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Entrevista a los dos triatletas que salvaron la vida del menor tutelado

Julio Gutiérrez: “Cuando la vida de una persona está en juego no piensas que la tuya pueda estar en peligro”

Álvaro García, que es policía local de profesión, visitó el pasado domingo al joven Ayoub para interesarse por su estado de salud

Dos deportistas melillenses, pertenecientes al Club Sin Límite de Triatlón, protagonizaron el pasado sábado una auténtica gesta, ya que salvaron la vida de un menor tutelado que se ahogaba en Aguadú, pero la suerte del destino estuvo de su lado, ya que un militar, el brigada Julio César Gutiérrez Álvarez y el policía local Álvaro García Carasusán se encontraban fuera de servicio y haciendo deporte por dicha zona para acudir a la llamada de auxilio que le hicieron los compañeros del joven Ayoub. Ayoub, de 17 años de edad, entró en parada cardiorrespiratoria, pero los triatletas lograron rescatarlo a pesar de la dificultad que ofrecía el mar. Ambos le salvaron la vida, tras practicarle las técnicas de reanimación una vez sacado del agua y ya en tierra, hasta la llegada de la ambulancia. El 061 continuó atendiendo a esta persona antes de llevarlo al hospital, aunque afortunadamente, el chico ya está fuera de peligro.
De lo embravecido que estaba el mar, da cuenta las heridas que sufrieron los triatletas, en forma de rasguños y cortes en manos y piernas, a la hora de subir al menor a las rocas. El menor pertenece al grupo de acogidos en el Fuerte de Rostrogordo, que aprovechó la salida que se permite en la Fase 2, para ir a bañarse a Aguadú, aunque no era el día más indicado por las olas del sábado.

Julio Gutiérrez
MELILLA HOY ha podido contactar con Julio Gutiérrez y Álvaro García para contarnos lo sucedido, aunque sobre todo se muestran muy felices por haber podido salvar la vida de este joven.
Julio Gutiérrez, militar de profesión y de graduación brigada del Regimiento de Caballeria Alcantara 10, explica lo ocurrido el pasado sábado, cuando bajaban en bicicleta hacia Aguadú. “Al llegar justo a la explanada, un grupo de chavales nos pararon algo nerviosos, haciéndonos gesto de que uno de sus compañeros estaba en el agua y no podía salir. Al asomarnos vimos a un menor, seminconsciente pero de vez en cuando sacaba la cabeza para respirar, aunque se le veía que estaba totalmente a merced de las olas y de la corriente, pues había un levante bastante fuerte”.
En ese momento, explica, Álvaro García decidió tirarse al agua a por el chico, mientras él llamó al 061. “Mi compañero estaba intentando sacar al menor, pero entre que lo agarraba y que había fuertes olas, no encontraba tampoco ningún sitio para poder agarrarse y sacarle. Además, Álvaro estaba bastante cansado, por lo que decidí tirarme al agua también. Entre los dos lo acercamos a la parte de las rocas, donde nos esperaban varios menores, que lo agarraron de un brazo, mientras que nosotros lo empujábamos para fuera”.

Reanimación
“Al salir del agua le hicimos una pequeña reanimación y comenzó a responder, aunque estaba un tanto agotado, pero le colocamos en posición de seguridad y logró vomitar agua. Es lo normal en estos casos, y justo en ese momento llegó una patrulla de la Guardia Civil y con la ayuda de sus compañeros conseguimos subirlo arriba, donde le pusimos en posición lateral y enseguida abrió los ojos. Le hicimos señas y nos respondía que estaba bien. Es verdad que al llegar arriba se volvió a desvanecer un poco, pero fue producto del estrés y del cansancio. A continuación, llegó la ambulación y a partir de ahí ya se encargó del menor, junto a la Guardia Civil, mientras que nosotros ya nos fuimos”, relata Julio Gutiérrez
Por otro lado, asegura que cuando la vida de una persona está en juego no piensas en que la suya pueda estar en peligro. “En ese momento no lo piensas, pero al quedarme fuera para avisar para pedir ayuda, vi que la situación no era tan fácil de gestionar y controlar, pues no había ningún sitio donde Álvaro García pudiera agarrarlo. Intentaba mantenerlo a flote, pero no había nada donde poder sacarlo del agua y además estaba agotado. Fue entonces, cuando me tiré y tampoco me lo pensé, pues además de que el menor necesitaba ser salvado también había que ayudar a Álvaro para que se mantuviera a flote. La cuestión era mantener a flote al chico hasta que viniera la patrulla de la Guardia Civil, pero tuvimos la suerte de acercarlo hasta las rocas y que sus compañeros lo agarraran. A partir de ahí, todo fue más fácil, pero si las olas lo hubieran metido un poco más adentro del mar la situación se habría complicado”.
Julio Gutiérrez afirma que había que actuar con decisión y cabeza, es decir, como un equipo, pues mientras uno se tiraba al agua el otro debía pedir ayuda para luego, entre los dos, sacar al menor del agua. “Álvaro tomó la decisión de tirarse al agua, pues el chico se estaba ahogando. Estaba casi flotando, con la cabeza dentro del agua, aunque hacía gestos de sacar la cabeza fuera, y mi compañero ni se lo pensó, se quitó la zapatilla, el casco, me dio su móvil y las llaves antes de tirarse al agua. Me dijo que llamara a la Guardia Civil y que estuviera atento para ayudarle. Cuando conseguí hablar con Urgencias fue cuando me tiré a ayudarle, pero la situación habría sido distinta si nos hubiésemos tirado los dos juntos y luego ninguno hubiese contactado con urgencias”.
Por otro lado se mostró bastante feliz por haber ayudado a salvar la vida de este joven. “Me siento con la satisfacción de haber hecho una buena labor, de haber ayudado a que este menor no hubiese fallecido, pues está claro que si no llegamos a estar en Aguadú no habría salido de allí porque la situación no era fácil. Me siento lleno y pletórico, ya que hemos hecho lo que correspondía. La vida de una persona no tiene precio”.
También señaló que ha recibido el agradecimiento del chico y de sus compañeros. “Tengo una amiga que es una de las cuidadoras del chico y a través de ella nos ha dado las gracias, y nos ha comentado que es un buen niño, pero que no sabía nadar. Sus compañeros no hablaban nuestro idioma, pero sí que nos tocaban y abrazaban, haciéndonos gestos de agradecimiento, nos mandaban besos, nos ayudaron a recoger la bicicleta y el casco. Todo lo que había tirado en el suelo lo recogieron ellos y nos ayudaron a vestirnos. El comportamiento de los chicos fue bastante bueno”.

