Melilla si yo fuera ave
Dejaría el nido para verte
Y como una gaviota
Surcaría tus mares.
Quisiera ser estatua
Y de pie estaría contemplándote
Y ser suspendida en el aire
Y en tus calles para abrazarte.
Ser de Estopiñán su nave
Y quedarme eternamente en el oasis de sus mares
Escuchando el oleaje
Ver estrellas y luceros en ellos bañarse.
Tener una cita con la luna
Caminar despacio por tus piedras
Alimentando mi mente
Con tus historias y personajes.
Después llegar lejos …
Pero cerca del cielo
Sobre la ciudadela
Depositar besos y versos.
Empapar mis ojos y mi cuerpo
Del aroma de tus vientos
Y de ese Sol
Tu eterno prisionero.
Quiero en el último cerro
Tener mi retiro mi morada
El día en que mis ojos no se abran
Que me acompañen los cantos de sirena.
Las que habitan entre las rocas
Sobre las montañas de tus olas blancas
Mar de Melilla quiero sentir
Que eternamente me abrazas.
No dejar nunca de tenerte
Ahora y luego y mientras viva
Es tanto lo que por ti siento
Melilla trozo de mi España.
En mi alma de deseos tienes un monumento
Quiero que los pintores perpetúen tus colores
El de tu mar verde de esperanza
El gris de las nostalgias, los blancos de las ilusiones.
De tu cielo el azul violeta
El esmeralda de tus valles
Que los poetas convoquen a las musas
Para que te dediquen prosas y sonetos.
Que las rosas en tus calles
Deshojen pétalos y aromas
Las mariposas detengan su vuelo
Para escuchar el agua hablando con el viento.
¿Dónde has ido? ¿De dónde llegas?
Vienes jadeante. Por poco no llegas para la fiesta
¿Sabes que cumplimos años? ¡Qué desatino!
Todo es fiesta y algarabía.
Mira qué guapa te han puesto
Mucho más todavía
Sé que don Pedro
Como tú sobre tu pecho te estrecha.
Veo lágrimas en tus ojos, musita
¡Qué feliz me hizo tu conquista!
Tengo esa dicha
De tenerte tan cerca.
Mi alma es un soplo de viento
Y allí en lo más alto
En el último cerro de tu pueblo
Te contemplo día a día.
Amada mía, Melilla
Cuanto, cuanto todos te queremos.
