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Ventana nacional

Plomo en las alas

Mal empezamos. Pere Aragonés, vicepresidente de la Generalitat y alter ego de Oriol Junqueras, el encarcelado líder de ERC, sobre cuyos 13 diputados se asienta el relanzamiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, ya ha dicho que "o el Gobierno sale de su inmovilismo o volvemos a otras elecciones".
Y eso que ni siquiera se ha formado oficialmente el nuevo Ejecutivo (las tomas de posesión de los ministros están anunciadas para el lunes y su primer Consejo para el martes).

La advertencia de Pere Aragonés, con la habitual carga conminatoria del discurso independentista, es consecuencia de recientes pronunciamientos del TS, que han venido a confirmar la situación penitenciaria de Oriol Junqueras como penado con sentencia firme que incluye su inhabilitación y, por tanto, incompatible con el ejercicio de ningún cargo público (el de eurodiputado, en este caso).

En otras palabras, que no se anula la sentencia del "procés" ni se permite la excarcelación de Junqueras. Ni siquiera la excarcelación ocasional para acudir al Parlamento Europeo, en contra de lo que había reclamado la Abogacía del Estado, que depende del Gobierno, en teórico esfuerzo de aproximación a las reclamaciones independentistas.

La segunda en la frente. El TS tampoco accede a retirar la inhabilitación del presidente de la Generalitat, Quim Torra, en tanto que diputado del Parlament, decidida por la JEC (Junta Electoral Central) como consecuencia de su condena por desobediencia en el TSJC (Tribunal Superior de Justicia de Cataluña) en el asunto de los lazos amarillos en lugares públicos durante la campaña electoral.

En este caso, la reacción del interesado busca por elevación el rechazo al orden constitucional en su conjunto. Según el, estamos ante "un nuevo golpe de Estado". Palabras mayores, como vemos, que son premonitorias del plomo que el nuevo gobierno de Pedro Sánchez va a llevar en las alas desde su origen. Incluso antes, si relacionamos estas reacciones de los dirigentes independentistas con su muy aireada advertencia de que la gobernabilidad de España les trae sin cuidado.

Todo lo antedicho se relaciona con la llamada cuestión catalana, que gravita sobre la continuidad del nuevo Gobierno como una espada de Damocles. Pero si nos aproximamos a los otros vectores de incertidumbre cosidos a su razón fundacional, los nubarrones se multiplican.

A saber: base parlamentara débil, oposición implacable, disputa política de fondo entre dos fuerzas de izquierda de muy diferente estirpe y un larvado malestar en las propias filas del PSOE, que puede aflorar en cualquier momento, a la vista de tantos elementos de incertidumbre como concursan en el aquí y ahora de la vida política nacional.

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