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Carlos Castañeda, “74 años y nueve meses ejerciendo de Melillense”

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El conocido empresario melillense Carlos Castañeda será homenajeado esta Feria como Melillense del Año. Castañeda, una persona afable y culta de firmes convicciones católicas, afirma con humor que este reconocimiento ha llegado "en el momento oportuno" y que sin falsas modestias, era algo que se merecía porque "llevo ejerciendo como melillense desde hace 74 años y 9 meses". El reconocimiento lo recibirá en el transcurso de una cena de gala que se desarrollará el 3 de septiembre en el Salón Dorado donde Castañeda finalizará su intervención con un sentido recuerdo "a todos los que forman parte de la casa de Melilla en el cielo, y a los que vendrán y a los que estamos para que la patrona bendiga nuestra tierra y sus habitantes". La noticia de su galardón le ha pillado trabajando, como ha venido haciendo a lo largo de toda su vida y aunque ahora la salud parece fallarle, no ceja en su empeño de sacar adelante una publicación que recopilará datos de interés religioso de Melilla. En él se hace eco de trabajos de historiadores y cronistas melillenses como Rafael Fernández de Castro, José Luis Blasco, Enrique Moya y Antonio Bravo, adobado todo con sus propias vivencias. Atenderá así la sugerencia que en su día le trasladaron los Franciscanos de Melilla la Vieja, que le hablaron de la riqueza que guarda la Iglesia del Pueblo, la de la Purísima Concepción y de la que Castañeda ha llegado a convertirse en guía y 'juglar' de su rica historia intramuros.

Libro
No quiere que se pierda todo cuanto encierran esas piedras centenarias, la historia de "criptas, asedios, milagros y dolor" que le dieron fuerza, así como matiz, color y olor a las tallas que en ella moran, como el Cristo de Mena "aquejado de reuma", el Cristo de las Buganvillas "que debería ser declarado melillense del año perpetuo" o la propia Virgen de la Victoria, de la que dijo que cuando en el año 1998 se restauró se encontraron con que su pie izquierdo estaba gastado por las cientos de manos que se posaron en ella en oraciones y peticiones al santísimo.

Dijo que las imágenes de Melilla la Vieja no huelen a rosas o incienso como otras, sino "a sudor, dolor, sangre y pólvora, a lágrimas y lluvia", porque soportaron, como el resto de los melillenses todos estos avatares de la historia, cuando los colocaron a la intemperie como faro y guía para su pueblo. Con esta publicación busca mostrar "que Melilla es algo más que una valla, que hay un espíritu, una fe, una concordia, una paz y eso lo han dado las abruptas piedras del Pueblo".

Con humor se pregunta que será nombrado Melillense del Año, pero de qué año, porque "llevo 74 años y 9 meses ejerciendo como melillense", hijo además de una familia que llegó a la ciudad en 1908 con marcadas creencias católicas que tanto su madre como su padre (teniente de alcalde de forma altruista desde 1940 a 1970) le supieron trasladar y que él ha traspasado a sus tres hijos, 6 nietos y sus tres nueras, ayudado además por esa gran compañera que es su mujer.

Por ese motivo, el de ser un melillense más, en su discurso de la cena de gala incidirá en que para hacer ciudad debe existir una necesaria unión entre todos los políticos. Como simil explicó que tal como ocurre con las cofradías, en la que cada cofrade acude a rezar a su cristo o virgen y sacarla en procesión, cuando llega el 8 de septiembre todos acuden a sacar y apoyar la Virgen de la Victoria, "que es la madre de todas las madres de Melilla". "Ojala se puedan conseguir que las distintas banderías de esta ciudad, en un momento dado se acojan a una bandera, que es la de Melilla, la del pendón azul de Castilla, con el único símbolo que tenemos que es el ánfora que como toda mujer melillense, lleva dentro el ungüento que sirve para hacer de la desunión unión", rubricó.

Premio
Manifestó con humor que este premio se lo esperaba y que se lo merecía "de todas, todas". Llega además "en el momento oportuno" de una larga vida en la que la fe ha sido su guía. No en vano, además de los distintos títulos y cargos que ha ostentado desde el punto de vista profesional y social (presidente del Club de Fútbol Sala, empresario, fundador de la Asociación de Comerciantes de Melilla), otros religiosos como el de hermano mayor y pregonero, el que con más orgullo lleva es el de ministro extraordinario de la Iglesia que le ha permitido llevar la comunión a los enfermos. El motivo es que esto le permitió llegar a los hogares de los enfermos donde "en vez ser yo el que entregara el cuerpo de Cristo, lo que ocurría es que era yo el que recibía todo su amor". Se declara Carlos Castañeda un hombre de fe que no es ajeno al mundo, y de hecho aplica no aquello de "tener fe es creer sin ver, sino que tener fe es creer a pesar de ver".

De verbo fácil y ameno, a Carlos Castañeda se le llena la boca de agasajos cuando habla de Melilla y sus gentes. Por eso, en la cena de gala, terminará su discurso con unas bellas palabras de recuerdo "a todos los que forman parte de la casa de Melilla en el cielo, y a los que vendrán y a los que estamos para que la patrona bendiga nuestra tierra y sus habitantes".

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Redacción

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