Cuerdas en Aguadú
“Después ya dimos por finalizada el entrenamiento y nos fuimos para casa, sobre todo por el esfuerzo realizado en el agua. Estábamos reventados, pues entre la emoción, la descarga y la adrenalina estábamos prácticamente vacíos”, afirma Julio Gutiérrez, que pide que se acondicione la zona de Aguadú para el baño. “Hay que tener cuidado en esa zona y quizá habría que poner algún tipo de cuerda de agarre, con argollas o cadenas, para que cualquier persona que vaya a bañarse se pueda agarrar y salga del agua sin problemas”, concluyó.

Álvaro García
Por su parte, Álvaro García relata también lo sucedido: “Al bajar a Aguadú nos encontramos a un grupo de menores pidiéndonos auxilio. Nos bajamos de la bicicleta, nos asomamos al precipicio y vimos a un menor casi ahogado y que apenas se movía, aunque de vez en cuando sacaba la cabeza del agua para poder respirar, pero estaba grogui. Estaba totalmente inmóvil y desorientado, pero según me han comentado he tenido la suerte de que estuviera así, casi sin poder moverse, pues de lo contrario se habría mostrado nervioso y podría haberme provocarme que me ahogara, y eso en parte me benefició”.

Trabajo en equipo
El triatleta, que es policía local de profesión, destaca también la buena coordinación que hubo con su compañero Julio Gutiérrez para poder salvarle la vida al menor. “Los dos actuamos en equipo y tomé la iniciativa de tirarme primero al agua, así que le di mi teléfono móvil y las llaves de mi casa, mientras él llamaba a urgencias y a la Guardia Civil. Nadé hacia el menor y en uno o dos minutos llegué hasta donde se encontraba. Lo apoyé contra mi pecho para que así pudiera respirar e intenté nadar hacia la costa, como pude. Estuve casi diez minutos nadando, pero entre el fuerte oleaje y la resaca no conseguía acercarme por más que me esforzara, y me estaba dejando al vida al intentar acercarme a la roca”.
Precisamente, reconoce que comenzó a temer por su vida, pues físicamente “me encontraba agotado y casi incapaz de llegar a la roca, pero aún así tiraba de él hacia arriba para que no sufriera, pues por momentos se me hundía”. En todo momento “miraba a Julio, que estaba muy pendiente de mí, y fue entonces cuando se tiró al agua también y conseguimos acercarlo a la roca hasta sacarlo del agua”.
Al igual que su compañero se muestra feliz por haber contribuido a salvar la vida de Ayoub. “Tengo una sensación increíble y estoy muy agradecido por todas las muestras de cariños que estoy recibiendo de los amigos, y en particular el reconocimiento de todos mis compañeros de la Policía Local. Me siento muy feliz porque Julio y yo hemos conseguido salvarle la vida al menor, aunque dudé por momentos en que lo íbamos a poder conseguir”.
“No me había pasado nada igual de salvar una vida, pero creo que he cumplido con mi obligación, como lo hubiera hecho cualquier ciudadano. También he recibido la felicitación de las autoridades locales, entre ellas la de Gloria Rojas, vicepresidenta primera de la Ciudad Autónoma, que me ha llamado personalmente”, destacó el joven triatleta del Club Sin Límites.
Por último, informó que ha tenido la oportunidad de visitar al joven menor para interesarse por su salud. “Una sanitaria me ha comentado que el chico tenía los pulmones encharcados, pero que su vida no corre peligro y próximamente recibirá el alta médica. Además, el pasado domingo fui a visitarlo al Hospital Comarcal para interesarme por su estado. El chico se puso feliz al verme y me ha agradecido lo que mi compañero y yo hicimos por él”.

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Antonio Calderay

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