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La frontera, un ‘deporte de alto riesgo’

Desgraciadamente, estas incidencias está llevando a un número cada mayor de melillenses a no querer pasar a Marruecos aunque hasta hace bien poco era una de sus actividades preferidas para los días de ocio y que solo los que no tienen otro remedio se arriesguen a ello, con la vista puesta en las verjas por si se empiezan a cerrar Viendo lo que sucede últimamente en los distintos puestos fronterizos de Melilla, con los continuos cierres que se viene produciendo en los últimos meses, el melillense que se atreva a cruzarlos ya sabe que se trata de la práctica de un "deporte de alto riesgo".

Porque cuando uno pasa y tiene que volver a la ciudad, se enfrenta al riesgo de sufrir las consecuencias de un cierre total para vehículos e incluso peatones como el registrado el pasado sábado, y que dejó atrapados a cientos de melillenses durante varias horas, hasta tres horas en algunos momentos del día.

La cosa se agrava aún más cuando el que tiene que padecer esta situación va acompañado de niños de corta edad o de personas de avanzada edad, que sufren con más intensidad el quedar "secuestrados", como algunos ya no dudan en calificar el estar atrapados en los puestos fronterizos, en las colas, sin posibilidad ni de entrar en Melilla ni de dar media vuelta.

La Delegación del Gobierno llama a estos hechos "cierres técnicos" con los que se intenta un mayor control del flujo de personas y vehículos, en especial el llamado comercio fronterizo o atípico, dependiendo de quién lo diga. También para evitar la entrada de menores extranjeros no acompañados (Menas).

Estas situaciones -los cierres totales de frontera- se vienen produciendo casi a diario desde que los miembros de las unidades especiales de la Policía Nacional, la llamada Unidad de Intervención Policial (UIP), tuvieron que dejar la frontera de Melilla para apoyar los dispositivos de seguridad en Cataluña con motivo del referéndum ilegal del 1 de octubre.

Desde ese momento, a la menor incidencia, se ordenan cierres, muchas veces sin explicación aparente como ocurrió el sábado pasado, que no era día de comercio atípico.

Otra cosa es, en cambio, lo ocurrido ayer, cuando unos 200 porteadores quisieron pasar mercancías de Melilla a Marruecos por la fuerza, lo que obligó al cierre. También estaba más justificado el pasado viernes con la entrada de un coche kamikaze.

En definitiva, ya sea por las consecuencias del comercio fronterizo y sus aglomeraciones, o por problemas en materia de inmigración, muchos melillenses ya saben que corren el riesgo de que les pillen algunos de estos cierres. Desgraciadamente, estas incidencias está llevando a un número cada mayor de melillenses a no querer pasar a Marruecos aunque hasta hace bien poco era una de sus actividades preferidas para los días de ocio y que solo los que no tienen otro remedio se arriesguen a ello, con la vista puesta en las verjas por si se empiezan a cerrar, lo que conlleva una pesadilla que antes ocurría "de higo a breva" y que en la actualidad se ha convertido en "el pan nuestro de cada día".

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