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El vicario afirma que el respeto mutuo hará de Melilla esa ciudad de convivencia “que Dios quiere”

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El vicario episcopal, Roberto Rojo, manifestó en su homilía en el aniversario del fin del asedio que sufrió la ciudad a manos de las tropas del sultán de Marruecos hace ya 240 años, que para que esta Melilla española pueda ser "esa ciudad modelo en la que podamos convivir diferentes culturas", los melillenses y en especial sus representantes, tienen el difícil trabajo de hacerlo posible, apostando para ello por la unidad de los melillenses, de los descendientes de ambos bandos en aquella contienda, para lograr "una gran familia en el respeto y entendimiento mutuo y seamos esa ciudad que Dios ha querido que sea ejemplo de convivencia para todos". Tras la misa se depositó una corona de laureles en el monolito en recuerdo a los defensores de la ciudad. A las doce de la mañana se inició en la parroquia de la Purísima Concepción el oficio de religioso de acción de gracias en recuerdo al 240 aniversario del levantamiento de sitio por parte de las tropas del sultán de Marruecos. Un año más, la afluencia de público volvió a ser escasa al margen de los representantes de las distintas instituciones y entidades invitadas.

Historia
Según relatan las crónicas, el 9 de diciembre de 1774 el sultán de Marruecos, Muley Mohamed Ben Abdal-Lah, al frente de cuarenta mil hombres, rodeó Melilla con el fin de asaltarla. Durante cien días, la ciudad fue objeto de duros bombardeos y de escaramuzas por parte de las tropas invasoras, que fueron repelidas por los habitantes de la ciudad. El asedio se prolongó por espacio de cien días, hasta la mañana del 19 de marzo de 1775, día de San José, momento en el que el sultán ordenó poner fin a la operación.

El sitio se cobró la vida de 115 defensores, entre soldados y desterrados, una mujer y un niño, así como 584 heridos. Los cuerpos fueron enterrados en "la bóveda de las Ánimas, Patio de Tahona, Bóveda de la Soledad y en los alrededores de la iglesia de la Purísima Concepción". El rey Carlos III dictó que cada 19 de marzo se celebrase, con un oficio religioso, el fin del sitio en recuerdo a los defensores de la plaza. La tradición se mantiene desde entonces. A la ceremonia religiosa de ayer acudieron, entre otros, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, miembros del gobierno local y oposición, el comandante general, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu y la secretaria general de la Delegación del Gobierno, María José Gómez.

Misa
La ceremonia la ofició el vicario episcopal, Roberto Rojo. En su homilía, recordó que en esta jornada del 19 de marzo la Iglesia celebra la festividad de San José, del que dijo que fue un hombre justo "que supo escuchar la palabra de Dios". Pero también ayer fue la jornada aniversario del levantamiento del sitio que sufrió la ciudad a manos de las tropas marroquíes, en la que los melillenses dieron gracias a Dios porque Melilla "siga siendo esa plaza española que ha sabido defender unos derechos a lo largo de la vida", en la que "muchas personas han dado su vida por el bienestar de todos nosotros".

Pero señaló que para que Melilla pueda sea "esa ciudad modelo en la que podamos convivir diferentes culturas", a los melillenses y en especial a sus representantes, les toca "una tarea que hacer", un trabajo que posibilite no sólo la convivencia, sino "llegar a ser esa gran familia en el respeto y entendimiento mutuo, en la que podamos amarnos de verdad de corazón, y seamos esa ciudad que Dios ha querido que sea ejemplo de convivencia para todos". Dijo que Dios "nos ha puesto esta tarea que no es fácil", en la que también incluyó la necesidad de dar respuesta al drama de la inmigración, metas que "a pesar de las dificultades" deben encontrar solución, por lo que pidió la guía del Señor, y que "como hombres justos podamos dar lo mejor de nosotros para el bienestar de todos".

Manifestó que este día de acción de gracias "sería mucho más festivo" si en la conmemoración de este hecho, el levantamiento del Sitio, se tuviera también "presente el recuerdo" de los descendientes de aquellos "del otro lado", en relación a los sitiadores que guiados por sus propios "ideales" participaron en la contienda. El objetivo sería seguir profundizando en la unión entre melillenses y en vez incidir en las divisiones que generan "recelos, envidias y odios que no llevan a nada", posibilitar que "seamos un pueblo unido, porque es en esa unidad donde podemos crear bienestar".
"Las divisiones no traen bien para nadie. Es mejor funcionar en la unidad, en la diversidad de pensamiento, religión y formas de ser, en esa pluralidad. Porque cuando unimos el esfuerzo de nuestros corazones vemos que podemos crear una ciudad habitable para todos, una ciudad de bienestar, felicidad y paz. Eso es lo que hoy debemos de pedir a este Dios que ha dado su vida por el perdón de nuestros pecados", manifestó el vicario.

Ofrenda
Al término de la ceremonia religiosa en conmemoración de la defensa que realizó la población de la Melilla intramuros frente a las tropas sitiadoras, la comitiva de autoridades se dirigió al Túnel de la Florentina, lugar en el que se levanta el monolito en recuerdo del mariscal Juan Sherlock, encargado de la defensa de la ciudad durante el asedio. Allí, el presidente de la Ciudad, el comandante general y la secretaria general de la Delegación del Gobierno, colocaron una corona de laureles. Seguidamente se interpretaron el himno de Melilla y el nacional a cargo de la Banda de Música Ciudad de Melilla. De esta forma finalizaron los actos conmemorativos.

Valoración
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, señaló que se cumple el 240 aniversario del levantamiento del sitio y de la institucionalización de la misa de acción de gracias en recuerdo de los caídos que "se sigue respetando y celebrando en la iglesia más antigua de Melilla, la que existía en aquella época". Con esta ceremonia se recuerda "a todos aquellos luchadores que hicieron posible que hoy día esta ciudad siga siendo española por los cuatro costados".

Aclaró que no se celebra "la historia de unos sobre todos, sino que esta ciudad hoy es la que es, plural en todo su contexto gracias a aquellos defensores que hicieron posible que hayamos llegado al 2015 en esta ciudad tan maravillosa", indicó. "En memoria de todos aquellos, de los que se sacrificaron y dieron su vida por esta realidad estamos hoy aquí, conmemorándolo con una ceremonia sencilla, y hemos venido aquí para recordar al mariscal Sherlock en nombre de todos depositando una corona de laurel en recuerdo a todos los que lucharon porque Melilla sea lo que es".

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Jesús Andújar

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