El gobierno acordó, aunque con retraso una vez más en esta crisis, el luto oficial en España durante diez días-desde el día 27 de mayo-; pero bienvenido sea, y que ello no desmerezca el merecido y respetuoso recuerdo, a las miles de personas fallecidas con motivo de la epidemia del SRAS-CoV-2. En él se incluye el justo homenaje a tantos miles de sanitarios afectados (51.482), y en especial a los fallecidos durante su sacrificado ejercicio profesional: 63.
Mi colaboración de hoy va dedicada a la memoria de los miles de muertos en esta epidemia. La mortalidad atribuíble al COVID-19 fue motivo de controversia, lo es actualmente y lo será en el futuro, debido a que hay grandes discordancias entre los datos oficiales ofrecidos por el ministerio y los de otras fuentes; con los antecedentes que tienen aquel y su portavoz, el dr. F. Simón, han generado una amplia y generalizada desconfianza de la ciudadanía-totalmente comprensible-, ante los cambios en las formas y conceptos para su recopilación, que auspiciados por el ministerio, hacen imposible un análisis de lo ocurrido. Voy a intentar centrar la cuestión en base a criterios o parámetros objetivos, y para ello utilizaré dos ámbitos, uno de tipo cualitativo o conceptual que lo basaré en la Real Academia Española de la Lengua (R.A.E.); el segundo será de tipo cuantitativo o estadístico, y lo fundamentaré en la epidemiología en ciencias médicas.
Ante todo se debe de recordar que la R.A.E. define causa como aquello que se considera como fundamento u orígen de algo. Desde el plano cualitativo, la disyuntiva estriba en qué palabra/s expresan la vvinculación de un hecho y su causa, en este caso la infección/enfermedad del COVID-19 con la muerte; y en concreto me refiero a las preposiciones de, por y con, que La R.A.E. define y ejemplifica su utilización del siguiente modo:
- De. Denota la causa u origen de algo. Murió de COVID.
- Por. Denota causa. Muerto por COVID.
- Con. Expresa condición. Con que sufra COVID, morirá. También expresa las circunstancias con que se ejecuta o sucede algo. Muere con COVID. Ésta seria aquí causa concomitante
En medicina las causas de una patología son variadas, pueden ser de diversa naturaleza ( biológica, social, económica, ..) y se pueden esquematizar en un puzzle multicausal, cuyas categorías pueden ser: imprescindible, necesaria y concomitante. Todas ellas se pueden relacionar con la patología y su efecto, en este caso la muerte; en el caso del COVID-19 por ejemplo, serían la infección viral, la edad avanzada y la patologías previas, y en el orden enunciado.
En el plano cuantitativo, el Ministerio de Sanidad fijaba ayer en 27.121 la cifra oficial de fallecidos en España, de los 237.906 infectados-el día 22 eran 28.628-, que si nos referimos a otras fuentes las discrepancias son importantes y rotundas en sus argumentos; así se puede citar el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo)-elaborado por el Instituto de Salud Carlos III-, que basado en los datos de los registros civiles informatizados (93% de la población española), es considerado un sistema conservador por hacer siempre estimaciones a la baja. En el mismo sentido se puede citar la mortalidad referida a la población (Tasa de muertes/1000 habitantes). A finales de abril, un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid-basado en el Sistema MoMo, del periodo 17 de marzo al 11 de abril-y cuando los muertos según el Ministerio eran algo más de 25.000, estimaba una desviación (^) de la mortalidad del 76%, que sin considerar que toda ella fuera por el COVID-17, estimaba en 42.807 los fallecidos por el COVID-19. Si el período de estudio llega al 20 de mayo, el exceso de mortalidad sobre la esperada es del 44%, y del 51% en mayores de 74 años (según datos del propio M°).
En España, no será posible conocer la mortalidad total hasta que dentro de un año el Instituto Nacional de Estadística (INE) publique la estadística de mortalidad semestral, que otros países como el Reino Unido han decidido adelantar. España no lo va a hacer.
El pasado viernes, el M° actualizó la cifra de fallecidos, agregando 13.250 muertes por retraso en la notificación, con ello-según el Financial Times-, España pasaba a ser el país del mundo con mayor tasa de muertes por 1000 habitantes, rozando los 1000 fallecidos por millón de habitantes el exceso de mortalidad durante le período de la pandemia. Este dato es congruente con el dado por Hans Kruge, director de la Oficina para Europa de la O.M.S., que cifraba la mortalidad de España por COVID-19 en el 27% de la ocurrida en Europa, recogiendo el dato del propio MoMo, que cifraba el exceso de mortalidad en 43.000 fallecidos ( un estudio de intensivistas lo cifró entre 45-77.000) .
No creo necesario abundar más en las cifras, que justifican la absoluta desconfianza de la ciudadanía en los responsables oficiales, por unos datos cambiantes y carentes de homologación. Por lo expuesto, hay que contar no solo los muertos de, también los por y los con el COVID-19; ya nos enteraremos-pasado el tiempo-, de los fallecidos por la demora en la asistencia a otras patologías, a causa del colapso asistencial que el COVID-19 trajo.
Nota.- No tengo los datos argumentales, para la desafortunada decisión de E.E.U.U. ( de su presidente) de romper sus relaciones con la O.M.S., pero debo de rechazarla rotundamente por inoportuna en la pandemia actual; y además puede suponer la muerte de millones de personas en el Tercer Mundo, al afectar a programas de salud imprescindibles para desarrollo por la O.M.S. en ellos.
