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Merecidos premios CERMI

Este año ha recaído en las profesoras Laura Soler y María de los Remedios Rodríguez y en la psicóloga, Elena La Paz, las tres integrantes de la Unidad de Atención Educativa a Alumnos Ciegos y Discapacitados Visuales, del Convenio ONCE-MECD” El Hotel Melilla Puerto acogió ayer un acto con motivo del Día Mundial de la Discapacidad, en el se dejó de manifiesto que "sin la accesibilidad universal, no habrá derechos humanos para las personas con discapacidad". Un acto en el que se entregó el Premio Cermi, que este año ha recaído en las profesoras Laura Soler Soler y María de los Remedios Rodríguez Moreno y en la psicóloga Elena La Paz Cruz, las tres integrantes de la Unidad de Atención Educativa a Alumnos Ciegos y Discapacitados Visuales, del Convenio ONCE-MECD.

También se entregaron placas de reconocimiento a destacados voluntarios de las entidades que integran CERMI: Hamed Mohamed (Asome); Josefa Leiva y Mercedes Sánchez de Aspanies; Marta Núñez de Autismo Melilla, Loli Mora por Cocemfe, Miguel Ángel Fernández Bonnemaison de Adimel y Sukeina El Houssein de Alcer; y el grupo de madres des de Cuenta con Nosotros.

En este sentido, debemos subrayar que la educación, como en casi todo, se vuelve clave para lograr que los ciudadanos del mañana tengan la discapacidad normalizada y la accesibilidad también. Este es un trabajo que deben empezar las administraciones, pero en el que también tienen mucho que decir las familias. En casa hay que trabajar y los ciudadanos han de tomar conciencia de cómo contribuir a contar con una sociedad más inclusiva. Desde luego, iniciativas como la de ayer, contribuyen a lograrlo y a visibilizar a un colectivo que necesita, más que nunca, ser una parte más de la sociedad y no encontrar barreras.

Otra parte importante para lograrlo es ayudar a borrar las muchas barreras arquitectónicas que las personas con discapacidad se encuentran y las otras muchas que les ponen los ciudadanos que, por desconocimiento o descuido, se convierten en un obstáculo a la accesibilidad. Pequeños gestos como no dejar el coche sobre la acera -costumbre muy extendida en algunas zonas de la ciudad- o contar con sistemas de información alternativos que permitan a las personas con discapacidad cognitiva poder interactuar en un establecimiento, son contribuyen a ser una sociedad más inclusiva sin esfuerzo. Sin embargo, la concienciación, más allá de colaborar con las asociaciones cuando llega el día de que estas salgan a la calle u organicen actividades, aún es deficitaria. Pero lo dicho: la educación es clave. Y es ahí donde hay que poner el acento para que la concienciación entre todos los melillenses con la discapacidad sea cada vez mayor.

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