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Carta del Editor

Sobre el cambio y las elecciones de 2019

MELILLA HOY va a cumplir pronto 33 años y, evidentemente, no consiguieron terminar con la libertad. ¿Se puede repetir la historia de la más que conveniente existencia de un partido político local no étnico ni religioso?
No he contactado con un solo melillense, ni uno solo, que me dijera o al que oyera decir que Melilla está muy bien como está y que nada se debe cambiar. «El Estado visigodo fue la prefiguración de un Estado español, y su pérdida fue lamentada como «la pérdida de España» (Pasaje de «España, tres milenios de historia», de Antonio Domínguez Ortiz). ¿Se repite la historia?. Veamos, tras lo que ha pasado en Cataluña y su indecisa segunda parte después de las elecciones del 21, algunos ejemplos locales.

El domingo 21 de abril de 1991 (hace más de 26 años), con motivo de la entrega de premios a los ganadores del V certamen del premio «Melillenses del año» y de la conmemoración del sexto aniversario del periódico, pronuncié yo bajo el título de «Seis años de libertad en MELILLA HOY», el siguiente discurso, que extracto: «Nuestros primeros cinco años de vida fueron los de la consolidación del periódico. El sexto, que hoy conmemoramos, ha sido de expansión, pero, sobre todo, ha sido el año en el que hemos tenido que soportar los más duros ataques a la libertad de expresión que se pueden imaginar, la más cruel persecución a todos los niveles, las más viles calumnias y las más sucias afrentas, provenientes de una estructura de poder melillense…para la que el poder no es sino una forma de obtener privilegios y beneficios para ellos y sus amigos, una manera de comprar voluntades políticas, una forma de corrupción, en suma. Son, esos del poder a los que nos referimos, los principales responsables de que esta ciudad se esté ahogando, los que confunden integración con manipulación, los que han intentado terminar con la libertad de este periódico, comprarlo con fondos de oscura procedencia con un objetivo muy claro: terminar con la crítica, someter la libertad, adueñarse del MELILLA HOY y ponerlo a su servicio…Pero no nos callarán. Los liberticidas no van a ganar esta batalla, porque el tiempo de los dictadores, de los corruptos, de los mentirosos, de los liberticidas, está pasando; porque los melillenses nos piden diariamente que no nos callemos, que no nos entreguemos, que no nos rindamos. No nos rendirán, y seguiremos festejando más aniversarios de la libertad no perdida en MELILLA HOY, festejando que Melilla corrige su rumbo, evoluciona pacífica y creativamente, encuentra un futuro ilusionante y democrático.. Brindemos por nuestro periódico libre y por nuestra Melilla ilusionada y unida». MELILLA HOY va a cumplir pronto 33 años y, evidentemente, no consiguieron terminar con la libertad, pero la pregunta es, ¿se repite, bien que parcialmente y de manera mucho menos burda, la historia, con la estructura política existente- gobierno antinaturalmente coaligado y oposición deambulante?
Otro ejemplo, la historia electoral de Melilla tras el nacimiento, en 1985, del periódico. El PSOE local me aseguró, poco antes de las elecciones de 1987 y como le indicaban desde el Gobierno socialista nacional, que se iba a terminar el acoso a MELILLA HOY. Ganó las elecciones, por delante de Alianza Popular, de la UPM de Juan José Imbroda y del CDS; días después su dirección local me comunicó que el acoso e intento de derribo a MELILLA HOY iba a continuar; tomo nota, les contesté y la tomé, como se puede comprobar a continuación. Elecciones de 1991: el PP, renovado, gana por primera vez, apuradamente, y consigue gobernar con el apoyo de un efímero partido local, el Partido Nacionalista de Melilla, tercero en las elecciones, de las que el segundo fue el PSOE (primer hundimiento). Elecciones 1995: gana el PP con enorme ventaja, seguido por el PSOE (más hundimiento), CpM (aparece) y la UPM de Juan José Imbroda. Año 1998: moción de censura contra Ignacio Velázquez, que es desalojado del poder por Enrique Palacios. Elecciones 1999: gana el GIL, seguido de CpM, PP (derrumbamiento) y UPM (más hundimiento del PSOE); GIL y CpM gobiernan en minoría y eligen presidente a Aberchán; la oposición, unida (13 diputados), crea un gobierno en la sombra. Año 2000: moción de censura contra el gobierno, todos contra GIL-CpM; Juan José Imbroda, de UPM, es elegido presidente. Elecciones 2003: se coaligan PP y UPM y ganan las elecciones con 15 diputados; Juan José Imbroda (el pez chico se come al grande) es nombrado presidente. Elecciones de 2007 y 2011: el PP, con UPM ya desaparecido e integrado en el Partido Popular, vuelve a obtener 15 diputados e Imbroda repite como presidente. Elecciones de 2015: gana el PP, con 12 diputados, y pierde la mayoría absoluta; pacta con el PPL -tránsfugas del PP- y, ya con 13 diputados, Imbroda continúa como presidente. ¿Se puede repetir la historia de la más que conveniente existencia de un partido político local no étnico ni religioso?
Es necesario volver a insistir sobre la absoluta necesidad del cambio, que no es otra cosa más que adaptarse al ritmo imparable de los tiempos cambiantes. ¿Debe Melilla cambiar, o puede seguir como está, política, social y económicamente hablando? No he contactado con un solo melillense, ni uno solo (e incluyo a miembros del Gobierno) que me dijera o al que oyera decir que Melilla está muy bien como está y que nada se debe cambiar. Por supuesto que no todo es malo y que se han hecho cosas (como la reciente apertura del Centro Comercial). Pero que el ritmo del cambio no es suficiente resulta evidente, tanto como que la estructura político-administrativa de la ciudad es manifiestamente mejorable, por decirlo en términos benignos, y que esa evidencia es ya inocultable para casi todos los melillenses (excluyo a los beneficiados sin merecerlo por esa estructura político-administrativa), por mucho que algunos se empeñen en tratar de ocultar lo inocultable.

Posdata local, sobre pequeñas cosas cuya solución sería un buen indicio de que el cambio empieza a producirse. ¿Se puede saber por qué se ha adjudicado desde la Ciudad Autónoma un contrato de 160.000 euros a una empresa unipersonal de un tal Ignacio Suárez, amigo de Paz Velázquez, empleado a la fuerza de la CAM (a la que denunció), empresario sin empresa, sin historia y sin empleados? ¿Es posible investigar qué tipo de enfermedad justifica que esté de baja, cobrando mucho y desde hace meses, un eventual como Joaquín Martínez, que pasa parte de su tiempo en el campo de golf (al que tanto daño injusto ha hecho, con el que tanto sufrimiento ha causado a tantas personas, del que dice barbaridades y sobre el que expande mentiras clamorosas e ignorancia sin límite en su cuenta de Facebook)?

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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