Hajj Mimon, el empleado del cementerio musulmán al que una mujer acogida en las instalaciones denunció por abuso sexual, niega todos los hechos y se declara “víctima de un montaje” orquestado por determinadas personas a las que impidió sacar lucro de la necesidad de personas sin recursos. Espera que la justicia actúe pronto y no descarta emprender acciones legales contra los que han tirado por tierra su nombre. En declaraciones a este Diario, Hajj Mimon asegura que se le está acusando de algo de lo que es “completamente inocente” y reitera que todo cuanto ha ocurrido tiene un claro fin difamatorio por parte de quienes son críticos por la labor callada que desde hace 27 años viene desarrollando en la mezquita del cementerio musulmán.
No descarta que detrás de “esta encerrona” haya otro tipo de intereses por parte de quienes lo han orquestado, personas que señala han intentado lucrarse de las necesidades de personas desamparadas, como ha sido el caso de los marroquíes que se han quedado varados en Melilla.
Críticos
Según relata, la mezquita del cementerio abrió sus puertas para alojar a los muy numerosos marroquíes que se quedaron en Melilla cuando Marruecos llevó a cabo el cierre fronterizo en el mes de marzo por el tema del covid-19. Cuando el 15 de mayo permitió la repatriación de 200 de ellos, fue cuando todos aquellos irregulares que viven en Melilla se dieron a conocer e intentaron, de forma infructuosa, poder regresar a casa.
En ese momento es cuando llegan a la mezquita muchas personas en esta situación, entre ellas la mujer que lo ha denunciado, junto a otras tres compañeras que hasta entonces habían estado alojadas en casas particulares.
Señala que estas mujeres no respetaban ni las instalaciones de la mezquita ni el hecho de estar en Ramadán, porque señala que en más de una ocasión las sorprendió fumando o comiendo. Además, asegura que raro era el día que estas mujeres no pasaban toda la noche fuera y regresaban a dormir y no descarta que se dedicaran a ejercer la prostitución. Cuenta que solían marcharse en coches de unos “supuestos voluntarios que cada día cambiaban de ong” y que aparecieron de buenas a primeras “diciendo que venían a ayudar, pero después de que me denunciaran, no han vuelto a aparecer”.
Hajj Mimon comenta que estas cuatro mujeres en concreto han generado numerosos problemas, con peleas casi diario con el resto de refugiados o entre ellas. Comenta que lleva 27 años trabajando en el cementerio y “nunca he visto algo así”.
“Hemos tenido acogidos a sirios durante tres meses y a familias con niños, y nunca ha habido problemas de convivencia, y a estas mujeres se les decía que tenían que respetar que estaban en una mezquita y que, si no guardaban Ramadán, que respetaran al resto, pero nada”, afirma.
Los hechos
Comenta que el lunes pasado fue un día intenso, en el que además de ser Pascua por el fin de Ramadán, hubo dos entierros y mantuvo una reunión con varios imames hasta las ocho de la tarde. Indica que a esa hora y delante de las numerosas personas que estaban en el centro, la mujer en cuestión se le acercó para pedirle si tenía algún bolso para guardar sus cosas porque las tenía en el suelo. “Le dije que iba a mirar y entré en una pequeña habitación donde había un bolso que vacié para sus cosas, pero en ese momento ella entró corriendo, cerró la puerta con llave, se quitó la chilaba y se lanzó hacia mi gritando”, cuenta Mimon.
“Yo no entendía que pasaba porque ella gritaba que no le pegara, que le hacía daño, pero yo no la tocaba, solo le decía, pero ¿qué haces? Y entonces ella me abrió la camisa a la fuerza. Mientras, fuera, uno de esos voluntarios, empezó a golpear la puerta con fuerza diciendo que abriera y cuando pude zafarme de ella y abrí la puerta, él me estaba grabando con su móvil”, relata.
Según comenta, el hombre del móvil salió corriendo y se subió a su coche sin ser alcanzado. “Entonces vi que había otro coche arrancado en la puerta y entonces la mujer que me lo había liado todo, se subía corriendo en él y se marcharon”. Se imagina que se la llevarían al Hospital y a Comisaria para interponer la denuncia en la que se le acusa de abuso sexual.
Detención
Entre tanto, Hajj Mimon, llamó a la Comisión Islámica para contar lo ocurrido. Tras recomponerse, continuó con sus labores en el centro y sobre las once y media de la noche se fue a su casa. Sobre la una de la madrugada recibió la llamada de la policía para que acudiera al cementerio. Allí fue detenido en base a la denuncia de la joven de haberla forzado. “Les dije que era mentira, pero me fui con ellos y he estado 48 horas en calabozo siendo inocente”, apostilla.
Para Hajj Mimon, todo lo ocurrido es “una trampa que me han querido montar esos voluntarios, porque siempre me he quejado de ellos, porque no trabajan de corazón y en varias ocasiones pedí a la Comisión Islámica que mediara. Estas personas me quieren echar porque he visto cosas que hacían que no me gustaban”.
Presunción de inocencia
Señala que ahora se encuentra ya tranquilo pero que “ha sido muy duro” y que su familia “ha sufrido mucho por lo ocurrido”. Asegura tener el apoyo de muchísimas personas que lo conocen. Hajj Mimon confía en la justicia y que cuando “todo se aclare”, no descarta tomar las medidas legales que considere oportunas, “porque yo no he hecho nada, tengo el corazón limpio, y esas personas pagarán con la ley todo el mal que me han hecho”.
Uariachi Mohamed, de la Comisión Islámica, afirma que en todo este asunto hay que evitar los juicios paralelos. Entiende que debe primar la presunción de inocencia y dejar a la justicia que actúe, pero “el apoyo de la CIM y el mío personal es incondicional hacia este hombre que lleva 27 años de servicio sin que nunca haya habido ni el más mínimo problema”, apostilla.
