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El Candil

El Club De Los Octogenarios

Yo pensaba que esto no llegaría nunca, pero lenta e inexorablemente y dando gracias a Dios, llega. Otra cosa es que, estés hecho unos zorros, con lo cual el estar o llegar se hace más complicado; pero hay que tener en cuenta que el cuerpo es receptor de tu propio trato, siendo el más perjudicial aquel que sale de la creatividad intelectual del individuo si éste no guarda una norma natural y sana. Difícil pero no imposible o por lo menos casi posible si eres capaz de auto mentalizarte a rechazar aquello que te puede ser perjudicial. Para unos será, aquello o esto, pero siempre el efecto del tabaco y del alcohol será nefasto. No digamos nada de la droga, la que por cierto yo jamás he sido capaz de comprender. Está claro que la falta de educación desde la escuela (en su momento) y con tiento a una edad prudencial, puede colaborar deportivamente contra toda aquella manifestación de rechazo por ajeno a la salud, demostrando con muestras los efectos que hacen en los pulmones, en la sangre y en el cerebro, por muy duras que sea las exposiciones.

Desde mis recuerdos de infante camino de juvenil (9), intenté por aquello de saber que era el fumar, junto a mi amigo Luis Medina Vargas el fumarnos un cigarrillo de "mata la uva" en grano (vulgarmente anises), dimos nuestra primera chupada y tal fue el ahogo, tos y asfixia, que en mí vida volví a tragar humo de nada. Posteriormente ya adulto joven, quise saber cuál era el sabor del alquitrán y la cantidad que se acumulaba en un filtro por aspiración de una boquilla, el resultado, y créanme que es cierto, fue de una burbuja sólida de de unos 2 milímetros que, al probarla, dio un sabor repugnante y encima eso es lo que se pega a los pulmones. Otra vez y debido a la fiesta de fin de año, a lo tonto, pues no me di cuenta hasta que llegué a casa, en cuanto me eché empezó el techo a girar a tal velocidad que llegue a trancas y barrancas al servicio, allí me miré en el espejo y "me vi con tal cara de gilitonto"(por no decir otra cosa) que después rehusé ya de volver "a pasarme de copas" y si era posible "ni olerlo", y así llevo otros cincuenta y dos años de abstenciones; y créanme, comodísimo. Diferente es que el colesterol este si ha hecho mella, pero bueno, pasado el susto ¡a cuidarse! Que me estoy volviendo vegetariano y animalista doméstico. Toma nota y apúntate al club. Un abrazo.

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