muy poco respeto por los medios de comunicación, especialmente por el nuestro. Aun así, les atendemos y publicamos lo que dicen, aunque nos puedan extrañar algunas de las cosas que dicen. Por ejemplo ayer publicamos una entrevista con Yonaida Selam, de la que publicamos mucho de lo que hacía y decía en su vida política anterior. Le preguntamos ayer si hay disputas en el actual Gobierno tripartito y nos contesta que “no existen”, para añadir, ahora muy obediente, que “el Sr. Aberchán -renunciando a ser diputado lo hizo- en un acto de generosidad y responsabilidad sin parangón”. Si nosotros, el medio, no comentamos eso estamos influyendo en que eso se perciba como algo cierto. Pero nuestra obligación moral y ciudadana es decir que ambas cosas -no disputas en el Gobierno y generosidad y responsabilidad sin parangón del Sr. Aberchán al renunciar a ser diputado- son falsas.

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