Nuestros colaboradores. Históricamente y desde nuestro nacimiento, hace ya más de 35 años, MELILLA HOY ha tenido, y disfrutado de, la aportación de colaboradores muy ligados a Melilla y con un gran conocimiento de nuestra ciudad. Uno de los más destacados y recientemente fallecido, el gran Paco Roldán, al que siempre recordaremos y echaremos de menos. Hoy quiero hacer un repaso agradecido y resumido a lo que algunos de nuestros colaboradores han aportado al periódico durante la semana pasada.
El martes, 12 de mayo, publicamos una mala noticia, proveniente de la Hermandad de Donantes de Sangre, presidida por la gran y admirada Isabel Quesada: La disolución de la Hermandad, debida a la “falta de apoyo institucional”. La historia de la Hermandad, lo que ha hecho por Melilla desde su nacimiento hace 36 años -un año antes del nacimiento de MELILLA HOY- es impresionante. El INGESA no ha querido renovar la financiación. Dos trabajadores más han pasado al paro (los dirigentes, como en el caso del golf, no han cobrado jamás ni un euro). Un caso más de destrucción evitable.
Ese mismo día hubo un nuevo artículo de Pepe Megías, “Melilla: decorado político”, un decorado de intenciones, promesas no realizadas, falta de liderazgo y de programa en el gobierno local de tres “partes” que “no se fían de los demás, ni entre ellos mismos”, demasiados cargos públicos, demasiados “políticos-funcionarios o funcionarios políticos, no sé qué es peor”. Es para estar deprimidos, concluye Megías, “porque mientras Melilla va hacia la catástrofe (según Aberchán, el 5 de marzo) ellos -los políticos- van a lo suyo”.
El jueves, 14 de mayo, apareció en portada lo que nos envió uno de nuestros colaboradores, la Federación Melillense de Golf, una Nota informativa lamentando “la falta absoluta de comunicación formal por parte de la Consejería de Deportes de la CAM, encabezada por el consejero Rachid Bussian”. Hablar y prometer, es muy fácil. Hacer, no lo es tanto. Para hacer es imprescindible saber y, a continuación, querer hacer. Si faltan conocimientos y deseo de hacer -lo mínimo que se puede pedir, además de respeto a los ciudadanos, que les pagamos- un político no debe continuar cobrando. O cambia de actitud o debe ser apartado. Bussian, con su inactividad y sus promesas incumplidas, ya ha dejado en la calle a tres trabajadores ejemplares, sustituidos por siete mucho más gravosos para las arcas públicas y con menos experiencia.
El viernes, 15 de mayo, publicamos un artículo de Mohamed Tilmatine: “España y sus bereberes: el amazige en Melilla y la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias”, título ya muy descriptivo que termina con una conclusión: “El Gobierno español se encuentra hoy en un dilema: ¿Cómo se puede justificar un trato desigual a los ciudadanos de un mismo país dando a algunos lo que se rechaza a otros en Melilla?”. Es una buena pregunta a la que, antes o después -mejor antes que después- habrá que contestar.
Francisco Bohórquez, en su nueva columna semanal, Libertad Económica, página 18 de nuestro periódico del sábado: “Otro tipo de inversión, y quizá una de las más productivas, es la inversión en capital humano. Esto es, invertir en nuestra propia educación. Mayor formación se traduce, en la inmensa mayoría de los casos, en mayores salarios, siendo los salarios muy parecidos a una anualidad, o conjunto de pagos periódicos e iguales”. La inversión en educación, en capital humano, es, sin duda, la mejor, la más necesaria, la más productiva… y la que menos conviene a los gobiernos totalitarios, que prefieren siervos no pensantes –para los seres humanos la cuestión ‘ser o no ser’ es la cuestión ‘pensar o no pensar’- y empobrecidos, en vez de ciudadanos bien educados, libres y pensantes.
Para terminar este resumen semanal, una mención al artículo del domingo de Amin Azmani, presidente de Adelante Melilla, “Les da igual”. Cita a los 25 diputados de la Asamblea de Melilla y resume: “Son servidores públicos y para eso les pusimos allí los melillenses, para servir y no servirse”. Un grito más, entre tantos gritos, algunos audibles , otros, muchos, ahogados.
