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La página de Robles

La vuelta al mundo del COVID-19 La nueva normalidad pendiente del binomio Vacuna & Terapia

Dice el refrán que no por mucho madrugar amanece más temprano, traído a lo que nos ocupa, cambien el madrugar por correr y tendrán una aplicación clara y concluyente: una cosa es correr y otra llegar. Y que conste de que soy de los que creen eso de que a quién madruga Dios le ayuda. Aquí estamos ya, con el 75% de los españoles en la fase 3, y al borde de bajar el último peldaño semanal del trágico pico que España, los españoles, escalamos durante la crisis sanitaria del COVID19; con “pendientes” positivas de hasta el 40% diaria-con los fallecidos correspondientes-, aquella escalada fue un suplicio, tanto para los que la sufrieron en primera persona-pacientes y sus familiares-, como para aquellos que de forma directa como los sanitarios, o indirecta como los empresarios y trabajadores afectados, debieron de afrontarla.

Para todos sin excepción, fue una tragedia que al menos se podría haber mitigado en sus desproporcionadas dimensiones, a no ser por la lamentable gestión que hizo el gobierno en su inicio, signo negativo que a veces ha mantenido en algunas cuestiones del manejo de la crisis, como los inexplicables vaivenes de sus decisiones; lamentablemente si la desescalada tiene fecha de caducidad, el próximo 22 de junio, la crisis socioeconómica derivada de la pandemia no la tiene, los entendidos dicen que puede durar hasta 2 o 3 años. Yo los firmaba, porque lo peor de ella está aún por llegar. Cuando la mayoría de los españoles están o se asoman a la última fase de la desescalada, cobra sentido para el gobierno, el mantenerse firme en la estrategia elegida-confinamiento para mitigación y control-, y no correr o ahorrarse plazos por otros intereses distintos.

Me refiero con ello al papel dado a las C.C.A.A. en la desescalada, que desde la cogobernanza pasa a su responsabilidad directa, de la gestión de la fase 3 en su ámbito territorial respectivo; este protagonismo de las CCAAs llama especialmente la atención, cuando el gobierno ha ejercido un férreo control de la crisis-¡aún estamos en estado de alarma!-, a golpe de B.O.E.. Darle esa oportunidad, fue abrir el que la competición en que se había convertido la desescalada-se quiera o no, se puede ver así-, pudiera desarrollarse “en casa y con reglas propias”; con un agravante, la “presión" que suponen las elecciones, a celebrar de forma inminente en algunas de ellas, y que sin duda podrían tentar a no ser lo estrictos que la situación exige. La realidad una vez más nos ha bajado de la nube, y Euzkadi que era la que encabezaba esa línea estratégica de acelerar la desescalada, ha debido enfriar los ánimos, y será Galicia la C.A. que llegue en primer lugar al final de la supuesta escalera.

En este punto hay que celebrar que la situación en Melilla evolucione de modo muy favorable, y en ello han tenido que ver las autoridades locales-tanto del Estado como de la Ciudad Autónoma-, los profesionales implicados-no sólo los sanitarios-, y la actitud mayoritariamente responsable de la población; se apostó por el riguroso confinamiento reforzado por el aislamiento geográfico, y no debe de relajarse intempestivamente, por lo que comparto el no adelantar la salida de la fase 3. En este caso las autoridades melillenses han sido más coherentes que las estatales, que por motivos políticos-pactar la continuidad del estado de alarma- o por motivos económicos-la crisis social es acuciante-, no han llevado hasta el final su estrategia. Confiemos que no paguemos el alto precio de la recaída en la epidemia.

El gobierno de España, mediante el R.D-L. 21/2020 de 9 de junio ha fijado las medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis del COVID-19, que regirá desde el punto de vista sanitario, nuestra vida diaria durante la postescalada; destaca que serán las CCAAs las que decidan dejar sin efecto las medidas derivadas del estado de alarma, y que las delegaciones del gobierno serán las que comprueben el cumplimiento de lo rreglado por este R.D.L.. Destacable a título individual son el mantenimiento del distanciamiento social ( de 1,5 m.), y el uso obligatorio de mascarillas, a nivel institucional se permite la reanudación de la actividad escolar ( a criterio de las CCAAs), se regula la situación de las residencias de mayores, así como las ligas profesionales-deja en manos del C.S.D. la presencia de público-, y la movilidad en todo el país. Aunque tiempo habrá para su análisis, sirvan de adelanto estos apuntes, como resumen del mismo.

Esta situación, llamada como “nueva normalidad", sin duda va a estar ligada a dos hechos, la aparición de fármacos para una terapia efectiva contra el virus, y de vacunas eficaces y seguras para su prevención; el primer punto parece que llegará antes que el segundo, a tenor de las declaraciones de responsables de la O.M.S., que avanzaron buenas noticias en el plazo de dos semanas. O sea, si confiamos en que haya vacuna eficaz antes de que finalice el año, después del verano se dispondrá de dichos fármacos; ello es muy importante, porque la vigencia del R.D.L. ( de forma parcial o total), está en gran medida ligada a estos dos hitos, y con ello la recuperación, ahora sí, de la plena normalidad, que solo se recuperara tras informe preceptivo del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias ( volverá el dr. Simon?, yo creo que no).

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