El uso de la mascarilla pasa a ser obligatorio a partir de mañana lunes, y aquellos que no cumplan serán sancionados con 100 euros de multa. Llama la atención que sea ahora cuando esta medida entre en vigor, y no hace un par de meses, en pleno pico de la pandemia. En mi opinión, lo que se esconde tras esta medida es miedo y una muestra flagrante de la mediocridad del ejecutivo melillense. La medida se toma simple y llanamente porque se hace en regiones de la península y en algunos países. Es una forma de, si algo pasa, lavarse las manos y poder escudarse bajo la excusa de que se hizo lo que se podía. Eso no es gobernar, gobernar requiere tomar medidas, no copiar las medidas que otros implementan en regiones en las que la situación de la pandemia y la exposición al virus son completamente distintas a las dadas aquí. Melilla está en una situación muy distinta al resto de regiones españolas, por tanto, las medidas no tienen porqué ser las mismas.
Peor aún peor es la tomadura de pelo a la que los ciudadanos españoles han sido sometidos por parte del gobierno de la nación. Tenían información de que el uso de mascarillas era necesario para limitar la transmisión del virus, pero dijeron que no servían para nada simple y llanamente porque no había mascarillas en España. En vez de ser claros e instar a los españoles a fabricarse mascarillas con lo que pudiesen, prefirieron ocultar su falta de previsión e inutilidad supina con mentiras como que el uso de la mascarilla no era necesario. Les delata que, en cuanto llegaron suficientes mascarillas a España, hicieron obligatorio su uso. Pero no, prefirieron salvar la imagen de su desgobierno a decir la verdad, excusando en que lo que hacían y decían estaba basado en lo que los científicos decían. ¿Qué científicos? No sabemos. ¿Cuántas vidas se hubiesen salvado si el gobierno se hubiese centrado en gobernar en vez de cuidar su imagen? Tampoco sabemos, pero la cuestión es otra, la cuestión es que este ejecutivo pone por delante su imagen a la vida de los españoles.
Gobierno aparte, el calor que está haciendo en la ciudad es prácticamente insoportable, y obligar ahora a los ciudadanos melillenses a llevar mascarilla también en espacios abiertos solo va a hacer que salir de casa a dar un paseo sea insufrible. Al final la gente optará por caminar o reunirse en aquellos lugares en los que el uso de la mascarilla no sea obligatorio. No se sorprendan después si se acaban produciendo aglomeraciones en las playas, o en las horas en las que el sol no pegue muy fuerte y, por tanto, el remedio se vuelva peor que la enfermedad.
