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SODEMEL: Melilla debe ser una fuente de desarrollo para el norte de África

Desde SODEMEL, sociedad dirigida por Enrique Bohórquez, aunque se valoran como positivas las inversiones públicas en grandes infraestructuras que sirvan de base para la expansión de nuestra economía (Puerto), se considera condición necesaria el aumento de la inversión privada a fin de que se produzca una explotación plena y un retorno de las inversiones. Atraer a Melilla empresas privadas que se proyecten hacia Marruecos debe ser una de las prioridades de la ciudad, puesto que nuestras condiciones fiscales y nuestra seguridad jurídica pueden ser un poderoso atractivo a la hora de que Melilla se convierta en un centro de provisión de servicios para Marruecos.

La Sociedad para el Desarrollo de Melilla (SODEMEL), cuyo presidente es Enrique Bohórquez, lleva tiempo defendiendo la idea de que las capacidades de nuestra ciudad se encuentran infraexplotadas.
Aunque el desarrollo de grandes infraestructuras, como la ampliación del puerto, supone un paso en la dirección adecuada, desde SODEMEL se lleva tiempo diciendo que las medidas llegan tarde y que, además, no deben limitarse exclusivamente a aumentar el gasto público sino ir dirigidas a la atracción de capital privado: El futuro de Melilla pasa por el aumento de la inversión privada.
Está bien que el erario público construya una base sólida y que afronte el coste de grandes proyectos, por los que (a día de hoy) ninguna empresa privada apostaría, pero desde SODEMEL se entiende que la supervivencia de la ciudad a largo plazo pasa por el aumento de la productividad y la rentabilidad de nuestro sistema económico, y dicha rentabilidad viene dada por un aumento del peso del sector privado y un aligeramiento de la función pública. La sobredimensión de lo público en nuestra ciudad alcanza cotas que en el resto de España son difícilmente imaginables, basta recordar que contamos con el único puerto deportivo público de España -que ya se encuentra en la lenta y tediosa vía de privatización-, o que un tercio de la ciudad pertenece al ejército, aunque la mayoría de los espacios se encuentran abandonados.
Melilla no puede ni debe limitarse a esperar qué presupuesto le es asignado desde el Gobierno Central, sino que tiene la responsabilidad de esforzarse en ser más productiva, como parte útil de España, y para ello precisamente debe aprovechar la red de seguridad que ofrecen unos presupuestos garantizados.
Melilla podría, con sus ventajas fiscales, atraer a multitud de empresas que están ansiosas por desembarcar en Marruecos: Sanidad privada (clínicas, hospitales, laboratorios, etc), turismo, ocio y restauración, asesorías, compañías mercantiles, empresas del sector educativo, etc. La seguridad jurídica y las ventajas fiscales de Melilla son el terreno perfecto para que germinen empresas que ofrezcan servicios a la emergente clase media marroquí, que se encuentra ávida de desarrollo e inversión; existen empresas que actualmente se cuestionan su proyección internacional precisamente por la inseguridad jurídica y fiscal que inspira el reino alauí.
Melilla debe enfocarse a Marruecos, no sólo como proveedor de mercancías, sino como proveedor de servicios.

El plan estratégico de la ciudad

Renunciando al mérito de atribuirse el titular como una idea original, SODEMEL recuerda que precisamente esta conversión de Melilla en un centro de provisión de servicios orientado a Marruecos era una de las ideas comentadas en el plan estratégico de Melilla, elaborado en 2006 por el mismo Gobierno que nos dirige hoy. Pasados 11 años, lo único que se ha conseguido es aumentar el desembolso público, sin que se aprecie un retorno real de las inversiones; esta falta de retorno, esta ausencia de rentabilidad es considerada desde SODEMEL como un mal endémico de la administración pública.

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Fernando Lamas Moreno

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